El quinto elemento (Parte 2)

A la pregunta acerca de su joven paciente que afirmaba haber estado en la luna, Carl Gustav Jung respondió que si ella lo decía era porque estaba en la luna. Lo creado por el inconsciente se entrecruzan, irremediablemente, con lo que dicta la conciencia. Cuando vamos a un entierro y, en lugar del pésame, decimos ¡Felicitaciones! es nuestro inconsciente el que habla porque “el inconsciente es algo realmente inconsciente”, dice Jung.

En 1957, cuando contaba con ochenta y dos años, Richard Evans lo entrevistó dejando un valioso documental que me sirve de referencia para lo que quiero expresar acá en la segunda parte de mi artículo “El quinto elemento”. Las circunstancias son particularmente inquietantes en Colombia y eso ha desviado mi atención, ocupada hasta ahora en desentrañar los misterios de La Bachué para pasar a los que están detrás del caos generado por los delirios de poder que han germinado en mentes siniestras. 

Para Jung, la cuestión es de carácter y este es el que está en el trasfondo de quienes no encuentran equilibrio y se hallan más influenciados por su entorno que por sus propias intuiciones o por quienes, al contrario, encuentran en su subjetividad una mayor influencia que en el mundo exterior.  Para estos últimos sus fantasmas son hechos, como es un hecho que un hombre forme tal o cual fantasma. Y es que todo lo que se hace, en el inicio, fue pura fantasía. No un objeto tangible pero sí un hecho de la psique. Desestimar lo que la mente crea es tan equivocado como si desestimamos los hechos reales.

Volviendo al caso que nos incumbe, en estos difíciles momentos, podemos constatar el poder de lo que germina en ciertas mentes y que terminan causando desgracias mayores. Jung, en esa entrevista realizada en plena Guerra fría, plantea el siguiente escenario: 

Ciertos individuos en Moscú ven alterados sus nervios y pierden el sentido común. 

Consecuencia: el mundo entero en llamas. 

Los elementos de la psique son hechos, realidades y nosotros somos el peligro. La psique es el peligro, concluye Jung. 

Quienes perdieron las elecciones pasadas anunciaron lo que estamos sufriendo ahora -para ellos, el solo pensarlo lo convertía en un hecho-. Según Jung el factor subjetivo es una especie de “autoerotismo patológico” en el que la fantasía juega un rol fundamental. Hay quienes crean sus ficciones para que sirvan como catarsis que prevenga males mayores y otros que no se contentan sino hasta que las convierten en terribles realidades. Y es el resentimiento el que está detrás de ese afán por propagar el odio que pretende llevar a la inconsciencia colectiva a incendiar el país.

No creo que tenga cura la enfermedad de la psique de esos personajes que están maquinando como crear el caos e imponer la violencia. Lo que se puede prevenir es que no tengan más poder y, si fuera posible, quitarles el que ya tienen. 

Entre los políticos hay algunos que se fabrican sus ficciones pretendiendo hacerlas pasar como realidades. También hay quienes se ocupan en generar terribles situaciones reales que superan a las peores ficciones.

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