Santos no fue ningún santo. Se casó una docena de veces y tuvo el mismo número de hijos, estuvo preso en varias ocasiones, pero la privación de su libertad dio algunos frutos musicales, en La Habana compuso El preso y Amnistía, y en Guayaquil Cautiverio y Cataplum.
Colombia fue uno de los países que más recuerda sus canciones. En un café ubicado en el barrio Guayaquil de Medellín, lugar de reunión de bohemios, se apodó a Daniel Santos como El jefe, la ciudad de la eterna primavera fue el refugio perfecto para que el boricua disfrutara de la buena compañía de sus amigos, mujeres, ron y tabaco. En Colombia tocó con la famosa orquesta Los Diplomáticos, La Sonora Marinera y La Sonora del Caribe y se presentó en los salones tropicales más populares de la época.
Su mayor éxito y reconocimiento fue en la década de los años sesenta. Se hizo popular cuando se integró a La Sonora Matancera, durante la misma época participó en algunos temas con La Fania All Stars.
Antes de consagrase como cantante se desempeñó como lustrador de zapatos, vendedor de hielo, carbón y talador de árboles. En los años treinta comenzó a tocar en fiestas privadas, actividad que alternó con su trabajo en un casino de Manhattan, donde en una oportunidad cantó Amor perdido, canción que compuso Pedro Flores y quien esa noche estaba presente. Después de su presentación Flores lo invitó a unirse a El Cuarteto Flores.
Vivió sus últimos años de vida en medio de algunos conciertos en Estados Unidos y Latinoamérica. El ídolo del bolero inmortalizó su sentimiento en la música del Caribe. Murió el 27 de noviembre de 1992, a causa de un ataque cardiaco.
Daniel Santos
Sáb, 27/11/2010 - 03:08
Santos no fue ningún santo. Se casó una docena de veces y tuvo el mismo número de hijos, estuvo preso en varias ocasiones, pero la privación de su libertad dio algunos frutos musicales, en La Haba