La más reciente revelación del fiscal con respecto a los sobornos de Odebrecht no me sorprende. Que el dinero sea cuatro veces el calculado inicialmente no debe asombrar a nadie.
Estamos jodidos, llevados de la corrupción y con un mundo de ladrones posando de honestos y hablando con la cara en alto, mientras bajo la mesa mueven todo tipo de triquiñuelas para adueñarse de los dineros públicos, privados y en general todo lo que puedan acumular.
Desde cuando el gobierno de Santos empezó a negociar con las Farc, sostuve que la guerrilla no era el principal problema de este pueblo. Las Farc eran uno de los males de este país, junto a los paramilitares, las bandas criminales, el narcotráfico, los carruseles, las springuer, los Montealegres, los ñoños, los kikos, etc.
Sin embargo, desde el primer momento sostuve que el principal problema de esta tierra era la corrupción. La rampante, descarada, criminal, cochina y enquistada corrupción que está presente en la mayoría de las instancias de nuestro país.
Una de las cosas que más celebro de la mal llamada “paz” que vendió Santos, pero que en el papel fue el fin del conflicto con las Farc, es que ahora si todo el país puede mirar la podredumbre que siempre ha estado en muchos aspectos de la realidad nacional y que ha permeado cargos, personas, instituciones e instancias que se pensaría eran limpias.
Cada semana, los medios dedican sus titulares a un nuevo caso de corrupción, el cartel de la hemofilia, las cirugías plásticas del contralor y sus familiares, la relación el secretario de seguridad de Medellín con las bandas criminales que debía combatir.
Alcaldes y gobernadores presos, funcionarios que adjudicaron ilegalmente predios, exsecretarias de planeación y supervisor de contratos detenidos, representantes de asociaciones indígenas que robaron la plata de la comida de los niños en Amazonas, prófugos buscados por la Interpol y la cereza del pastel, el fiscal anti corrupción capturado por corrupto.
¿Pero que podemos esperar de un país en donde la firma brasileña responsable de corromper funcionarios en 12 países, a punta de millones de dólares, apoyó las dos campañas presidenciales más grandes de 2014? Pues podemos esperar que el Consejo Nacional Electoral, un órgano gobiernista, en el bolsillo del presidente, como muchos otros, investigue solo a la campaña del opositor del primer mandatario.
Mientras tanto, Santos, en otra de sus acostumbradas jugadas y viéndonos una vez más la cara de estúpidos, se lava las manos con un simple “me acabo de enterar” y ya, listo, limpio, puro, sin responsabilidad.
Como dirían en el programa de televisión La Tele Letal "buenas noches país de corruptos" en donde perdemos la capacidad de asombro y en cambio cada día, los corruptos ganan en la sevicia para robarnos.