¿Sabe usted que debe diez millones de pesos?

Mié, 14/02/2018 - 08:18
Cada colombiano debe 10,5 millones de pesos por deuda externa. El dato resulta de dividir la deuda que pagaría cada uno, que hoy suma 470 billones. No es que sus finanzas personales estén al borde d
Cada colombiano debe 10,5 millones de pesos por deuda externa. El dato resulta de dividir la deuda que pagaría cada uno, que hoy suma 470 billones. No es que sus finanzas personales estén al borde del abismo ¿o sí? Y nos dedicamos a pagarla con una quinta parte del presupuesto anual. Pero, ¿cómo se financia? Con bajos salarios, impuestos indirectos y un cinturón cada vez más apretado. Sí, en el segundo país más desigual de América Latina. Donde el 21% de los jóvenes ni estudian ni trabajan. Sí, donde 65 de cada 100 colombianos están en el desempleo o el rebusque. Sí, donde los corruptos se roban 50 billones de pesos al año. El camino que recorrió la región, y Colombia en particular, tiene un encuadre histórico que ilustra el interés al que sirve crecer a punta de deuda. Durante la segunda mitad del siglo XX, los países de América Latina y el Caribe fueron el área de experimentación económica de mayor preponderancia en el mundo. Allí fueron relevados el Estado de bienestar, la asistencia social, la dirección económica del empresariado nacional, la protección del trabajador y las políticas sociales para la reducción de brechas entre ricos y pobres. En el mundo se produjo una contrarrevolución conservadora, que copiosamente se convirtió en literatura económica y manuales técnicos. Muchos foros con sus expertos. Esos que pontificando produjeron un aumento en la participación en la riqueza por parte del 10% más rico en Occidente, como señaló Piketty en su trabajo El Capital en el siglo XXI. El mundo registró desde los años 50 una desaceleración del crecimiento económico respecto a los 30 años anteriores. Entre los años 1913 y 1950, el crecimiento de la economía mundial fue de 3,8% anual en promedio. Entre 1950 y 1973 este crecimiento descendió a 1,2 por ciento. De un instrumento del que se sirvieron las potencias mundiales, y los Estados Unidos para su recuperación, fue la deuda externa. En el año 1971 fue de 70 mil millones de dólares, en 1980 fue de 569 mil millones de dólares. Esa fue la forma que tomó la exportación de capitales para reactivar el crecimiento de su tasa de ganancia. Hacia América Latina se fueron los dólares buscando mayor rentabilidad. Para entonces los 10 mayores bancos de Estados Unidos prestaron al vecindario el 100% de sus activos. City Bank y Chase Manhattan Bank, cada uno, más del doble de sus activos entre 1974 y 1975. Creció el margen de los especuladores, y también crecieron los riesgos. Vendría la crisis de deuda de los años 80: Polonia en 1980-81, Argentina, México y Brasil en 1982, declararon impago. En el año 1982 aumenta la proporción de la deuda de los países debido a la elevación de las tasas de interés: no hay riesgo sin colchón. Y siguió creciendo. De 280 mil millones de dólares en 1983, a 400 mil millones en 1988, pasó la deuda en América Latina. Todo apuntalado por una política económica donde la plata de afuera se convierte en amo y señor de la dirección del Estado. De las decisiones. Hasta de las elecciones. Al cerrar los años noventa, primera década de implementación a fondo del neoliberalismo, los costos económicos y sociales fueron enormes. En Brasil, para el año 98, la deuda equivalía a 4,4 veces las exportaciones de bienes y servicios. Argentina, por la explosión de su política fiscal, declaró moratoria de su deuda pública en el año 2001. Entre 1994 y el año 2000 su deuda externa pasó de 86 mil millones de dólares a 140. Ecuador inició el milenio apurado. Entre 1998 y 2000, el Sucre, su moneda nacional para entonces, se devaluó en más de 400%: su cambio a dólar pasó de 6.825 a 28 mil. La deuda externa pasó de representar el 66% del PIB, en 1998, a 90% tan solo un año después. Lo anterior aunado a la dolarización del país. Gregory Pallast lo llamó “golpe de estado financiero”. A la periferia se le asignó el papel de perdedor en un mundo de pocos ganadores. La destrucción de la riqueza, el empleo y el bienestar social fue la forma que tomó en la parcela latinoamericana la globalización neoliberal. La deuda hace parte de ella. Hoy se remplaza ahorro interno por externo, y la consecuencia es la destrucción de nuestro aparato productivo. Solo se entiende porque es Colombia, y mandan los mismos de siempre: dentro y fuera. Amaury Núñez González | @AmauryNG
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