Continuando con cuán familiares son los pecados capitales, quisiera referirme a Tony Robbins, quien dice que frecuentemente la gente le pregunta “de dónde sacas tu energía? Con toda esa intensidad, no es nada extraño que hayas alcanzado tanto éxito. Yo no tengo tu impulso, supongo que no me siento motivado, que soy perezoso.” y Tony responde: “No eres perezoso! Sólo tienes objetivos impotentes!”.
Por mucho tiempo dije entre chiste y chanza (en el fondo sentía un poco de vergüenza de reconocerlo), que no me gustaba trabajar, y reconozco que la principal razón por la cual elegí adelantar el negocio que por años desarrollé, era la idea de hacerme financieramente libre, para un día no tener que trabajar nunca más y entonces ahí sí dedicarme a hacer lo que de verdad quería hacer. Y valga la pena decir que recientemente he desmontado la creencia de que esa libertad está asociada a ganar cientos de miles de dólares al año.
Creo que la mayoría de nosotros podría decir que maneja una sensata ética del trabajo en las actividades que hemos desarrollado: Sentir orgullo por nuestro trabajo y empresa, dar lo mejor de nosotros, ser cumplidos y responsables. Sin embargo una incólume ética debería ofrecer una respuesta afirmativa a: ¿usted se levanta por la mañana entusiasta y deseoso de ir a su trabajo? Muchos no hemos sentido ese ardor. Hemos intercambiado –con sensata ética- tiempo por dinero, para con éste un día vivir nuestra pasión. Ese interesado intercambio, eso es trabajo.
En un post de Darren Hardy titulado Wow Work Ethic, habla sobre un muchacho de 27 años cofundador de su empresa, que trabaja de 11 am a 2 am del siguiente día y que en 7 años no ha tomado vacaciones porque cree que no puede haber algo más emocionante y divertido que su trabajo y continuar construyendo su negocio cuyo valor asciende a USD1.2 billones. El trabajo es su juego.
Regresamos así a ese repetido –pero irrefutable- concepto de la gente más exitosa (integralmente) que invita a amar lo que hacemos y hacer lo que amamos. Cuando el hacer es desde ahí, nunca seremos perezosos, y amaremos trabajar porque se funde con la vida misma. No hay dualidad en ella, no es de lunes a viernes esto y el fin de semana aquello.
Así, sí, a mí nunca me ha gustado trabajar… Hoy, por cuenta de un llamado a redescubrirme, muy activamente he hecho voluntariados y ayudado gente prestando servicios sin costo, sintiéndome tan feliz, y entendí que no era perezosa, era que no hacía cosas que me hacían feliz.
Dice Robbins que “la energía no viene ni del cuerpo, ni de comer o dormir. Viene de tener una misión, viene de algo por lo cual somos jalados, no algo sobre lo que nosotros ejerzamos presión o empujamos”.
Más de la mitad de nuestro tiempo despierto, cinco días a la semana por 50 semanas al año, trabajamos. Saca su energía con esfuerzo? O es jalada por algo más grande que usted?
@theonething2014