China y la geopolítica global

No existe obstáculo alguno para frenar la expansión geopolítica que China está teniendo en el mundo. 

Con esta premisa me permito decir que la incidencia geopolítica que ha predominado los últimos veinte años ha estado dada por circunstancias como la falta de liderazgo de la súper potencia estadounidense, los nuevos gobiernos de ideología conservadora, la propagación de valores nacionalistas, y la hiperglobalización. Siendo este último fenómeno una de las principales razones que ha puesto a China en un escenario bipolar -entendido como una estructura de dos “polos” que luchan por la dominación de un sistema a través de valores, normas, reglas e identidad, mostrando a los Estados Unidos de América, por un lado, y a la República Popular de China, por otro, como los grandes actores dominantes- donde su protagonismo cobra cada vez más relevancia. 

Dicha estructura en mención se alimenta de las acciones que conocemos como política internacional o la expansión de la política exterior de los estados. Mostrando de fondo, una visión global de los asuntos internacionales, pero mayoritariamente dominada por los intereses nacionales. Por esta razón, no todo Estado tiene una visión global de dominación debido a que no todos tienen las mismas capacidades y poder de influencia en el sistema internacional, así como no todos pueden llevar a cabo el control de las reglas de juego. 

Entre múltiples visiones de expertos y artículos que analizan el papel de la política internacional de los Estados Unidos de América, logro basar mi análisis en el axioma de una pérdida de liderazgo estratégico en la política internacional debido al visión “Make America Great Again”. Aunque muchos aluden este lema como una política de Estado, mi opinión se basa en la idea de “tanto proteccionismo aleja una visión estratégica de intereses nacionales extraterritoriales”. Una visión realista de costo y beneficio; donde la centrarse en los asuntos internos hace descuidar los factores de interés vistos como estratégicos en el extranjero. 

Incluso se puede ver como los Estados Unidos han dejado de lado la gran influencia en el escenario internacional y varias son las razones que se han podido determinar; una autosuficiencia nacional, una vuelta al proteccionismo económico, y una falta de credibilidad en la cooperación internacional como base de la capacidad de incidir en el escenario global. 

Ante este panorama internacional, la República Popular de China ha utilizado esa “ausencia” de liderazgo de EE.UU y ha profesado por implementar nuevas relaciones internacionales, dada por una política exterior con visión global. La economía China ha permitido influenciar continentes con su geoeconómica y geopolítica cultural, volviendo a retomar y darle impulso, a la cooperación internacional. 

El proyecto de la nueva ruta de la seda impulsado desde el año 2013 por China, el cual conectado Asia con Europa, e imprime valores orientales a occidente a través de la constante negociación comercial, implementación de infraestructura, inversiones de zonas portuarias y francas, hace que se generen procesos de interdependencia a partir de la cooperación internacional, bajo la mirada -alejada de una ideología- de la geopolítica influyente en regiones donde no era posible anteriormente – el medio oriente, Europa central, Europa continental, hasta Latinoamérica- afianzar la visión de estado potencia, como quiere verse China hoy– una alternativa a los Estados Unidos-. 

Este proyecto que conecta todos los atributos económicos, sociales, políticas y culturales de los estados occidentales y orientales, le ha permitido a China tener un protagonismo en la esfera internacional de tal forma que lo ha posesionado como un país con alternativas comerciales y de cooperación que genera ganancias para todos. Con un proyecto ferroviario de más de 13.000 km, China busca impulsar valores, reglas, normas e identidad hacia las nuevas formas de negociación comercial lo cual le impulse una agenda global de reconocimiento y liderazgo mundial. 

Arrojando como resultado la expansión de identidad y cultura hacia nuevos espacios geográficos donde su influencia no ha sido del todo directa, por lo tanto, la expansión de la ruta de la seda, vista desde la analogía del destino manifiesto, se ha convertido en el pilar fundamental de la propagación de una política exterior de carácter global, que busca equiparar mercados globales para generar incentivos de cooperación internacional capaz de ver en China, una alternativa de hegemonía global.

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