El estilo de ejercer el cargo por el entonces alcalde mayor de Bogotá y hoy presidente de la República, Gustavo Petro, se mantiene intacto pero con tendencia a ser más radical y extremo. Lo sucedido en el ámbito distrital frente a la idea del mandatario sobre la manera de prestar el servicio de aseo, se replica casi idéntico en el ámbito nacional respecto de las propuestas gubernamentales de cara a las reformas legales del sector salud y otros. Se hace lo que el mandatario quiere y como quiere o se acude a la advertencia de agitar a sectores populares para presionar a las instituciones de otras ramas del Poder Público.
La falta de profundidad y rigurosidad en la elaboración de muchas propuestas del gobierno, sumado a su protuberante y arrogante sesgo ideológico en contra de la participación del sector privado en la prestación de los servicios públicos, hizo crisis en el entonces gobierno distrital y ahora lo hace en el gobierno nacional de cara a la reforma a la salud. Entonces, el alcalde se apresuró en acusar al empresariado del servicio de aseo de estar cartelizado. Frente al caos gestado por el propio alcalde en la prestación del servicio, paradójicamente, no tardó tampoco mucho en pedirle a los mismos empresarios “cartelizados” que le ayudaran a resolver el caos causado. El ruego lo hizo el entonces gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá.
La arrogancia y testarudez de la ministra Corcho, que superó la propia de la ministra Irene Vélez o la del consejero de Paz Danilo Rueda, ha producido esta crisis política que el presidente agudiza y que anuncia superar convocando a sus seguidores a las calles. La incapacidad para gobernar queda al desnudo cuando el presidente en un momento desafortunado decide patear el tablero de la coalición de gobierno. Ese es su talante y los Partidos lo sabían.
Aun así, creo que como pasó en el caso del aseo en Bogotá, algún vocero del presidente saldrá en breve a pedir ayuda a los políticos tradicionales pero al menudeo, agudizando su ataque a los ex presidentes y directores de los Partidos que hacen parte de la coalición -o hacían parte-, en el afán de superar los estragos producidos como consecuencia de no haber actuado oportunamente frente a postura obtusa de la ministra Corcho y los epítetos descalificativos expresados en el discurso presidencial de Zarzal, Valle. Ese vocero será Luis Fernando Velasco, quién de tiempo atrás se ha despachado en contra del ex presidente Gaviria Trujillo, presidente del Partido Liberal.
La actitud y narrativa del presidente Petro, frente al tsunami político generado por él mismo, gracias a los oídos sordos de buena parte de su equipo de gobierno, pero que él apoya y patrocina, poco y nada evidencian su tan promocionado talante democrático. Nada más antidemocrático que no escuchar las opiniones de los propios. Creo que los mayores enemigos de este gobierno progresista están al interior del mismo y no son propiamente los miembros del Partido Liberal, Conservador y de La U.
Esa errada actitud gubernamental viene siendo replicada por otros que dicen actuar como voceros de este gobierno. El abogado Carlos Alberto Atehortúa, a quien conozco, se halla desde el inicio del gobierno en continuo desplazamiento por el país, anunciando una supuesta reforma a la ley 142 de 1994, ley de los servicios públicos, cuyo texto oficial no se conoce aún, pero que él viene exponiendo al estilo de la ministra Corcho: generando zozobra en el sector. Debo advertir que no hay vocero ministerial conocido que acompañe la estrategia del abogado Atehortúa, pero esa actitud ya viene generando el peor ambiente para el gobierno al interior del sector.
Pueda ser que el presidente no renuncie a su deseo de lograr los cambios que se necesitan y no se dedique al proselitismo en las plazas, sino que busque consensos amplios y trasparentes con los Partidos y no imposiciones antidemocráticas o, peor aún, que decida adelantar una estrategia burocrática al menudeo con los pequeños políticos que sonsaquen de los Partidos. Aún pienso que el presidente no tiene el talante de actuar tan minúsculamente.