Israelíes de bacanal en Colombia

Dom, 03/12/2017 - 05:48
La detención hace unos días de Assi Moosh en Santa Marta no es la de un caso aislado. Es la punta de un iceberg que tendría que preocupar a las autoridades como parte de un fenómeno cada vez más
La detención hace unos días de Assi Moosh en Santa Marta no es la de un caso aislado. Es la punta de un iceberg que tendría que preocupar a las autoridades como parte de un fenómeno cada vez más extendido en varios lugares de Colombia. Assi Moosh, un ciudadano israelí de 44 años capturado cuando gestionaba la nacionalidad colombiana, llevaba delinquiendo aquí con total impunidad hace ya una decena de años, dedicado al narcoturismo y la prostitución. Incluida presuntamente la prostitución infantil. Hace unos años, llegó a Taganga, un corregimiento de Santa Marta a unos diez minutos de la capital samaria, un grupo de ex militares israelíes que fueron como turistas a uno de los “rumbeaderos” clásicos de la costa norte colombiana. El lugar les gustó y volvieron a Colombia y plan de negocio. No solo en Magdalena. También decidieron establecerse en Bogotá y Medellín. En la capital del país se les puede ver por los alrededores del barrio La Candelaria y en Antioquia han tomado el valle de Aburrá como centro de sus fechorías. Ya son conocidos en algunos municipios del norte de ese valle y hay taxistas que se niegan a prestarles el servicio de transporte por la actitud prepotente y por los escándalos que protagonizan, escándalos en los que a veces se ven implicadas niñas menores de edad, según el testimonio de algunos de estos conductores. En junio del año pasado, fue asesinado en el barrio Las Acacias de Medellín Shay Azran, un israelí de 37 años, con vínculos de narcotráfico y turismo sexual. Azran presumiblemente pertenecía a este grupo. Pero el caso de Taganga es el más evidente y escandaloso. El periódico El Tiempo publicó hace unos cinco años, un extenso reportaje que daba cuenta de la actividad de los israelíes y llamaba la atención por la pasividad de las autoridades, incluso por lo que parecía complacencia y encumbrimiento. De otra forma no se entiende cómo ha logrado establecerse esta gente en una especie de fortaleza en Taganga rodeada de medidas de seguridad, y hacerse con la propiedad de varios locales reservados casi exclusivamente para extranjeros e ir armados y con guardaespaldas tan tranquilamente. Los pobladores del lugar y algunas autoridades aseguran que los israelíes se saltan a su gusto las normas en materia de pago de impuestos y que “estarían permitiendo la venta de droga y de explotación sexual infantil”, según el reportaje de El Tiempo. El negocio de Assi Moosh -que según la prensa local, se extendía a otros países de la región como Panamá, Ecuador y Costa Rica-, consistía en ofrecer sugestivos planes que incluían turismo sexual y fiestas babilónicas varias veces denunciadadas por la población taganguera, sin ningún tipo de control porque la policía no podía ingresar al lugar. Esto en una localidad ya de por sí convulsionada que suele ser dormitorio de líderes de bandas criminales. La policía tiene evidencia de que líderes del Clan del Golfo como alias Belisario o alias Giovanni (que fue muerto por la policía) se han escondido en Taganga. Assi Moosh fue deportado a Israel. Salió en un vuelo para Tel Aviv vía Madrid y, según declaraciones de un portavoz de Migración Colombia, “no podría ingresar al territorio colombiano por un periodo de diez años a partir de la fecha y después de la terminación de la misma, requerirá una visa para su ingreso”. Los pescadores de la comarca dicen que “La expulsión del ciudadano israelí es un nuevo comienzo de Taganga”. Son unas declaraciones extrañas e ingenuas. Ingenuas las de los habitantes que piensan que con la expulsión de Moosh se acaba el problema. Y extraño el comunicado de Migración Colombia. ¿Qué explicación tiene que una persona que ha estado delinquiendo a todas luces en Colombia sea expulsada sin pagar aquí por su delito? A las autoridades israelíes les debe importar muy poco lo que estos buenos muchachos hagan fuera de los límites del territorio de Israel cuando salen a “relajarse y descansar después de los duros años de servicio militar”. De modo que muchos compañeros de bacanal de Assi Moosh no solo siguen por aquí, sino que al personaje es fácil que en poco tiempo se le vuelva a ver por Taganga repitiendo atropellos y delitos.
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