Una de las consecuencias negativas que ha traído la globalización a los estados de América Latina ha sido la expansión del Crimen Organizado Trasnacional (COT), fenómeno que opera con mayor interés a través de los bordes y fronteras nacionales de los países, haciendo posible que estas organizaciones ilegales tengan mayores capacidades de financiación, y permitiendo de alguna forma, la facilidad de emprender diferentes acciones que buscan desestabilizar a los estados de una forma multidimensional.
El COT ha tenido mayor relevancia durante los últimos años puesto que sus acciones han afectado la defensa y la seguridad de los países latinoamericanos. Hemos tenido que enfrentar nuevas amenazas a la defensa y seguridad, definidas por eventos como la explotación ilegal de recursos naturales estratégicos, la tala de árboles en la Amazonía, el tráfico ilegal de armas, la trata de personas, el tráfico ilegal de animales, el contrabando, el narcotráfico, el secuestro, y la extorsión. Situaciones que logran mantener a los estados en un estado de riesgo y peligro a la soberanía nacional.
Sin embargo, ante la eventualidad de la pandemia covid-19, los estados han tenido que cerrar sus fronteras y en casos más extremos, movilizar a las fuerzas militares a las fronteras terrestres para generar un control más efectivo y no permitir que la migración en tiempos del covid, se vuelva un problema de seguridad pública. Por lo que podríamos pensar que, ante esta situación, el COT ha tenido un retroceso en su operatividad e influencia trasnacional. Sin embargo, ¿Qué tanto le puede afectar al COT el cierre de fronteras?
En el caso colombiano, el COT hace parte de la gran amenaza a la soberanía nacional, pues dentro de la política de Seguridad y Defensa Nacional del presidente Iván Duque, además del Plan Bicentenario, se logra determinar al COT como el enemigo a vencer, no obstante, ni con las acciones tomadas por el país para la contención de la pandemia y el cierre de fronteras terrestres, marítimas y áreas, se logra mitigar la influencia que expande el COT en el país.
El flujo migratorio que se deriva de la masiva movilización de venezolanos por las frontera colombo-venezolana, hace que sea posible la propagación del COT. Con 2219 km de frontera, y más de 200 pasos ilegales, ni las medidas para detener el flujo de migrantes y la contención de la pandemia, ayuda a mitigar al COT. Aún seguimos teniendo canales estratégicos donde confluyen el narcotráfico, el tráfico de armas, y la migración ilegal, además de comenzar a evidenciar al cibercrimen, como la nueva apuesta de los grupos ilegales trasnacionales.
Esta nueva dinámica permite evadir la dimensión terrestre por donde el COT se fortalece, y que, de algún modo, las acciones de contención de la pandemia podían llegar a frenar el fenómeno. Pero, no hay que olvidar que, una de las características principales del COT es su capacidad de mutación. Por lo cual, las estrategias de profundizar sus acciones estarán direccionadas por las nuevas formas de desestabilizar los estados bajo la era de la tecnología y la información.
Por ejemplo, las acciones no violentas, se pueden acoplar a la dimensión del ciberespacio, las cuales pondrán en aprietos a los estados. Sin ser exagerado, ni futurista, los nuevos combatientes del COT, estarán caracterizados por ser personas que pueden recrean una acción desde la comodidad de la casa a través de un computador.
Siendo esta característica, la principal razón por la cual podemos poner al COT, en la nueva era de las guerras irregulares, o conocido académicamente como guerras de quinta generación, y desafiando al mismo tiempo, al Derecho Internacional Humanitario, donde la categorización de combatiente y civil puede llegar a cambiar sistemáticamente.
Por lo tanto, las acciones de los estados por contener la pandemia del covid-19, y que pudiera pensarse como acciones que logran aislar al COT de las fronteras soberanas, se ha convertido en un efecto contraproducente, pues se ha podido determinar que para el COT, estas medidas son la ventana de oportunidades para emprender acciones no violentas que logren desestabilizar a los estados a través del cibercrimen, por lo cual, el Estado y las Fuerzas Militares, tendrán que estar cada vez más preparadas para prevenir, anticipar, y controlar, amenazas que pueden desprenderse del COT en el país y la región.