Así cómo ocurrió después del 11 de Septiembre de 2001 con el atentado a las Torres gemelas en New York o después del pánico del Tylenol en 1982 cuando en Chicago un criminal abría los envases del medicamento e inyectaba cianuro para que luego los tomaran y ahora con el COVID19 las cosas en el mundo no volverán a ser iguales, serán mejores porque las grandes crisis generan grandes cambios.
Después del 9/11 se tomaron más medidas de seguridad para los viajeros y a los frascos de medicina les inventaron la rosca de seguridad que impide abrírlos fácilmente y con ello salvan vidas, especialmente las de niños y bebés.
Unas de las cosas que se acentuarán -después del coronavirus- en la cultura laboral colombiana que sigue siendo rígida, de puesto fijos y horas nalgas serán las nuevas formas de trabajo: el teletrabajo se quedará y con ello se consolidará un nuevo modelo de relación laboral más flexible en donde la fuerza laboral no tendrá una vinculación física con la empresa y en el que exigirá que los directivos aprendan a trabajar en forma colaborativa o morirán en el intento de resolver los problemas.
También, después de pasada la crisis, la biomedicina y la nanotecnología tomarán auge y serán de las carreras más demandada por los nuevos estudiantes. Las nuevas legislaciones para el control de pandemias y epidemias serán leyes a raja tabla que evitarán, en lo posible, que eventos como estos vuelvan a ocurrir. La salud será un tema de debate para considerarla un bien público y no un negocio. Y la mejor higiene llegó para no irse.
Pero en plena crisis hay que cuidar el lenguaje y calmar las hordas que se expresan a a través de las redes sociales con aquel impulso, muy colombiano, que así como en el país cada ciudadano tiene un politólogo y un director técnico cuando juega la selección, ahora nació otro nuevo bicho: un epidemiologo especialista en coronavirus que va diciendo en redes cuántas desfachatez se le ocurre y por ahí, hasta pánico puede producir. Así ocurrió en Bogotá con el paro y con los rumores de atraco a apartamentos de aquel 21 de Noviembre de 2019.
En un mundo cambiante, con fenómenos nuevos como el COVID19, las masas podrán creer todo o nada, una cosa o la otra totalmente contraria porque la desinformación juega un papel importante (Andrus Ansip, exprimer ministro de Estonia, aseguró una vez que el 85% del presupuesto de la KGB no se gastaba en develar secretos sino en distribuir mentiras) por eso la verdad no la pueden poner las redes sociales o quienes las manipulan; y si bien hay miedo por lo que está ocurriendo no puede ocurrir pánico ni fuga.
Me explico: el miedo cohesiona, une y genera solidaridad pero la fuga en pánico implica una lucha de cada uno contra todos los que se atraviesen en el camino y ello sería la ley de la selva en el que la masa se fractura en perdigones cuando en esta peste, la mayoría estamos salvados porque la mortalidad es muy baja inclusive en personas de la tercera edad.
El Coronavirus es un reto para la humanidad y para Colombia pero no hay que dejarle todo al gobierno ni al virus sino que por primera vez y en estas primeras de cambio, la solución se encuentra en nosotros lavándonos las manos, teniendo distanciamiento social y quedándonos en casa para proteger a nuestros tesoros: nuestros viejos que lo dieron todo por nosotros. Que Dios bendiga a Colombia.
