La novena película de Quentin Tarantino: Una reseña.

Mié, 21/08/2019 - 12:05
En “Once Upon a Time... in Hollywood”, Quentin Tarantino realiza una historia que traslada su crisis personal como cineasta a 1969. Aquí, en el final de la era dorada de Hollywood, los cambios cu
En “Once Upon a Time... in Hollywood”, Quentin Tarantino realiza una historia que traslada su crisis personal como cineasta a 1969. Aquí, en el final de la era dorada de Hollywood, los cambios culturales y políticos colocan a las estrellas de la gran pantalla en riesgo cuando su relevancia se ve cuestionada por el éxito de la televisión y el impacto de la contracultura. Leonardo DiCaprio interpreta a Rick Dalton, una estrella en decadencia, quien sufre por su maladaptación a las exigencias culturas de la década en la que vive. Dalton es consciente de sus capacidades, pero su ansiedad por una carrera caracterizada por triunfos y una necesidad de mantenerse relevante evitan que encuentre consuelo en el prospecto de trabajos más modestos. El actor se apropia con maestría del dinámico diálogo de Tarantino, evidenciando la complejidad emocional de su personaje. Es su momento más memorable, DiCaprio brilla cuando Dalton, deseando sorprender a una pequeña colega, comprende que su afán por satisfacer al mercado es insignificante comparado con el poder que emana cuando se dedica de lleno a su arte, incluso si este es ridículo. Brad Pitt interpreta a Cliff Booth, un técnico detrás de la ilusión de las películas, quien es el doble y el mejor amigo de Rick Dalton. Pitt es merecedor a una nominación al Óscar por su interpretación pues refleja la amabilidad de un buen amigo y la nostalgia de un hombre cuya carrera ha sido detenida por la sombra de su reputación. Booth, continuamente señalado por los fantasmas de su pasado, inspira simpatía pese la ambigüedad que genera su presencia. Por ejemplo, cuando una bellísima menor de edad se pone ante su mirada, no sabemos a ciencia si las intenciones de Booth hacia ella son altruistas o desesperadas. Al acercarla a su residencia, la parte de Booth que es ingenua y desinteresada da pie a una secuencia tensa e inteligente, cuando su fachada de hombre tranquilo entra en crisis con los valores de una secta muy popular. Margot Robbie interpreta a Sharon Tate, una carismática actriz dándose a conocer en Hollywood. Si bien Tarantino pudo haber explotado la tragedia del único personaje basado en una persona real en la película, la breve aparición de Margot Robbie configura al personaje más inocente de toda la filmografía de Tarantino. Mientras Dalton y Booth batallan contra ellos mismos, Sharon, ajena al desarrollo de la trama, disfruta de la reacción de la audiencia de un cine que está proyectando una película con ella. Esta escena es encantadora pues los ojos de Robbie manifiestan la felicidad de una realizadora intrigada por las emociones que puede provocar en su público. Posteriormente, durante el tercer acto de la cinta, Tarantino nos traslada a su versión del 8 de agosto de 1969, el día en que la embarazada Sharon Tate de la vida real fue masacrada en su hogar por miembros de la Familia Manson. QT establece la casa de Rick Dalton junto a la residencia de Tate, colocando a Dalton, un hombre que detesta la contracultura por fragmentar su identidad, y a Booth, un hombre intentando encontrar tranquilidad, como la primera línea de defensa del barrio ante la más infame carga de la familia Manson. El resultado no solo termina siendo uno de los clímax más memorables de la trayectoria de Tarantino, sino también una secuencia multidimensional cuyo impacto va más allá de la asombrosa violencia física expresada en esos minutos. “Once Upon a Time... in Hollywood”, más que un sentido viaje junto a dos nostálgicos profesionales que se enfrentan a una industria que ya no comprenden, parece más un trabajo realizado por un autor para sí mismo. Aunque “Once...” cede ante los excesos de su director retando nuestra paciencia con un lento ritmo, el trabajo invertido es admirable: el diseño de producción sesentero es ambicioso y preciso, y un reparto excepcional logra argumentar la íntima ambición del realizador. Carlos J. Yaya Twitter: @CJ_Yaya Facebook: https://www.facebook.com/ElCinematografo2016/ 
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