Si usted acaba de ingresar a esta columna, lo invito a dos cosas. 1: que haga un arduo examen de auto reflexión acerca de por qué le importa tanto la intimidad de los demás, y 2: quédese a leerla.
Dicen que la primera vez es dolorosa, que si uno no se prepara puede terminar en una catástrofe, que hay que hacer algunos ejercicios previos y en realidad hay una cantidad bárbara de mitos sobre este acto de entrega.
Mi primera vez, no fue para nada diferente. Me dijeron muchas veces que debía prepararme, que lo que iba a presenciar era único, que toda mi vida se partiría en dos, y así fue.
Lo primero que me encontré fue un edificio traído de la Grecia antigua, rodeado de estatuas y símbolos de la independencia por doquier. Al final del primer pasillo, un ascensor macabro que se abre y cierra con una orquesta de chillidos espeluznantes. Tranquilo lector, bajemos el tono. Se trata de mi primera vez en el Congreso de la República.
Luego subí las escaleras y penetré la casa de las leyes. Casi un centenar de escoltas aburridos hasta la muerte y sentados en una escalera doble con alfombra roja.
Subí a las gradas de prensa, y llegué por fin a mi destino; el Parlamento colombiano. Frente a mí, la supuesta plenaria del Senado con la pobre asistencia de 52 legisladores de 102. El canal del Congreso grabando el ritual como acostumbra a hacerlo, y algunos otros colegas que parecían no indignarse como yo, ante semejante cinismo.
Actualmente, alrededor de 24 millones de pesos, es la cifra del salario mensual de un senador en Colombia. Para el 2012, la remuneración era de 39 veces el salario mínimo mientras que en Argentina, de tan solo 9 según la Urna Virtual del Gobierno. Esto quiere decir que en Colombia serían pagos 39 trabajadores con un salario mínimo mensual, con el sueldo de un senador. Pero en realidad, según la misma página web: http://www.urnadecristal.gov.co/propuesta/reduccion-en-salario-establecido-congresistas-senadores-y-representantes el costo ascendía en ese entonces a los $83.000.000 de pesos mensuales de un solo honorable congresista, si se le suman los gastos de escoltas, conductores, telefonía, y blindaje en los vehículos, entre otros. Los valores se mantienen a hoy.
Bien decía Jaime Garzón, que un funcionario público, funciona para el público, pero aquí como la indignación es completamente invisible, y nadie tiene la valentía de pararse y frenar el circo, entonces ustedes hacen literalmente lo que se les da la gana. No, circo no. Los animales son más serios que ustedes.
Es allí donde se discute el día a día de este país. Es allí donde se aceptan los presupuestos, en donde se legaliza o se rechaza, en donde se le da vía libre a las políticas emergidas por el Gobierno. Pero si ni siquiera escucharon a Alejandra Borrero en el día de la mujer, y se atrevieron a parar a Mancuso en el atril principal durante el periodo Uribe siendo aplaudido hasta el cansancio por la mayoría de ustedes, ¿Qué podemos esperar?. Al final, este país está sumergido en el lodo de la ignorancia y de la pobreza, y en gran parte son ustedes los responsables de esta desgracia. Mi primera vez, me dejó sin ganas de seguir probando.
CODA:
La justicia empieza a reclamarle al senador Uribe por todo el despliegue ilegal de inteligencia a periodistas y magistrados, durante su Gobierno. Pero, al final todo será resuelto con la excusa de la seguridad nacional. El poder es impenetrable e irrefutable en este país.
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@Santiagoangel66
Mi primera vez
Lun, 11/05/2015 - 11:59
Si usted acaba de ingresar a esta columna, lo invito a dos cosas. 1: que haga un arduo examen de auto reflexión acerca de por qué le importa tanto la intimidad de los demás, y 2: quédese a leerla.