Quemarle las llantas al cínico de Santos

Mié, 21/08/2013 - 05:15
El puente pasado estuve en Yopal, Casanare. De regreso a Bogotá, el lunes por la tarde, me tocó parar en Sogamoso porque la vía Tunja-Bogotá estaba bloqueada por el

El puente pasado estuve en Yopal, Casanare. De regreso a Bogotá, el lunes por la tarde, me tocó parar en Sogamoso porque la vía Tunja-Bogotá estaba bloqueada por el paro agrario y de transportadores. Pasé la noche en Sogamoso y la mañana del martes retomé ruta. La carretera después de Tunja estaba, en efecto, repleta de restos de llantas quemadas, piedras del tamaño de ocarros llaneros y gruesos troncos de árboles.

El presidente Santos ha dicho que respeta las manifestaciones pero que no permitirá que se bloqueen las vías. Pero el lunes muchas fueron bloqueadas ―no solo la de Tunja-Bogotá sino otras tantas― y hubo actos violentos. La policía antimotines hizo, pues, su entrada. Dispersaron a los manifestantes y es gracias a ellos que pude regresar a Bogotá. Sin embargo, los manifestantes sí tenían derecho a bloquear las vías. Como lo decía uno de ellos en una entrevista, protestar en Colombia por medios constitucionales no arroja resultados nunca. Por eso están furiosos, y por eso bloquearon las vías. ¿Dará esto resultado? Probablemente no, pero por lo menos dejaron salir su frustración y su rabia. Están en su derecho.

Santos no se pronuncia mucho al respecto. Se limita a decir que no permitirá bloqueos y que la fuerza pública está al frente de la seguridad ciudadana. Pero esto es una paradoja. Los campesinos, los agricultores, los transportadores, los camioneros, no están siendo protegidos por nadie. Y si el mensaje del gobierno Santos es que está protegiendo al resto de la ciudadanía de la ira de los campesinos, los agricultores, los transportadores y los camioneros, pues algo anda muy, muy mal.

Limitarse únicamente a condenar los hechos violentos del lunes, como lo ha hecho el presidente, es el colmo del cinismo. Se trata de gente que está profundamente inconforme, muchos hundidos en una situación crítica sin remedio a la vista. ¿Cómo no recurrir a la quema de un par de llantas? ¿Cómo no desfogar la frustración tumbando un par de árboles? Es cierto que la violencia es cuestionable y que no es ideal el apoyarla. Sin embargo, cuando uno ha intentado las vías «oficiales» y no ha habido resultados, puede venir al caso.

[caption id="attachment_324915" align="alignnone" width="520" caption="www.marchapatriotica.org"][/caption]

Tal vez estas arremetidas de violencia resultan más fáciles de entender cuando uno ha visto a Santos diciendo «El paro no ha sido de la magnitud que esperábamos», como cantando una cancioncita infantil y burlona para restregarles en la cara a los campesinos su propia impotencia, como diciendo «todos sus esfuerzos, toda su rabia, toda su frustración me tienen sin cuidado, porque yo soy el presidente y usted es un miserable campesinucho»; si se tiene enfrente a un matón de semejante envergadura escupiéndole en la cara a uno de una manera tan humillante, pues posiblemente uno cogerá la primera llanta que encuentre y la encenderá en llamas.

Los medios de comunicación ―sorpresa― se limitaron a mostrar los hechos de una manera superficial, sin coincidir realmente con lo que vimos los que pasamos por la vía Tunja-Bogotá, ni con las versiones de la policía vial, ni mucho menos con la percepción de los mismos manifestantes. Más aún, el martes hubo una gran movilización en Bogotá para protestar por muchas cosas: el alza de la gasolina y los fletes, los perjuicios del TLC a los pequeños productores, la corrupción en los sectores público y privado, la ausencia de garantías para los agricultores, los vacíos en los procesos judiciales, las pobres políticas en educación, la ausencia de un auténtico Estado laico que supla las necesidades básicas de sus ciudadanos, entre otras cosas. ¿Ha aparecido algo significativo en los medios de comunicación? Y me refiero no solo la noticia del estilo «Hubo una movilización violenta que la policía antimotines contuvo a tiempo», sino algo más profundo y detallado. Probablemente no, y esto a nadie sorprende.

Razones para protestar hay de sobra. La tragedia es que, como en los rezos de los católicos más fervientes ―muchos de los cuales provienen de personas buenas―, nadie está oyendo. Nadie. Santos seguirá burlándose de los manifestantes, celebrando las acciones de la policía antimotines e insistiendo en su oposición inamovible a los actos violentos (lo cual resulta tristemente irónico viniendo de quien fuera el ministro de cabecera del gobierno Uribe). Los medios de comunicación seguirán dibujando una realidad incompleta adornada con chismes sobre bebés reales y mujeres empelotas. Y los manifestantes seguirán protestando ―¿qué más se puede hacer?― sin que nadie los oiga realmente.

Ahora no me diga que no le dan ganas de quemar una llanta. O dos. O cientos.

http://hoynoestoymuerto.com @nykolai_d

¿Le gustó este texto? Tal vez le guste La casa de las bestias, disponible en la Librería Lerner y otras librerías de Colombia.
Más KienyKe
Ecopetrol y canadiense Parex firman 5 acuerdos para búsqueda de hidrocarburos en Colombia.
El reconocido empresario y la congresista protagonizaron una fuerte discusión alrededor de la prima de servicios.
Fue Colombia, el país en el que Falabella inauguró uno de los centros de distribución más innovadores e importantes de Latinoamérica.
La niña, de nacionalidad ecuatoriana, falleció mientras se encontraba con sus padres visitando el centro comercial.
Kien Opina