Los tres plantones en la Plaza de Bolívar del 9,10 y 13 de diciembre convocados por Gustavo Petro en defensa de su gobierno, de la democracia y de la paz, midieron un termómetro importante, la movilización ciudadana, que a simple vista le funcionó al mandatario distrital. Logró en los tres días colmar la plaza.
El primer día Petro fundamentó la mayor parte de su discurso en la convocatoria a generar un movimiento nacional popular o de indignados. Y en cierta forma pudo hacerlo, le llegaron personas de sectores como la Guardia Indígena del Cauca y otros de dignidad campesina. Además de los pequeños pero significativos encuentros en diferentes ciudades del país. Que pueda consolidar la propuesta a mediano y largo plazo es otro cuento. La gente es muy emotiva.
El segundo día Petro habló entre otros del peligro que tendrían proyectos como el metro pesado, cables aéreos, SITP, entre otros, porque estarían en la interinidad con su posible salida del gobierno. Y empezó a involucrar en su discurso al Presidente de la República como segunda instancia para decidir su destitución, argumentando el Artículo 323 de la Constitución Nacional.
El 10 de diciembre también Petro que es político, movió sensibilidades cuando dijo que el voto estaba en peligro por la decisión de un funcionario como el Procurador. Golpe a la democracia.
Al tercer día, el mandatario distrital volvió a hablar del presidente Santos y de su reunión con él, basados en la Carta Magna.
Ahora bien, como el balón pasó en parte, a terreno del presidente Santos, quedan muchas inquietudes. Entre estas, será que el Jefe de Estado y sus partidos de coalición se quieren quedar con la corona política que significa la Alcaldía de Bogotá. Será que Santos permitirá que el uribismo llegue al Palacio Liévano. Para Santos será más cómodo tener a los de izquierda de contrincantes a la presidencia y no a unos uribistas fortalecidos con el poder en Bogotá.
Eso sin contar, que aunque no es definitivo, el proceso de paz con las Farc ya se está contaminando con la incertidumbre de la real democracia a partir de una pálida garantía política para la oposición.
Con todo este panorama, permite algunas conclusiones. No hubo disturbios, ni violencia en las tres masivas manifestaciones y Petro demostró capacidad de convocatoria.
Los jóvenes deben capitalizarse políticamente
Otro asunto es que participaron miles de jóvenes, que es un indicador positivo para lo que quería Petro, pero estos miles de personas se tienen que capitalizar de alguna manera en las urnas, de lo contrario queda como un evento masivo y Petro es político, no creo que deje que esta oportunidad se pierda.
Finalmente, pienso que con lo de la implementación del esquema de aseo que fue lo que generó esta controversia entre el Gobierno Petro y la Procuraduría. En Derecho, sí debe tener una repercusión. Creo que la suspensión por dos o tres meses hubiese sido suficiente para demostrar por un lado, poder el Ministerio Público y para Petro una forma de aprender de un error.
Pero como detrás de la decisión de Ordoñez hay un manto de dudas por aquello de la politiquería, del apasionamiento religioso, del autoritarismo y del ego, despertó a un león dormido que es el descontento democrático y el sentir como ciudadano que su voto no vale nada. Lo anterior generó un movimiento ciudadano, un despertar que posiblemente sería capitalizado políticamente por los de izquierda, independientes y centro para las próximas elecciones. Ahí les dejo.