Qué fácil y conveniente resulta quejarse de todo lo que sucede a nuestro alrededor, es tan fácil criticar la situación del país, hablar de lo mal que pasa la gente de escasos recursos y la ineficiencia del gobierno, también es muy fácil y cómodo querer un Estado asistencialista, esperar que todo nos llegue a las manos sin tener que movernos.
Resulta sencillo criticar a las familias que ponen a sus hijos, siendo aún niños, a trabajar, sin pensar en la carga que posiblemente soporten los padres de estos. Adultos que muchas veces no sólo tienen uno o dos hijos, sino más bocas que alimentar, es muy fácil decir que los pobres son los que más descendencia tienen, jocosamente algunas veces se dice que es más barato un preservativo o un aborto, pero pocas veces vemos el fondo de estas situaciones. Hombres machistas que creen que entre más hijos tengan son más varones o que a futuro tendrán quienes los mantengan. Hombres que consideran la planificación como la puerta al libertinaje y darle permiso a sus esposas para “revolcarse” con el primero que se les cruce por el camino.
Acaso alguien que se queja tanto de la pobreza y de la miseria que padecen muchas familias ha hecho algo aparte de renegar ¿Alguna vez les ha dado un plato de comida? ¿Les ayudan con el colegio? ¿Usted les ayudan a cotizar salud y pensión? ¿Se ha tomado la tarea de ir hasta la casa y servir de tutor a esos niños? Posiblemente no. Muchos dirán que tienen cosas que hacer y que eso no les corresponde, que es tarea del Estado garantizar el bienestar de los ciudadanos, pero ¿usted de verdad cree que eso pasará?
A mí me cuesta creerlo, por lo menos con el altísimo nivel de corrupción que tiene Colombia, dado que la idea de ser político, muy lejos está de gobernar para servir al pueblo, realmente está más cerca de querer ser político para llenarse los bolsillos de dinero, para sacar una buena tajada de los jugosos contratos que genera el gobierno.
Me cuesta creerlo porque los que piensan en hacer verdadera política por y para la gente son pocos y parecen salmones luchando contra la corriente, incluso no sólo contra la maquinaría, sino contra los electores, que no eligen pensando en el bien común, sino que eligen por fervor a un color, a un mesías, por amenazas o a cambio de “alguna cosita”.
Cómo podemos pedir que nuestros dirigentes hagan bien la tarea, si muchos de ellos están puestos como figurines. Cómo podemos pedir mejor educación para los niños y erradicar la pobreza si tenemos servidores públicos que promueven el odio y la discriminación o que ven el uso del preservativo el método para degradar la familia. ¿Acaso las familias que tienen muchos hijos les falta valores o formación en temas como educación sexual y reproductiva? Cómo pretender un país ecuánime cuando quien tiene dinero pide más, descaradamente, para “no robar a la nación”.
Dirigentes llenos de odios y peleas cazadas, parecen como gorilas peleando demostrando quién tiene el poder sobre el resto de los otros, metiendo en su estúpida pelea a campesinos, indígenas sin olvidar a nuestros afrodescendientes y el resto de la población. También es muy fácil criticar los políticos, pero acaso ¿usted ha hecho la tarea de votar bien?, ¿ha estudiado al “político”?, ¿sabe qué estudios tiene?, ¿qué ha hecho por el país o por su comunidad más cercana? o ¿lo elige porque le dio un par ladrillos, lechona y cerveza o quizá porque es el menos peor?
Es necesario, transformar la sociedad, pero la sociedad no cambia sola o porque sí, es necesario tomar el rol de guía, educar para cambiar. Empiece usted, no solamente critique, seguramente desde su cotidianidad usted también puede hacer algo; no avale comportamientos erráticos; ayude al otro; deténgase por un momento a observar las necesidades del otro y cómo puede ayudarlo. Es momento de salir de nuestra cómoda burbuja y empezar a actuar.
No le gusta que los políticos roben, exija una rendición de cuentas, esta no debería ser opcional, no alabe tanto al personaje, dígale que está haciendo las cosas mal, porque así como seguramente hace cosas buenas también hace cosas malas, no vote más por el mismo político que le huye a la rendición de cuentas, por el que se murmura que es ladrón y holgazán. No vote por apellidos, porque son esos apellidos los que han hundido en gran parte al país. Dígale no sólo al político sino a su vecino, su compañero de trabajo, a sus hijos e incluso a sus padres que está haciendo las cosas mal y permita que los otros lo hagan con usted. No se quede renegando y esperando que todo se lo den ¡actúe!
Hay cosas simples como ser honesto y devolver la plata que el conductor del bus le dio de más; no pida cosas a cambio cuando le piden un favor, al fin y al cabo, es un favor; intervenga en una situación que para otro represente peligro, no se quede mirando y esperando a ver qué pasa, si le “metieron” un billete falso, no piense en “metérselo” a alguien, rómpalo o consérvelo para jugar Tío Rico o para enseñar a los demás como reconocer un billete falso. Los héroes en Colombia sí existen, usted puede ser uno de ellos.
