Hay tres Cabos mundiales en este planeta: Cabo de Hornos, Cabo de las Tormentas (o de la Buena Esperanza) y Cabo de Leeuwing. En el mapa vemos los dos últimos señalados.
Todo empieza, cuando en el año 2015, decidí realizar un viaje, vía aérea, a Oceanía, a reunirme con mis hijos, quienes, en ese entonces, estaban trabajando y estudiando por esas latitudes y longitudes y pasar navidades, año nuevo y reyes en Sídney, para más señas, capital turística y multicultural de Australia.
Paralelo al encuentro familiar y a la estadía turística, surge el recuerdo de gratas experiencias por quienes hacía cuarenta y cinco años tuvimos la oportunidad de realizar la "Vuelta al Mundo", en el año 1970, primera hecha a bordo del Buque Escuela ARC "Gloria" en su segundo crucero de cadetes, enarbolando el pabellón colombiano. La vida a bordo de este bergantín barca, nos dejó, como marinos, un tatuaje imborrable en nuestro corazón y alma. Fue para nosotros algo especial otear otros horizontes, descubrir otras culturas y surcar otros mares.
Disfrutando la impronta velachera y con el propósito de hacer partícipes a mis compañeros "Circunnavegantes del globo terráqueo" y a mis cadetes tripulaciones del 87 y 88, a través de la tecnología de las redes sociales de hoy día, envié notas de tales reminiscencias: "Rumbo a Oceanía y Sudeste Asiático, recalo en Santiago de Chile, cercano a mis afectos y memorias: recuerdo el difícil paso del estrecho de Magallanes, Golfo de Penas, Isla Sarmiento, Angosturas y Estoas"; permanezco un día en Santiago, para tomar energías, por la larga travesía que me espera; a continuación publiqué: "…les cuento que después del zarpe de Santiago, con velas "Orejas de Burro", viento de popa, ligeramente aleteado, dejando el canal del Chacao, buscando la navegación por <circulo máximo>, hacia la Antártida, dejamos longitud +3 GMT, pasar por el meridiano del Tiempo (el del Dragón), adelantar relojes 24 horas, o sea no vivir el lunes 24 de noviembre, cruzar el Tasmánico por el aire de Este a Oeste, volver a la inolvidable Sídney por 40 minutos y finalmente arribar a la ciudad minera de Perth, capital del estado WA, en longitud -9 GMT a las 22 horas locales. Pienso que así se deben sentir los Argonautas y/o Astronautas, después de un maravilloso viaje-aventura".
Hoy por hoy, me remonto 52 largos años atrás; el 12 de mayo de 1970 a bordo de nuestro buque insignia, llevábamos 48 días de haber zarpado de Cape Town en Sudáfrica, navegación a todo trapo, por el ángulo que nos marcó la trigonometría esférica (del profesor Guillen) en el océano Indico. Anoto que dicho tramo es "Marca" como la pierna más larga de navegación con 52 días.
En la madrugada y antes del orto, yo estaba de vigía del puente por babor y le informo al oficial de guardia, el señor teniente Luis Fernando Díaz (qepd), quien a su vez notifica al comandante sobre el avistamiento del faro "Cape Leeuwing" (el del CN Jorge Prieto, en su publicación del 21 de noviembre del 22), por dicha amura. Estábamos divisando por primera vez en nuestras vidas, la lejana y enigmática isla continente, Australia y eso representaba para nosotros, un gran logro, tanto como llegar al espacio, en ese entonces se constituía en una proeza inimaginable registrada en la bitácora y anales de la unidad y orgullosamente en nuestro "Diario de Abordo".
Cuarenta y cuatro y medio años después, el 31 de diciembre de 2014, último del año inmediatamente anterior, cerca de una pequeña ciudad, llamada AUGUSTA, con el "Amithy" en Albany, Sur de Perth del Estado WA, a 14 kilómetros de Margaret River está el punto más "Sud-Oeste" del País-Continente Australia y allí mismo está el cabo LEEUWING, donde se levanta un faro de 56 metros y que por cierto marca el punto donde se encuentran los océanos del Sur (otros lo llaman Austral) y el Indico, en las coordenadas Lat.: 34º 22´ Sur y Long: 115º 08´ Este.
El Cabo Leeuwing es el nombre puesto por los holandeses, a bordo de una embarcación de nombre "Leona" (Leeuwing, en su antigua lengua), por el año 1622, es decir bastantes años antes del Capitán James Cook, quien lo hizo (oficialmente) en el año 1770 y el Faro que allí se yergue, dependiendo del tiempo, se puede observar entre 25 y 30 millas náuticas.
Continuando con la crónica de marras, seguidamente, se enrumbó hacia el estrecho de BASS y como contaba en mi crónica de la "Vuelta al Mundo por el Sur" (publicadas en la Cyber-corredera). "Era una mañana soleada, tipo 10 am; el buque estaba escorado a unos 24º por estribor, con todas las velas cuadras y latinas dadas y cazadas convenientemente, o sea viento por el través de babor; todos los cadetes estábamos en el "aula" en examen escrito de navegación y nos acercábamos con velocidad alta y sostenida al temido estrecho de Bass.
Se pitó "Zafarrancho General", pues estábamos cercanos a los arrecifes que forman y protegen al estrecho, de ahí la espuma blanca y presagio de peligro; a la pitada "Listos", se ordenó "Apagar" todo el velamen; no sé cuánto tiempo tomamos, pero lo que si se, es que fue una maniobra marinera de alta eficiencia, por ello cuando terminamos, el Sr. comandante, se dirigió a la tripulación y cadetes, altamente complacido. Premio: la satisfacción y una cerveza por cabeza, para brindar y de paso el examen de navegación fue exitoso: "Todo el mundo había pasado"."
Permaneciendo en la crónica viajera, publiqué lo que yo llame la Segunda Fase del viaje: "zarpamos con vientos de través de Perth a Melbourne, cruzamos el tan temido estrecho de Bass (el que separa el continente Australiano de la isla menor Tasmania), visitamos Hobart y Port Arthur y ver donde pagaron sus penas los convictos y primeros colonizadores, para regresar al continente después de 3 días y viajar con altas temperaturas hasta la inigualable Sídney y visitar nuevamente el "Harbor Bridge", "Tower Eye" y ver la ópera reconocida como "Tosca", de Giacomo Puccini, en el "Opera House", que para mí, es el equivalente, a ver a María Callas y Pavarotti, en los papeles principales"
Días después, regreso a Colombia, pasando por Melbourne y Sídney y participando del ciclón "Marcia", para repetir el día 21 de febrero que resulto larguísimo al volver a pasar el meridiano 180º. Para mis compañeros “Circunnavegantes” del 70, las tripulaciones y los oficiales, en ese momento, de los años 87 y 88, les quiero hacer llegar estas memorias y decirles que “El mar nos une, la jarcia nos ató y los recuerdos nos mantiene aferrados”.
