El próximo 9 de octubre la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia cumplirá sus primeros 50 años. En otras partes del mundo en donde la ciencia, la tecnología y la innovación son consideradas un activo importante de la nación, puede que una noticia como esa no tenga tanta importancia. Sin embargo, en un país como Colombia en donde la inversión a I+D+I es de menos del 1% del producto interno bruto, que una asociación de la sociedad civil logre sobrevivir durante 50 años es todo un acontecimiento.
Desde su creación que tuvo lugar en Bucaramanga en octubre de 1970 hasta la fecha, la Asociación ha persistido tercamente en no dejar que la tendencia de las empresas colombianas de desaparecer en los primeros 5 años la impacte.
Por ello, la Asociación ha tenido que reconocer su espacio en la esquina de un laboratorio químico, cuando el doctor Alfonso López Reina dejó que Nohora Elisabeth Hoyos tuviera un pupitre en la última esquina de las oficinas del antiguo Ingeominas, hoy Servicio Geológico Nacional. En medio de los olores más fuertes a químicos, esta gran emprendedora, con mucho orgullo, puso una cartelera indicando que en ese espacio se estaba gestando una gran asociación. Poco a poco, quienes trabajaban en el Ingeominas fueron reconociendo a esa paisa de gran sonrisa que estaba convencida que desde la sociedad civil era importante decirle al gobierno que la ciencia es importante para el desarrollo.
Del primer pupitre, AvanCiencia fue conquistando un espacio en las antiguas residencias de la Universidad Nacional, unos cubículos ubicados detrás de la rectoría de tal recinto académico. Durante casi 20 años la Asociación operó en esas improvisadas oficinas. Ahí se gestó el proyecto Maloka y el Censo 2006, entre otros proyectos. En esas oficinas Carmen Helena Carvajal lideró a la organización por más de 10 años.
Con los años, la resistencia o la terquedad inicial evolucionó y poco a poco la entidad comprendió que para sobrevivir debe ofrecer servicios que le permitan seguir viviendo. Por ello, creó sus propias plataformas informáticas que le han permitido sobrevivir en esta pandemia que atravesamos.
La Asociación no cuenta con apoyo directo del Estado lo cual, en algunos casos, ha sido una profunda desventaja. Sin embargo, también ha sido una ventaja por haber logrado mantener su independencia frente a las políticas públicas que dictan los diferentes gobiernos.
Sus más de 1.500 asociados entre personas jurídicas y naturales son el gran motor que le recuerda al pequeño equipo de menos de 15 personas que hay personas en Colombia que creen y apoyan que haya entidades como AvanCiencia que se le juegan diariamente a gritarle al país que la ciencia, la tecnología y la innovación son importantes para el desarrollo.
Haber logrado llegar a los primeros 50 años de existencia con los logros y con el equipo con el que cuenta no es una historia que pueden contar las muchas asociaciones para el avance de la ciencia que se crearon en el siglo XX en el territorio Americano, es decir, entre Canadá y Argentina. Haberlo logrado en Colombia, en donde las adversidades a veces nos nublan la capacidad de seguir adelante, es otro gran logro.
Por ello, dedico esta columna a AvanCiencia y a todos y cada uno de sus asociados que le mostraron a Colombia y al mundo que, cuando la sociedad civil se une con un propósito claro puede consolidar organizaciones ejemplares como la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia. Feliz cumpleaños AvanCiencia y mucho ánimo en los próximos 50 años.