Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la aprobación de la “Región Metropolitana Bogotá- Región” en el Congreso de la República. En la práctica es una realidad que se evidencia hace décadas, las decisiones que se toman en Bogotá repercuten directamente en los municipios vecinos. Sin embargo, los esfuerzos que hasta el momento se habían dado para crear una figura de asociatividad regional entre Bogotá y los municipios aledaños de Cundinamarca no habían prosperado, dejando sin oportunidad la planeación organizada a corto, mediano y largo plazo.
Es conocido que Bogotá comparte dinámicas sociales, laborales, ambientales y económicas, en mayor medida con municipios vecinos de las provincias de Sabana Centro, donde se encuentran Chía y Cajicá, así como de la Sabana Occidente, donde están Funza, Mosquera; Soacha (Soacha y Sibaté) y Guavio (La Calera). A pesar de ello, hasta ahora, su desarrollo no había sido planeado de manera concertada entre el Gobierno Distrital de Bogotá, la Gobernación de Cundinamarca y los alcaldes de los municipios, a pesar de compartir problemáticas comunes, tales como movilidad, seguridad, calidad del aire, servicios públicos, entre otras.
Después de varios esfuerzos en vano a lo largo de la historia, hoy el marco jurídico que finalmente permitirá asociatividad entre el Distrito, el Departamento de Cundinamarca y los municipios de la Sabana que decidan asociarse, fijará las bases para una participación bajo los principios de equidad territorial y convergencia socioeconómica, con el fin de garantizar la ejecución de planes y programas de desarrollo sostenible. En este sentido, se hace evidente que deberán existir acuerdos sobre temas como la movilidad, abastecimiento de alimentos, manejo de presupuesto, calidad del aire, Río Bogotá, seguridad, servicios públicos, así como proyectos medioambientales y de impacto regional que beneficien a los habitantes y visitantes.
Indudablemente, esta coordinación de los entes territoriales dinamizará la economía de la región y mejorará la calidad de vida y el bienestar de todas las comunidades que se asientan en este territorio. Así, los beneficios son múltiples al contar con una visión a largo plazo que dinamice los procesos de construcción de ciudad y región, sin que los cambios de gobierno limiten el desarrollo de la región por interés particulares, y por el contrario, privilegiando el interés generar sobre el particular.
Así, el dinamismo propuesto debe repercutir en toda la región, potencializando su economía, tema fundamental hoy en día, debido a la situación crítica que viene generando como consecuencia de los efectos de la pandemia del COVID 19.
De este modo, tanto grandes como chicos se verán beneficiados y evidenciaron que su aporte no es una herramienta de adhesión al territorio del Distrito, sino que por el contrario, cada ente territorial sigue siendo autónomo, y las autoridades de control serán el Concejo de Bogotá, los Concejos Municipales y la Duma Departamental, garantizando la participación política de todos los actores.
Bogotá, el departamento y los municipios de la Sabana, hoy actúan y desarrollan proyectos aislados, por sectores o microrregiones. Por ello, se espera que esta entidad integradora se convierta en la mesa de trabajo de proyectos de interés común de alto impacto para la región, los cuales no dependen del querer de los gobiernos de turno, que tienden a priorizar la visión local sobre la regional.
Es necesario recalcar que actualmente las relaciones que son independientes y puntuales no impactan integralmente a la región, de ahí que también se pretenda que esta herramienta enfrente los problemas comunes que hoy vivimos, generando una planeación integral, es decir, dando soluciones integrales que den respuesta a problemas comunes; garantizando así, la debida coordinación, generando bolsas comunes de financiamiento, abaratando costos y siendo ejemplo de buenas prácticas de gobernanza.
Bogotá es una de las ciudades más productivas de Colombia y de América Latina, pero también, cuenta con la mayor población vulnerable, la cual debe atender. Por eso, hoy con mayor razón, requiere una sólida articulación con la región que le permita la reactivación económica post-cuarentena. Por ello, es necesario contar con las herramientas de planeación estratégica para lograr que Bogotá y la región jalonen la economía, atrayendo la inversión de capital y trazando proyectos a mediano y largo plazo que la conviertan en un punto de referencia mundial en materia de crecimiento sostenible, estabilidad y confianza.