
Cuando repasamos lo escrito por Claude Levi-Strauss en donde afirma que toda cultura es una mezcolanza, inevitablemente pensamos en América Latina, lugar en donde la hibridación ha jugado un papel fundamental en su conformación cultural. Al contemplar el calco en bronce de La Bachué me queda claro que es un híbrido y una mezcolanza lo que esculpió Rozo en granito. No se ha podido descifrar lo que oculta esa combinación heterogénea de formas simbólicas. Observando atentamente la obra se descarta que sea fortuita su elaboración, pudiéndose afirmar que hay algo en ella que se podría leer como un jeroglífico.
Paso a relatar una experiencia personal que puede dar pistas que conduzcan a aclarar este asunto que tiende a volverse más oscuro:
I
Durante dos años estuvo La Bachué, mirando al poniente, en una de las terrazas de Casasalas en La Calera. Teniendo el triángulo equilátero que conforma el cerro El chocolatero como parte del telón de fondo, se despertó mi imaginación y la de otros llevándonos a suponer que la hondonada que tiene enfrente, fue producida por un meteorito que se estrelló ahí y que El chocolatero es un túmulo funerario muisca de forma piramidal. Lo del asteroide y la teoría de que el cerro es un portal son especulaciones de mi vecino que fueron avaladas por alguien que afirma que se han producido avistamientos de ovnis en el sector.
II
Mi taller de Bogotá fue escenario de dos de las doce exposiciones programadas dentro de lo que he llamado “El camino a las antípodas”. El confinamiento impidió que se realizaran las otras diez. Hace unas semanas tuve que entregar una casa vecina -en la que contaba con un lugar de trabajo y, en sus tres pisos, almacenaba obras y chécheres que se fueron acumulando casi sin darme cuenta- lo que me obligó a profanar lo que fue mi sitio de trabajo durante veinticinco años para convertirlo en bodega.
III
Como anticipo a la exposición de La Bachué en Londres tenía previsto realizar un simulacro del espacio asignado por la galería Saatchi en el marco de su feria. Con el taller invadido había desechado la opción de hacerlo ahí hasta que caí en la cuenta de que lo de Saatchi no ocupa más que la tercera parte del espacio y que podría arrumar todo al fondo.
IV
Para el proyecto propuesto por el MAMBO y El Tiempo sobre la pandemia realicé una obra dentro del bosque nativo que bordea la parte oriental del terreno de Casasalas. Cuando la solicitaron para ser expuesta la levanté del terreno, como si fuera un objeto arqueológico, y la envié al museo. En el lugar quedó la huella rectangular de la obra. Se me vino a la cabeza hacer ahí un mirador de estrellas. Con Juan Carlos y Orlando nos pusimos en la tarea y en un tiempo récord quedó un espacio con cerramientos en malla de tres metros de lado y 2.50 mts de alto y un círculo abierto en su cubierta.
V
Se me ocurrió trasladar La Bachué al mirador de estrellas, teniendo la precaución de ubicarla en sentido oriente-occidente. Su corona cónica, con una esfera en la parte superior, sobresale en todo el centro del vacío circular que recuerda el de la fuente original en Sevilla. En su parte posterior tiene un círculo tallado que representa al dios sol. En la tarde de ayer, contemplándose desde el oriente, vi como el sol, ya por ocultarse en las montañas, coincidía con ese círculo y la sombra alargada de La Bachué se prolongaba hacia el bosque.
VI
A La Bachué le cambié su base cúbica por una serie de varillas soldadas que hicieron parte de la maqueta de una escultura que se propuso para un edificio en Bogotá y fue rechazada. Habría quedado justo al frente del Homenaje a Gandhi de Feliza Bursztin.
VII
Contemplándose de perfil noté que su rostro es invisible, lo que vemos es una máscara. Habría que imaginar lo que hay detrás de ella. Esa máscara, con los ojos y la boca representados con dos líneas gruesas paralelas y su achatada nariz, me pareció de otro mundo.
VIII
Ayer, mientras escuchaba el programa de G24 sobre un curioso personaje costarricense que se instaló en Colombia y tuvo encuentros con extraterrestre, no podía dejar de asociar lo narrado por su hija con La Bachué. Son evidentes los orígenes masónicos de la pieza y ahora se le suma este otro que habla de mundos distantes.
IX
Sucede que esta extraña figura despierta la imaginación hasta el punto de llevarla a inventar historias que se asemejan a las que encontramos en la literatura y el cine de ciencia ficción. A propósito, la cantante de la película “El quinto elemento”, con su cabeza alargada y sus tentáculos, parecen inspirados en la Bachué.
X
Quisiera instalarla en la cima de El chocolatero y hacerle un ritual, como el que se hizo en la fuente de las Torres del Parque de Salmona, corriendo el riesgo de desatar una nueva emergencia invernal.