Dentro de la sociedad el tener un amigo homosexual es muy común pero no todos tienen aceptación o apatía, existe una homofobia selectiva.
Somos selectivos ante las prendas de vestir, los sentimientos y porque no ante las personas. El color de piel, su condición étnica y obviamente sus gustos sexuales son un objeto de selección o exclusión. Una exclusión interesante es ante el lesbianismo. Desde mi bagaje cultural observo como increíblemente el hombre heterosexual es mucho más laxo ante el lesbianismo. Me atrevo a decir que los hombres aceptan con gran facilidad hasta disfrutan cuando hablan de relaciones lésbicas, es un juego divertido que muchos quieren experimentar con sus propios ojos y en su cama. Uno de nuestros honorables senadores de la república, el señor Roberto Gerlein, destaca en medio del debate del matrimonio homosexual en nuestro uno de esos imaginarios sobre lesbianismo, firmó “a mí nunca me ha preocupado mucho el catre compartido entre mujeres, porque ese homosexualismo no es nada y sin trascendencia pero compartido por dos varones es un sexo sucio”. Lastimosamente en Colombia es más aceptada la guerra, el maltrato y la delincuencia que la homosexualidad que es una fuente de unión, afecto, cariño y comprensión. Otro asunto importante hoy para el heterosexual es la duda, el termino heterocurioso es un contenido ya medianamente común en las tertulias. Hablar de experimentar con el mimo sexo pero no abandonar los gustos sexuales ya establecidos llama la atención y ha ganado algunos adeptos. Asimilar la sexualidad como un asunto de diversión, hacer del juego de cuerpos algo tan común, eliminar el pudor y pensar que solo es la prueba, son las razones desde mi percepción por las cuales la gente ha eliminado imaginarios colectivos y ha pensando en una relación sexual homosexual como “factible”. Algo gracioso es la forma como los mismos homosexuales posen homofobia. Es algo descarado si lo observamos desde el echo que buscamos un espacio donde la discriminación no sea un factor común, donde tratamos de derribar esas concepciones que han sido infundadas desde la infancia para tratar de ser, para incrustarnos en la sociedad y suena extraño que entre nosotros mismos somos homofóbicos. Increíblemente también sufro de homofobia selectiva, le tengo cierto miedo, algo de pudor mezclado con respeto a los travestis. No tengo historias detrás más que alguna que otra de agarradas a golpes o una echada de perros un poco pasada que le han sucedido a algún conocido. El día en que me presenten uno estoy seguro derribare mis conjeturas o confirmaré mi desconfianza. Crear mi propia terminología para los asuntos comunes es algo que no es nuevo en mi forma de escribir. Hablar de homofobia selectiva es algo ya espontáneo e innato determinando con mis propias palabras y a raíz de juegos de exquisitas combinaciones definir lo que pocos se atreven a definir por tratarse del mundo de las pasiones. No se ustedes que piensen de mi homofobia selectiva, ¿será que soy el único o a alguien más también le pasa?
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