Como todos los años, al acercarse diciembre comienzan las negociaciones entre el Gobierno Nacional, los gremios y centrales obreras para definir el incremento del salario mínimo. Esta decisión tiene implicaciones importantes para todos los colombianos, especialmente en un escenario con altos niveles de inflación, una preocupante tasa de informalidad y desaceleración económica. Además, a lo anterior hay que sumarle el proyecto de reforma laboral que se tramita en el Congreso y que no deja de generar dudas frente al que debería ser el objetivo primordial: generar empleo y reactivar la economía.
Tanto una reforma laboral inconveniente como un incremento del salario mínimo, alejado de las posibilidades de la economía nacional, pueden terminar desincentivando el empleo formal y, por lo tanto, aumentando la informalidad laboral. Dadas estas circunstancias, en las siguientes líneas analizaré de manera constructiva el impacto y los riesgos que el país podría enfrentar de no tomar medidas técnicas y bien estructuradas.
Para iniciar, es importante destacar que Colombia es el país con mayor índice de informalidad laboral dentro los países de la OCDE. De acuerdo con el DANE, en el trimestre móvil de Junio – Agosto de 2023, la informalidad se ubicó en 56%. En términos de desempleo, aunque el número de personas desocupadas es menor frente a los registrados antes de la pandemia, donde la tasa de desempleo para agosto de 2023 fue de 9,3%, los pronósticos de desaceleración económica conllevarán a aumentos en este indicador para los últimos meses de este año. Así las cosas, es fundamental enfrentar estos retos en el 2024.
Reforma laboral y su impacto en el empleo formal
Esta reforma tiene inicialmente el objetivo loable de fomentar la protección de los derechos laborales de los trabajadores formales, bajo la puesta en ejecución de tres medidas principales; i) reducir la jornada diurna que terminaría a las 6:00 pm y no a las 9:00 pm, ii) aumentar el recargo del trabajo dominical y festivo, que pasaría del 75% al 100% del salario y iii) aumentar la indemnización por despido sin justa causa.
Sin embargo, la realidad es que al final se puede terminar desestimulando el aparato productivo, ya que se aumentan los costos de producción, obligando a muchas empresas a reducir su personal o a abandonar la idea de ampliar su planta.
Resulta evidente que las medidas propuestas generan un aumento de los costos salariales, promoviendo la informalidad y desincentivando la generación de empleo. De acuerdo con un informe del Banco de la República sobre la reforma laboral, el incremento en los costos salariales recortaría 454.000 empleos formales, en un escenario de impacto medio. Esto equivale a una reducción de 2,1 pp. de la tasa de formalidad en un horizonte de entre tres y cuatro años. Igualmente, Fedesarrollo estima que la reforma aumentaría la informalidad laboral hasta 2,1 pp, equivalente a una pérdida de 460.000 empleos formales.
Las anteriores proyecciones sumadas a los indicadores que evidencian una rápida desaceleración económica darían como resultado una potencialización en la pérdida de trabajos.
Incremento del salario mínimo
Esta es otra variable que puede impactar positiva o negativamente el mercado laboral. Para determinar cuánto sube cada año, se tienen en cuenta la inflación y el aumento de la productividad laboral. Así las cosas, incrementos del salario mínimo por encima de estos dos indicadores acrecientan la informalidad y el desempleo, ya que las empresas se enfrentan a mayores costos que no pueden ser recuperados vía precios.
Subir más allá de lo técnicamente razonable el salario mínimo, en vez de beneficiar a los trabajadores, podría aumentar las barreras de acceso al mercado laboral en especial de las mujeres, jóvenes y personas con menores niveles de educación.
Adicionalmente, incrementos por encima de la inflación y productividad tendría un efecto inflacionario debido a que las empresas trasladan a sus consumidores el aumento del costo salarial. Es así como una decisión inadecuada sobre el aumento del salario mínimo puede generar barreras de entradas al mercado laboral, en especial para el segmento de población que se busca proteger.
Para concluir, cualquier incremento sustancial del salario mínimo, entendido como un incremento por encima de la capacidad de la económica nacional, así como una reforma laboral que desestimule el empleo y aumente la informalidad en un país que empieza a ver números negativos en varios segmentos de la economía, terminará irremediablemente afectando la calidad de vida de los colombianos y subiendo los niveles de pobreza.
De esta manera, hago un llamado al Gobierno, empresarios y sindicatos para que el incremento del salario mínimo se haga de manera responsable y teniendo en cuenta las implicaciones para la generación de ingresos. Asimismo, invito al Congreso y a la sociedad civil a estar atentos para lograr una propuesta de reforma laboral que se centre en la creación y formalización de puestos de trabajo dignos. Necesitamos concentrarnos en generar y no acabar el empleo, así como en reactivar y no desacelerar más la economía.