La trata de personas es una de las violaciones a los derechos humanos más reprochables que pueda existir; cosifica a las personas, las esclaviza y las convierte en simples mercancías de un negocio que resulta ser sumamente lucrativo, siendo el tercer delito más rentable a nivel mundial. En Colombia, este crimen cada vez crece más a raíz de tanta desigualdad que hay en diferentes regiones del país. Pero como bien sabemos, Bogotá es la más fiel representación de todo un país que busca salir adelante a toda costa, situación que muchos criminales aprovechan como aves de rapiña para llevar directo al infierno a muchas víctimas incautas que solo buscan una oportunidad para sobrevivir.
Muchas veces vemos esta problemática como algo ajeno que solo le puede ocurrir a los demás, pero está más cerca de lo que creemos. En el corazón de la capital del país se registran casos aberrantes de muchas mujeres que han sido vendidas y explotadas sexualmente por organizaciones delincuenciales que inicialmente aparecen para ellas, como ángeles en el camino, pero después les infunden el más puro terror.
Dentro de algunas denuncias a las cuales he tenido acceso por parte de diferentes mujeres, al escucharlas, cada testimonio resulta peor que el anterior. Claudia a quien le cambiamos el nombre por temas de seguridad, es una joven cartagenera que recién llegaba a Bogotá cuando tuvo que vivir un verdadero suplicio, me comentaba en medio de llanto: “Lo que parecía ser una interesante propuesta de trabajo, se convirtió en el mayor infierno que jamás hubiera podido vivir. Vi una publicación de empleo en redes sociales, fui a la entrevista, todo el supuesto proceso de selección para ser recepcionista de un establecimiento comercial parecía marchar bien, hasta que llegué a una casa la cual se me hizo muy extraña por la ubicación, sin embargo, toqué la puerta y un señor salió a recibirme muy acomedidamente; me invitó a seguir y de manera sospechosa me solicitó la cédula, creí que eso era normal para un trabajo, pero nunca me la regresó. Después me hizo pasar a un estudio fotográfico improvisado, empezó a tomarme fotos y a indagar cosas sobre mí familia para asegurarse que efectivamente estuviera sola en la ciudad. Realmente no sabía para que tantas fotos, después de un tiempo, se puso agresivo y me dijo que me desnudara, me negué, sacó una pistola y ahí empezó toda mi desgracia. Por los siguientes meses, fui sometida a tratos inhumanos, golpes, violaciones, tenía que acostarme hasta con 10 hombres en una noche, de lo contrario me amenazaban con matar a mi familia”. Sin duda, un relato aterrador.
Como Concejal de la capital del país, desde hace varios años he venido trabajando incansablemente porque este terror para cientos de personas cese. En el año 2020, logré la aprobación de un Acuerdo de ciudad en contra de la trata de personas que da varios lineamientos para la lucha contra este vejamen, por lo que sigo poniéndole la lupa al tema, haciendo énfasis en fortalecer la investigación y judicialización del delito para hacer más eficiente su persecución y sanción, de manera que se reduzca la impunidad. Además del enfoque de protección integral a niños, niñas y adolescentes, visibilizando la trata y su abordaje, desde la perspectiva de prevalencia de derechos.
En tanto a la prevención, es fundamental reunir un conjunto de acciones y estrategias para evitar este delito en todas sus manifestaciones y en cualquiera de sus etapas, para lo cual, las autoridades distritales tienen que generar acciones concretas. A partir de nuestro Acuerdo y de otras importantes iniciativas, la Secretaría Distrital de Gobierno ha venido trabajando en un plan de inversión de cerca de 117 mil millones de pesos para combatir la trata de personas en Bogotá, con la Política Pública de Lucha Contra la Trata de Personas en Bogotá para efectuarse entre el 2022 y el 2031.
Todo lo anterior con el fin de proteger los derechos de las personas víctimas de los distintos tipos de explotación, como son la prostitución ajena y explotación sexual; trabajos o servicios forzados, servidumbre y explotación de la mendicidad ajena; matrimonio servil, esclavitud o prácticas semejantes a la esclavitud y tráfico de órganos.
El tour de la trata de personas en Bogotá
Lamentablemente el turismo en Bogotá también tiene un vínculo muy ligado a este delito, se conocen de algunas agencias de viaje inescrupulosas que incluso ofrecen dentro de sus paquetes turísticos en la ciudad servicios que incluyen tours de dogas y diferentes recorridos sexuales con menores de edad así como con mujeres de todas las edades.
Ante esta problemática, recientemente se aprobó una adición presupuestal de cerca de $150.000.000 al Instituto Distrital de Turismo (IDT) con el
objetivo de fortalecer la estrategia de prevención de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en el contexto turístico en alianza Policía de Turismo y por lo menos 200 empresas de turismo vinculadas y atención a visitantes y turistas.
Las cifras no cesan
Y es que de acuerdo con el más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de cada 10 casos de trata de personas que se presentan en el país, 4 suceden en la capital colombiana, le siguen el departamento de Antioquia con un 11 por ciento, en tercera posición Cundinamarca con el 6%, después el Valle del Cauca con 5 por ciento y en el quinto lugar está Norte de Santander con 5%.
La UNODC señala que el escenario “perfecto” para que los traficantes se aprovechen de las personas vulnerables son lugares donde se evidencia un conflicto armado, y no solo se aprovechan allí de ellos, pues también les ofrecen ‘mejores condiciones de vida’ en el exterior. Ya en el marco internacional, las redes de Tratas de Personas envían a la mayoría de víctimas a México con un 10 por ciento, le sigue China con el 9%, en tercer lugar, está España con el 8 por ciento, luego está Ecuador con el 7%, y en quinta posición, Argentina con un 6 por ciento.
En Colombia, de acuerdo con cifras del Ministerio del Interior, las finalidades de la trata de personas que cuentan con más casos reportados desde el 2013 son; Explotación sexual: 408 casos, Trabajos forzados: 134 casos, Matrimonio servil: 48 casos.
Migrantes y la trata del Tren de Aragua
Organizaciones criminales como el Tren de Aragua que aparte de su actuar delictivo en tanto a crímenes como homicidio, hurto, extorsión y narcotráfico, también cuentan con una estructura dedicada a la explotación sexual de mujeres y niñas especialmente venezolanas, quienes han tenido que migrar por las condiciones sociales y políticas de su país. Por desgracia, estos criminales ahora están expandidos en Colombia, Venezuela, Chile y Perú, cinco países que luchan actualmente en contra de este flagelo.
Según un informe Trata de Personas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, “los grupos en alto riesgo de convertirse en víctimas de trata de personas incluyen a refugiados y migrantes venezolanos/as, personas desplazadas internamente, afrocolombianos/as, ciudadanos/as nacionales con discapacidad, poblaciones indígenas, y colombianos/as viviendo en áreas donde existen grupos armados ilegales y organizaciones criminales activas”.
Sin duda, este es un tema de bastante complejidad al cual todas las autoridades de la ciudad y del país deberían prestarle la suficiente atención para así sumar esfuerzos para reducir tanta desigualdad y con ello el riesgo de que tantas miles de personas sean utilizadas como viles objetos para un beneficio económico.