Dedicado a V. B.
Hubo una época en Colombia en la que abundaron los cómics. Fueron mis primeras lecturas. Luego, por su escasez, se convirtieron en artículos de lujo, de consumo exclusivo para unos privilegiados. Lo cierto es que estaban excluidos inconstitucionalmente de nuestra vida libresca. Sé que es trágico para la educación y la cultura de este país que se lea poco y mal. No se leen novelas, por ejemplo. Pero también es aburrido que no se lean cómics. Tendríamos más lectores felices y menos niños apáticos. The Walking Dead, la novela gráfica, creada por el guionista Robert Kirkman y el dibujante Tony Moore, pronto cumplirá diez años. Narra la historia de un grupo de sobrevivientes en busca de un refugio, en un mundo invadido por zombis. Su líder es un ex policía llamado Rick Grimes, un “tipo duro” que no teme untarse con carne de zombi para camuflarse entre ellos ni aniquilar sin compasión a sus enemigos. Un guía que llena de valor a sus compañeros. Sin embargo, a lo largo de su camino de terror, todos ellos aprenderán “las más duras lecciones de la vida”. En el volumen #1, publicado en octubre de 2003, Rick y su compañero Shane enfrentan a un delincuente que escapó de la cárcel. Rick es herido de bala y queda en estado de coma. Cuando despierta, se da cuenta de que el mundo ha cambiado. Monta en bicicleta hasta su casa y no encuentra a su esposa ni a su hijo. Recorre el vecindario buscando que alguien le dé razón de lo ocurrido, hasta que el pequeño Duane Jones lo golpea con una pala en la cabeza. Cuando despierta, Morgan Jones, padre de Duane, intenta explicarle la situación: “Esas cosas están por todos lados”. Obligados a elegir entre la cautela y la brutalidad, los personajes de The Walking Dead vivirán conflictos y emociones, constantemente sumergidos en la tensión generada por la violencia, en medio del apocalipsis. En un enfrentamiento con Rick, por ejemplo, Shane no dudará en matar a su amigo. El desenlace de la escena, sin embargo, será aún más impactante. En 24 páginas, con portada a color y diseño interior en blanco y negro, Robert Kirkman y Tony Moore crean una historia fresca de terror urbano. El guión es ágil y atractivo. Los dibujos están llenos de detalles expresionistas. Los personajes están bien caracterizados y los planos de las viñetas son cinematográficos. Moore trabajó en la historieta hasta la entrega #6 y en las portadas hasta la #24. Luego fue reemplazado por Charlie Adlard. El volumen #1 se lanzó en los Estados Unidos en 2003 con un tiraje de 7300 copias (hace poco, un coleccionista pagó en una subasta por eBay US$ 10.100 por uno de estos ejemplares). El cómic apareció en España, en 2005; en Argentina, en 2010; y en Chile, México y Perú, en 2012. Más que una entretenida historieta de terror para frikis o geek, The Walking Dead es una tentadora novela gráfica que sigue atrayendo a lectores en busca de diversiones insólitas como las que proporcionan los muertos vivientes. Uno de sus logros narrativos es haber reinventado las historias de vaqueros y zombis. Desde que George Romero creara el ícono del terror contemporáneo, en 1968, y Michael Jackson lo popularizara en la emisión del video Thriller en MTV, en 1983, los cómics de zombis, y otras entretenidas novelas gráficas, invadieron el mundo, menos a Colombia, por razones del IVA. Hoy ya pueden hacerlo, porque, en 2012, la Corte Constitucional declaró inexequibles las expresiones “tiras cómicas o historietas gráficas”, contenidas en el inciso segundo del artículo 2° de la Ley 98 de 1993. Por eso es extraño para los consumidores de cómics en Colombia, que aquí todavía no se haya publicado The Walking Dead. Como muchos de mis contemporáneos, gente de barrio, me formé como lector con los cómics, antes de que esta expresión fuera inconstitucional. Recuerdo que en una tienda los colgaban de un cordel y los alquilaban por cinco centavos. Me gustan y los sigo leyendo porque, quizá, aparte de que me divierten, contribuyen a exorcizar mis miedos y angustias cotidianas.Los diez años del cómic 'The Walking Dead'
Jue, 11/07/2013 - 01:06
Dedicado a V. B.
Hubo una época en Colombia en la que abundaron los cómics. Fueron mis primeras lecturas. Luego, por su escasez, se convirtieron en artículos de lu
Hubo una época en Colombia en la que abundaron los cómics. Fueron mis primeras lecturas. Luego, por su escasez, se convirtieron en artículos de lu