La columna que leerá a continuación expone una de las diferentes respuestas que pueden establecerse al indagarse acerca de: ¿Cómo se involucran los jóvenes en el diseño y formulación de Políticas Públicas? Y ¿Por qué es importante su participación en esta etapa (o ciclo) de la Política Pública? Esta aproximación está descrita desde una visión estatal e institucional.
El año pasado, el Gobierno Nacional y la ciudadanía juvenil lograron un hito importante para los jóvenes del país; la elección de los ‘Consejos Locales, Municipales y Distritales de Juventud’. Un proceso de representación democrática compuesta por jóvenes entre los 14 y 28 años, y lugar natural para la puesta en marcha de la agenda juvenil. Esta elección contribuyó al fortalecimiento y consolidación del ‘Subsistema de Participación’ – ver el art. 32 de la ley 1622 de 2013- y contribuyó a que los jóvenes lograran establecer diálogos y acciones conjuntas con las alcaldías locales, municipales y distritales pensando en el mejor camino para el desarrollo juvenil.
A pesar de alcanzar este gran hito, es en el funcionamiento de tres escenarios del Sistema Nacional de Juventud donde se puede ver de mejor manera el involucramiento de los jóvenes en la participación de diseño y formulación de políticas públicas.
El primer escenario se da a través del mencionado ‘Subsistema de participación’ donde los Consejos, Plataformas y Asambleas de Juventud realizan veeduría, control y seguimiento a las acciones que desarrollan las entidades territoriales y el gobierno nacional en el marco del componente juvenil. Este escenario de participación pone a los jóvenes en un espacio de diálogo y escucha constante con las autoridades locales y nacionales para comprender y evaluar el desarrollo juvenil. Además, que, cuenta con la capacidad de establecer una agenda juvenil capaz de fortalecer, evaluar o rediseñar los planes y estrategias de la política pública en los distintos órdenes político administrativos.
En casos donde se esté construyendo la hoja de ruta para la formulación y diseño de la política pública de juventud, los jóvenes consejeros y/o aquellos que forman parte del ‘subsistema’ pueden coordinar con las entidades territoriales sesiones o mesas de trabajo para integrar el componente juvenil dentro de esta etapa de la Política Pública y entender a profundidad los problemas que integra la juventud en los territorios. (Cabe mencionar que el involucramiento en este primer escenario está determinada por la ‘voluntad política’ de los tomadores de decisión)
El segundo escenario se desarrolla mediante las ‘Comisiones de Concertación y Decisión’ de orden municipal y nacional. En estas ‘comisiones’ los jóvenes logran incidir sobre los temas que priorizan en la agenda juvenil y comienzan un proceso, valga la redundancia, de concertación y decisión con las entidades territoriales en búsqueda de prevenir, mitigar, y anticiparse a las necesidades (o problemas) de la ciudadanía juvenil. En esta instancia se evalúa el diseño de las acciones y su capacidad de incidir e impactar sobre los problemas encontrados por los jóvenes en el territorio. Las decisiones que se tomen en este espacio tienen una influencia directa sobre las acciones que realizan las entidades territoriales volviéndose un escenario esencial para la implementación asertiva del componente juvenil. En dicho escenario los jóvenes toman las decisiones más adecuadas para prevenir la vulneración de derechos y promover aquellas que pongan a consideración su beneficio o interés.
El tercer escenario se muestra a partir del ‘Subsistema Institucional’ el cual comprende al ‘Consejo Nacional de Política Públicas de Juventud’ y las ‘secretarías y/o dependencias de Juventud de las entidades territoriales’. Sus acciones están dirigidas a garantizar la representación de los jóvenes en la toma de decisión en política pública. Por eso es importante tener la participación efectiva de los jóvenes en el ámbito local y nacional ya que ellos abanderan las iniciativas de cientos y miles de jóvenes de diferentes comunidades permitiendo interpretar el desarrollo de los proyectos de vida desde una visión joven y real. (Es aquí donde se construye la Política Pública – Nacional- de Juventud)
En este tercer escenario, los jóvenes pueden proponer, por ejemplo, la formulación de documentos de recomendación de política pública desde las instancias del ‘Subsistema de Participación’ y llevarlas al ‘Consejo Nacional de Política Pública de Juventud’ a través de sus representantes nacionales. Adicional a este proceso, la importancia también recae en tener una visión joven dentro de estas instancias de decisión nacional que integran voz y voto, y hace posible que se abarque amenazas, problemas y riesgos que anteriormente no eran tan fáciles de percibir en este grupo poblacional (o no se tenían a consideración), y se logre la articulación de acciones para reducir los indicadores de vulneración de derechos. (Una sinergia institucional donde los jóvenes son el principal actor)
Es de esta manera que los procesos de empoderamiento y liderazgo participativo tienen como efecto positivo la consolidación de habilidades psicosociales que pueden ser utilizadas en el diseño e implementación de Políticas Públicas. Estos beneficios permiten, además, que, en los procesos de formulación e implementación, los jóvenes participen como ‘agentes de cambio’ incidiendo e impactando sobre la reducción de los crímenes o violencias. Los resultados que se logran obtener del empoderamiento y liderazgo se ven representados en la innovación para la transformación con impacto social que se visibiliza en el fortalecimiento de habilidades, capacidades y herramientas vistas en jóvenes que son transformadores de realidades, resilientes y sin miedo al cambio.