El pico de la pandemia va pasando de región en región como si se tratara de una onda de agua que va cubriendo todo el estanque.
Las cifras van apareciendo de manera súbita en lugares que apartados de los centros poblados parecieran inaccesibles incluso para ese virus.
A Leticia llegó desde un Brasil descuidado por sus autoridades, al presidente Bolsonaro le pasó cuenta de cobro por incrédulo, no una sino dos veces el coronavirus.
Una población de selva vio llegar a cifras sorprendentes el número de contagios y con ella de muertos, en un lugar dejado muchas veces de la mano del Estado que debió recurrir de afán para apoyar a las autoridades de ese departamento que clamaban ayuda a gritos desde el pulmón del mundo.
El Covid nos ha dado muchas lecciones: hacer equipo es primordial para la formulación y ejecución de políticas en los territorios. Recordemos que, a mediados de mayo en el caso del Amazonas, el virus lo sorprendió duramente con 1.746 casos confirmados en ese mes de los 2.508 que presentó hasta el 29 de julio.
Esto indica que el 70% del total de estos se dieron en ese periodo, es decir, en promedio hubo 56 contagios diarios. La baja capacidad sanitaria era alarmante para enfrentar la pandemia y la preocupación radicaba en que esta es una zona con aproximadamente 80 mil habitantes que presentan condiciones socioeconómicas vulnerables, el 75% es indígena, la mayoría de la población vive en hacinamiento y más del 70% depende del comercio informal. El departamento atravesó una situación dramática, se ubicó como el de más casos confirmados y fallecidos por millón de habitantes en el país y el quinto con mayor número de contagios.
El Hospital San Rafael de Leticia se asemejaba un lugar abandonado y la deficiente infraestructura hospitalaria era evidente. ¡Enorme dificultad! Faltaban medicinas, insumos, personal médico y equipos de bioseguridad, había apenas cuatro respiradores para adultos y uno pediátrico y nueve camas de cuidados intensivos. En los hospitales no estaba adecuado el espacio de aislamiento para pacientes sospechosos y confirmados ni estaba garantizado el proceso de desinfección del personal de la salud; faltaban monitores vitales y manómetros para las balas de oxígeno. A partir del llamado de atención que hice en el Congreso de la República, nació un trabajo del Gobierno nacional en estrecha coordinación con la Gobernación del Amazonas y la Alcaldía de Leticia.
Una parte de la gestión se destinó a la asistencia alimentaria con más de 25 mil mercados para la comunidad; en mayo, la Superintendencia de Salud intervino el Hospital San Rafael de Leticia y luego el presidente Iván Duque anunció la militarización de las fronteras con Brasil y Perú para evitar el paso de contagiados.
El Ministerio de Salud envió al Amazonas un avión hospital para realizar traslados hacia Bogotá de quienes necesitaban atención en UCI, optimizando de esta manera los tiempos en la intervención médica. Gracias a esta estrategia clave las estadísticas ilustran que la situación es estable. El departamento tiene 20 pacientes hospitalizados, entre los que han sido remitidos a Bogotá o a otras ciudades en donde la EPS tienen convenio. Una acción efectiva en la agilidad de las remisiones que pueden tardar hasta 24 horas, antes eran 3 días de espera. Miremos entonces, ¿cómo se fue controlando la situación paulatinamente?
Todo este esfuerzo soportó un nuevo confinamiento obligatorio entre el primero de junio y el primero de julio. La medida rindió frutos, la población respetó la ordenanza siguiendo los protocolos de seguridad y se ha logrado disminuir la velocidad de contagios a menos de 10 casos diarios, en promedio. Los habitantes y los comerciantes fueron conscientes que cada día valía oro y que las acciones de los gobernantes no saldrían exitosas si no había la voluntad de todos para cumplir la cuarentena. Aunque lo peor del virus ya pasó, el Amazonas no está exento a sufrir un rebrote por lo que las autoridades mantienen el nivel de alarma.
Expongo este panorama para que seamos conscientes de la fase en la que estamos y que luego de experimentar un pico continúa el descenso en casos con Covid que, en parte, depende de una gran cultura ciudadana. Es valioso el aporte de todos a través del autocuidado y el distanciamiento social, ahora más en medio de la recuperación de la vida productiva. Si nos relajamos, le abrimos más rápido la puerta al coronavirus. Estoy seguro que el Estado y los ciudadanos superaremos juntos esta prueba de la vida que pasará a la historia