Es hora de matar ese pequeño corrupto que llevamos dentro, de matar la indiferencia que hasta hoy tenemos por ley, de dejar la pereza de actuar, es hora de acabar con la tolerancia hacía los malos comportamientos. No es difícil matar ese corruptico, empiece con pequeños actos, deje de lado la cultura del atajo, avergüéncese cuando ese pequeño se alimente, porque los políticos de nuestro país son la muestra que alimentaron y dejaron crecer a ese pequeño deshonesto, hasta el punto que no respetan lo que para todos debería respetarse, como lo es el dinero de todos, nuestros recursos, nuestras riquezas. Sencillamente es hora de actuar y cambiar las cosas.
Súmese, no es tan difícil ser ese “diferente”, si a los políticos les quedó grande construir una nación justa, educada y honesta no permitamos que a nosotros nos pase lo mismo, demostrémonos que podemos ser mejores personas, demostremos que no todos los colombianos estamos siempre a la espera de ser más vivo que el otro.
@AndreMColorado
A mí me cuesta creerlo, por lo menos con el altísimo nivel de corrupción que tiene Colombia, dado que la idea de ser político, muy lejos está de gobernar para servir al pueblo, realmente está más cerca de querer ser político para llenarse los bolsillos de dinero, para sacar una buena tajada de los jugosos contratos que genera el gobierno.
Me cuesta creerlo porque los que piensan en hacer verdadera política por y para la gente son pocos y parecen salmones luchando contra la corriente, incluso no sólo contra la maquinaría, sino contra los electores, que no eligen pensando en el bien común, sino que eligen por fervor a un color, a un mesías, por amenazas o a cambio de “alguna cosita”.
Cómo podemos pedir que nuestros dirigentes hagan bien la tarea, si muchos de ellos están puestos como figurines. Cómo podemos pedir mejor educación para los niños y erradicar la pobreza si tenemos servidores públicos que promueven el odio y la discriminación o que ven el uso del preservativo el método para degradar la familia. ¿Acaso las familias que tienen muchos hijos les falta valores o formación en temas como educación sexual y reproductiva? Cómo pretender un país ecuánime cuando quien tiene dinero pide más, descaradamente, para “no robar a la nación”.
Dirigentes llenos de odios y peleas cazadas, parecen como gorilas peleando demostrando quién tiene el poder sobre el resto de los otros, metiendo en su estúpida pelea a campesinos, indígenas sin olvidar a nuestros afrodescendientes y el resto de la población. También es muy fácil criticar los políticos, pero acaso ¿usted ha hecho la tarea de votar bien?, ¿ha estudiado al “político”?, ¿sabe qué estudios tiene?, ¿qué ha hecho por el país o por su comunidad más cercana? o ¿lo elige porque le dio un par ladrillos, lechona y cerveza o quizá porque es el menos peor?
Es necesario, transformar la sociedad, pero la sociedad no cambia sola o porque sí, es necesario tomar el rol de guía, educar para cambiar. Empiece usted, no solamente critique, seguramente desde su cotidianidad usted también puede hacer algo; no avale comportamientos erráticos; ayude al otro; deténgase por un momento a observar las necesidades del otro y cómo puede ayudarlo. Es momento de salir de nuestra cómoda burbuja y empezar a actuar.
No le gusta que los políticos roben, exija una rendición de cuentas, esta no debería ser opcional, no alabe tanto al personaje, dígale que está haciendo las cosas mal, porque así como seguramente hace cosas buenas también hace cosas malas, no vote más por el mismo político que le huye a la rendición de cuentas, por el que se murmura que es ladrón y holgazán. No vote por apellidos, porque son esos apellidos los que han hundido en gran parte al país. Dígale no sólo al político sino a su vecino, su compañero de trabajo, a sus hijos e incluso a sus padres que está haciendo las cosas mal y permita que los otros lo hagan con usted. No se quede renegando y esperando que todo se lo den ¡actúe!
Hay cosas simples como ser honesto y devolver la plata que el conductor del bus le dio de más; no pida cosas a cambio cuando le piden un favor, al fin y al cabo, es un favor; intervenga en una situación que para otro represente peligro, no se quede mirando y esperando a ver qué pasa, si le “metieron” un billete falso, no piense en “metérselo” a alguien, rómpalo o consérvelo para jugar Tío Rico o para enseñar a los demás como reconocer un billete falso. Los héroes en Colombia sí existen, usted puede ser uno de ellos.
Es hora de matar ese pequeño corrupto que llevamos dentro, de matar la indiferencia que hasta hoy tenemos por ley, de dejar la pereza de actuar, es hora de acabar con la tolerancia hacía los malos comportamientos. No es difícil matar ese corruptico, empiece con pequeños actos, deje de lado la cultura del atajo, avergüéncese cuando ese pequeño se alimente, porque los políticos de nuestro país son la muestra que alimentaron y dejaron crecer a ese pequeño deshonesto, hasta el punto que no respetan lo que para todos debería respetarse, como lo es el dinero de todos, nuestros recursos, nuestras riquezas. Sencillamente es hora de actuar y cambiar las cosas.
Súmese, no es tan difícil ser ese “diferente”, si a los políticos les quedó grande construir una nación justa, educada y honesta no permitamos que a nosotros nos pase lo mismo, demostrémonos que podemos ser mejores personas, demostremos que no todos los colombianos estamos siempre a la espera de ser más vivo que el otro.
@AndreMColorado
