¿Es usted un buen colombiano?

Sáb, 28/09/2013 - 03:16
Si enfundado en la camiseta de la selección Colombia ha gritado, con pecho henchido, cada gol de Falcao en esta eliminatoria como si hubiera sido usted mismo el que lo marcó, y una vez acabado el ju
Si enfundado en la camiseta de la selección Colombia ha gritado, con pecho henchido, cada gol de Falcao en esta eliminatoria como si hubiera sido usted mismo el que lo marcó, y una vez acabado el juego ha salido a la calle a enmaicenar al prójimo como muestra de cariño y felicidad; si además estuvo al borde de las lágrimas hace unos meses cuando Nairo volaba en los Alpes franceses, y si también siente orgullo por que las de Sofía sean las curvas más deseadas de Hollywood, y cree que este orgullo, esas lágrimas y aquellos gritos lo hacen un buen colombiano, lo invito a que reflexione si en realidad este asunto es una cuestión de sentir antes que de actuar y elegir. ¿Es usted de los que se queja de todos los políticos electos, pero cuando llega la hora de votar se abstiene, y permite así que sean los mismos clientelistas con las mismas clientelas, los que se perpetúen en el poder? ¿Y de verdad no se siente responsable, pero sí un buen colombiano? Recuerde lo patético que resultan las posesiones de esos presidentes, y esos alcaldes y gobernadores, y esos senadores y congresistas, y esos diputados y concejales, que tristemente elegimos todos, cuando entonan el himno con la mano en el pecho y ojos llorosos, pero lo primero que hacen, el día siguiente, sin remordimiento alguno, es empezar a abusar de la confianza de sus electores y de la chequera pública, poniendo su interés por delante del de esa patria por la que lloraron horas atrás. ¿Es usted también de esos que siente mucho la patria y hace poco por ella?, ¿Es usted de esos que no pierde ¨papaya¨? Si la respuesta es sí a alguna de estas preguntas, ¿De verdad se siente un buen Colombiano? Yo entiendo que usted y yo no tenemos ni el poder de los políticos, ni la chequera gruesa de esos magnánimos colombianos que buscan eludir el pago de impuestos de sus negocios de miles de millones de dólares. ¿Pero con que derecho nos quejamos de ellos, si igual vamos a San Andresito a comprar contrabando para evadir impuestos cuando tenemos la oportunidad?, ¿O bajamos el valor de nuestras propiedades para cuadrar el predial, pero aumentamos el precio cuando queremos vender? ¿Que viveza no? ¡Que buenos colombianos!. Hace un par semanas tuve la oportunidad de viajar desde Valledupar hasta Barranquilla por tierra, justo en los días en que Colombia enfrentaba a Ecuador y Uruguay en la última fecha de la eliminatoria. El fervor patrio se sentía en todo la región: las camisetas, vuvuzelas, banderas y demás parafernalia adornaban pueblos, carreteras y ciudades. Se sentía, pues, como los colombianos queríamos nuestra Colombia. Los paisajes inigualables del Rio Guatapurí y el Rio Badillo con sus aguas frías y su entorno verde, vistos a ritmo de vallenato los hacían lucir majestuosos. La imponencia de la Sierra Nevada de Santa Marta y las aguas del Caribe en las playas de Palomino, lucían inigualables. Lamentablemente, para la desazón del grupo de 22 científicos que aprendíamos acerca de la geología del área, la mitad de ellos extranjeros, el paisaje lo arruinaba las bolsas plásticas con basuras que encontramos en todos los lugares que visitamos. Seguramente fueron dejadas allí por lo los mismo hinchas que con orgullo lucían la camiseta nacional aquellos días. Cómo alguien que dice querer a Colombia y lo expresa de tal modo en un partido de fútbol, puede arrojar sin consideración alguna basuras a las riveras de los ríos en tan bellos parajes? Podemos echarle la culpa de esto al gobierno o a los políticos? Igualmente, a lo largo de todo la avenida circunvalar de Barranquilla resulta doloroso encontrarse con miles de bolsas plásticas azules afeando el paisaje de tan bonita obra. No entiendo cómo los barranquilleros acompañan nuestra selección nacional con tal pasión, pero parece no importarles el basurero en que se esta convirtiendo esta avenida. En un famoso discurso, John F. Kennedy les propuso a sus compatriotas que no se preguntaran que ha hecho el país por ellos, sino que han hecho ellos por su país. ¿No seria magnífico que nosotros nos preguntáramos lo mismo? Y hacer algo por nuestro país, no necesariamente tiene que ser del tamaño de una revolución, pues bien conocemos nosotros a esos canallas que asesinan al pueblo en nombre del pueblo, o minan los campos, donde solo viven campesinos, y aún con orgullo gritan patria o muerte. No. Se trata de cosas simples: portarse bien, obedecer la ley, tratar con respeto y dignidad al prójimo. Yo si preferiría dejar ese patrioterismo tropical, barato y dicharachero que nos inyectan nuestros comentaristas deportivos tipo César Augusto o William Vinasco, a un lado, y que todo ese ¨amor patrio¨ se manifestara mas bien en acciones diarias , tal vez sutiles, pero constantes. Si quiere ser un buen colombiano, por ejemplo, pague sus impuestos, respete la ley, acepte sus culpas, no trate de sobornar policías, respete la fila, respete el espacio público y el de los otros, y deje de pensar que tenemos que vivir con esa ley de la selva colombiana de ¨no dar papaya y no perder papaya ¨. También acuérdese que la patria no es la selección, ni Nairo, ni Falcao, ni Sofía; somos todos. Y que cada vez que celebre un triunfo deportivo de algún paisano, o sienta orgullo por lo bonito de nuestras mujeres, no se está convirtiendo en mejor colombiano, ni tampoco en peor por supuesto. Simplemente es un sentimiento inocuo y personal que ni quita ni pone mucho a la sociedad. Mas bien pregúntese, en serio, que cree que es ser un buen colombiano, y vaya y actúe en consecuencia.
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