En esta ocasión quiero contarles la historia de Shirulo, un guerrero incansable que nos demostró que con cariño, cuidados y dedicación los milagros son posibles.
Shirulo era un perro que vivía en las calles del sur de Bogotá, donde abundan los perros callejeros y la intolerancia hacia estos compañeros de vida. Cuando Shirulo tenía unos 4 años aproximadamente presentó un tumor en su cara, justo en la mitad de sus ojos y que abarcaba hasta su paladar, era impresionante verle su carita y la tristeza en sus ojos.
Por su apariencia era despreciado por las personas del barrio y varias querían hacerle daño, hasta que un ser muy especial se compadeció de él y decidió acogerlo en su casa mientras buscaba apoyo para sacar adelante a Shirulo. Por cosas del destino, llegó a nosotros y pudo ser llevado a una gran clínica veterinaria de la ciudad donde se le realizaron todos los exámenes correspondientes y se encontró que Shirulo tenía un carcinoma grado 4, un tumor supremamente agresivo que no le daba ninguna esperanza de vida.
Después de mucho pensar sobre qué decisión debíamos tomar con él, decidimos darle una oportunidad así fuera para darle 3 meses más de vida como era el pronóstico de los médicos. Shirulo salió muy bien de su cirugía y sus quimioterapias, y se convirtió en uno de los seres más cuidados, agradecidos y consentidos de la fundación, en pocas palabras, se robó nuestro corazón.
El tiempo pasaba, los meses y los años y Shirulo estaba lleno de alegría y ganas de vivir. Sus ojos irradiaban mucho, muuucho bienestar, los médicos solo pudieron explicar su recuperación debido a un milagro.
Shirulo nos acompañó por varios años más, 5 para ser exactos, 5 años años llenos de alegría, cuidados y cariño que le devolvieron la vida a sus ojos.
Esta historia quería compartirla porque así como Shirulo hay millones de animales abandonados necesitando una segunda oportunidad, no solamente porque puedan tener alguna condición médica, sencillamente porque los animales necesitan sentir amor, cuidados, cariño y ser respetados como seres que sienten, como seres que comparten este planeta con nosotros los humanos y que tienen el mismo derecho que tenemos todos.
Así que los quiero invitar a abrir su corazón y ojalá su hogar, para darle la bienvenida a alguno de estos adorados seres que seguramente los recompensarán llenando sus hogares se agradecimiento, fidelidad y demasiada alegría, tanta o más que la que nos dio nuestro Shirulo.
El amor hace milagros
Vie, 16/11/2018 - 04:37
En esta ocasión quiero contarles la historia de Shirulo, un guerrero incansable que nos demostró que con cariño, cuidados y dedicación los milagros son posibles.
Shirulo era un perro que vivía
Shirulo era un perro que vivía