Con la soga al cuello

La pandemia llegó para cambiarlo todo: afectó nuestra salud, aceleró la pérdida de nuestros seres queridos, incrementó los trastornos mentales y, si se habla de economía, el panorama fue cruel para los bolsillos de los colombianos, lo que provocó un sentimiento de desazón en las personas; una encuesta realizada en el 2020 por McKinsey & Company sobre las perspectivas del consumidor reveló que Colombia es uno de los países con mayor pesimismo en cuanto a la recuperación financiera. 

El estudio señaló que 55% de los entrevistados no estaba seguro de cómo se mejoraría la economía del país y que ésta tardaría más de 12 meses en recuperarse, sumado a que creían que el impacto de la pandemia sería duradero y que, en ese momento, su mayor preocupación era la manera en cómo gastaban su dinero, la incertidumbre para comprar o invertir (58%), la pérdida de empleo (48%) y, finalmente, su capacidad monetaria a fin de mes (45%). Una total desconfianza.

La expresión popular “con la soga al cuello”, indica que se está en un grave aprieto o una situación difícil de sortear y, en cierta medida, muchos colombianos se sintieron así en sus finanzas durante esta contingencia generada por el COVID 19. 

Según la Superintendencia Financiera, entre agosto de 2020 y febrero de 2021, más de dos millones de personas reestructuraron créditos por cerca de 35 billones de pesos. El año pasado, en febrero, la tasa de morosidad de más de 30 días en las tarjetas de crédito fue de 8,29 %, mientras que en diciembre llegó al 30,64 %. 

Pero los ciudadanos no son los únicos con una cuerda que aprieta sus gargantas, también se puede decir que así estaría la próxima Administración que asuma las riendas de Bogotá por las cuantiosas obligaciones financieras. ¿Por qué? En debate de control político que realizamos sobre el Presupuesto Distrital, logramos establecer que, debido al gasto para mitigar la pandemia, incrementó exponencialmente la deuda pública que, de acuerdo con la Secretaría Distrital de Hacienda, creció en 33% entre el segundo trimestre de 2020 y el mismo periodo de tiempo de 2021 y que, a corte de mayo 31 del presente año, era de $4.369.278 millones. 

Ahora, los montos a pagar de la deuda no están distribuidos homogéneamente, sino que se presenta una acumulación para el periodo 2024-2029, lo que provocaría un cuantioso rubro acumulado. A esto hay que sumarle que la Secretaría de Hacienda estima que a finales de 2021 se registrará un déficit fiscal cercano a $4,620 billones de pesos, lo que representa -1.7% del PIB Distrital. Adicionalmente, a partir de las mismas proyecciones de esta entidad, se considera que el balance seguirá siendo deficitario para 2022 y 2023, y sólo desde 2024 en adelante se establecería un panorama positivo. 

Pero, en la actualidad, esta soga que aprieta el cuello anda rodando al Distrito, por ejemplo, el Plan de Desarrollo Distrital y el Plan Marshall, que fue anunciado como una propuesta innovadora y efectiva, no ha dado los resultados esperados. Para la muestra, un botón: La reducción de los índices de pobreza que, según metas de la alcaldía, se debía por lo menos mantener en lo que correspondía al Índice de Pobreza Multidimensional en 4,4%, aumentó, según el DANE, a 7,1% y lo mismo sucedió con la disminución de las cifras de jóvenes que no estudian ni trabajan, pues la situación no mejoró y la capital alberga el mayor número de adolescentes desempleados en el país con 409.591.

Es importante mencionar que, a partir de un requerimiento que realizamos, la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico señaló que el Plan Marshall tendría el impacto de vincular 65.000 personas dentro del mercado laboral a finales de 2021, sin embargo, a la fecha, sólo se han contratado 1.782, menos del 3%. De continuar esta tendencia, a fin de año se habrán contratado solamente 4.276 personas, lo que representa el 6,57% del total de empleos que se tenían como meta. 

Con todo esto, pareciera que la Administración incumplió el principio de planeación, ya que fijó unas metas lejanas a las previsiones realizadas por organismos de talla internacional y, adicionalmente, se alejó de su objetivo. 

Ahora, vale la pena preguntar, ¿cuáles son las garantías de ese futuro Plan de Rescate Social anunciado por la Alcaldía? ¿Este sí será efectivo y alcanzará los resultados previstos?

¿Cuál es la salida para que esta soga no siga apretando el cuello?

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