En un mundo tan cambiante como el que estamos viviendo, las políticas y acciones de diversidad e inclusión son indispensables para el éxito y bienestar de las empresas que están comprometidas con el medio ambiente, con el negocio y con las personas.
Uno de los desafíos más importantes en la agenda del área de talento humano de las empresas es, la gestión de la diversidad e inclusión, convirtiéndose en piezas claves para atraer y retener el mejor talento, así como una poderosa herramienta de innovación, flexibilidad, creatividad, motivación y cambio.
Poco a poco, empresas de todos los sectores y tamaños, están ejecutando acciones y planes para identificar, integrar y administrar la diversidad, creando condiciones de igualdad e inclusión más allá del género, edad, orientación sexual, religión, etnia, raza, condiciones físicas o de salud de sus trabajadores, proveedores y clientes.
Lo anterior responde a un deber ético de reconocer y respetar la individualidad y las diferencias en un mundo cada vez más heterogéneo y a la vez refuerza temas clave para el negocio, tales como la reputación e imagen corporativa, la atracción y retención del talento, la felicidad de sus trabajadores y el impacto positivo en la rentabilidad, ya que las empresas que perciben que sus trabajadores están satisfechos con la conciencia empresarial de diversidad e inclusión, generan entre dos y cuatro veces un mayor crecimiento en ventas, y un mejor desempeño, en innovación y productividad.
La gestión de la diversidad e inclusión a través de inversión en programas o acciones, ya no es opcional; es ahora un propósito para todas las empresas y entidades gubernamentales. En este momento se requieren empresas comprometidas con el medio ambiente, con el negocio y con las personas; que busquen construir acciones con un alto impacto positivo hacia la sociedad y sin duda tener en agenda el tema de inclusión y diversidad, es una manera coherente de contribuir.
De acuerdo a lo anterior, es importante ofrecer igualdad de oportunidades para todas las personas, fomentando empatía entre los trabajadores, así como actuar en contra de la violencia, el uso de términos despectivos, el promover diversidad de opiniones e integrar laboralmente a diversas generaciones mediante un liderazgo equitativo, que incida en la cultura, mentalidad y compromiso de todos los grupos de interés.
Los lugares de trabajo más diversos e inclusivos son espacios más preparados para afrontar y resolver las demandas futuras, al crear sentimientos de pertenencia y orgullo, en y por la empresa, enfocados en construir una cultura empresarial que aporte valor a los clientes y al equipo de trabajo por igual y a la comunidad.
Hoy en día, la igualdad es una de las principales preocupaciones de la sociedad un hito hacia el que todos los actores sociales deberían avanzar. Las empresas tienen aquí un papel fundamental, por esto el valor para el negocio y los clientes se genera gracias a la adopción de nuevas y diferentes perspectivas, empoderando a los trabajadores, enriqueciendo de esta manera a las empresas con sus experiencias, conocimientos, enfoques y habilidades.
Una empresa inclusiva, debe aprovechar al máximo la riqueza que aportan las diferencias, ya que permiten dar solución a problemas desde diferentes perspectivas, haciendo avanzar a la empresa hacia nuevos mercados y prestar un mejor servicio a los diversos clientes, logrando así que esta riqueza basada en diferencias, aporte mayor valor hacia el éxito empresarial. Estas diferencias incluyen, aunque no se limitan, habilidades y capacidades distintas, edad, cultura, educación, género, idioma, religión, antecedentes socioeconómicos y estilo de trabajo.
La diversidad e inclusión en una empresa ha de implementarse y consolidarse, a favor del equipo y en beneficio de los clientes. Estas políticas, tienen efectos en la sociedad, por esto aumentar la representación de mujeres en puestos de liderazgo, responde a una valiosa estrategia en favor de las empresas, al invertir en las mejores personas y valorar sus capacidades, lo que se traduce en un éxito para las empresas, trabajadores, así como para los clientes y la sociedad.
Las conductas individuales como las conductas de la empresa en su conjunto responden a unos principios éticos y morales en el mundo de los negocios que configuran un conjunto de valores, normas y principios. Todos ellos deben estar reflejados en la cultura de la empresa para alcanzar una mayor sintonía con la sociedad y permitir una mejor adaptación a esta.
Al rol de las empresas dinamizadoras se ha agregado el encargo de dar respuestas a los anhelos legítimos de la sociedad, como es, tener un empleo digno, una economía sostenible, responsabilidad medioambiental, respeto por la diversidad individual y colectiva, entre otras. Esto debe implementarse a través de un sistema de cumplimiento y de altos valores éticos, que comprendan políticas anticorrupción, protección de datos, protección del medio ambiente, prevención de conflictos de interés y trata de personas, entre otros.
Además de lo anterior, se debe poner en marcha un programa de Responsabilidad Social Empresarial que promueva el compromiso con la sociedad mediante acciones capaces de fortalecer la competitividad, a través de la diversidad e inclusión, por lo que la viabilidad de estas políticas dependen de su articulación con los valores éticos que se inculcan en la sociedad.
La implementación de estos planes, sigue siendo un gran desafío y generan muchas resistencias en las empresas que se debaten entre la obligatoriedad legal y la sostenibilidad real de un plan que genere cambios positivos en aspectos de igualdad, diversidad e inclusión.
Es cierto que las empresas de todo el mundo comprenden los beneficios de la diversidad y la inclusión, sin embargo la pandemia ha cambiado las prioridades desde un enfoque proactivo de generar más ingresos, y es aquí donde se debería vincular personas de todas las edades, con discapacidades, o con estudios limitados, entre otros, ya que una gran mayoría cuentan con capacidad para aportar al crecimiento empresarial.
Por lo anterior las empresas deben elaborar un diagnostico interno y externo de su situación y de la percepción de sus trabajadores y clientes. Una vez elaborado el diagnostico, podrían analizar los datos, utilizando tecnologías emergentes, y así llegar a conclusiones certeras y rápidas, tendiendo en cuenta que la D&I hace parte integral del motor que impulsa la recuperación empresarial y económica del país, pudiendo desarrollar productos innovadores y creativos, dirigidos a una sociedad cada vez más cambiante, igualitaria y diversa, logrando, ser más competitivos, con mayor reconocimiento y con un verdadero sentido social.