La entrega de tierras va mal. Según la Silla Vacía, de 3 millones de hectáreas, van 12 mil. Igual va el acuerdo con Fedegán: de 448 mil hectáreas ofertadas, la ministra Mojica dijo que solo podrán adquirir 29 mil.
Y si el gobierno quiere comprar un millón de hectáreas necesitaría $20 billones pero, si el anteproyecto de presupuesto 2024 del agro, incluido todas sus entidades, es de $1.9 billones, es perentorio concluir que por falta de plata, la entrega de tierras será un política pública fracasada.
Pero he aquí unas preguntas: ¿Una reforma rural es la entrega de la propiedad de la tierra? No creo. Así era en siglos pasados y se llamaba reforma agraria porque lo rural era lo agro, pero ya no es así. Hoy es otra cosa. ¿Los campesinos quieren tierras o negocios agrícolas rentables? Hay que mejorar el acceso a la tierra y la competitividad rural pero en modelos inclusivos.
La agricultura del futuro, esa sí, está haciendo una revolución, pero en otro sentido. No entregando tierra. China está invirtiendo en el mejoramiento de semillas para que sean más productivas y resistentes al cambio climático.
Multimillonarios del mundo, Jack Ma de Alibaba, Elon Musk y Jeff Bezos están financiando startups de agricultura para revolucionar la producción de alimentos. Dubái inauguró el año pasado la granja vertical más grande del mundo con apenas un poco más de tres hectáreas que usa un 95% menos de agua. En Ezhou, China, construyeron un rascacielos de 26 pisos para criar 1.2 millones de cerdos al año. El agro del futuro: la agricultura vertical, digital, orgánica, de laboratorio y de precisión no necesita tanta tierra.
Es necesario que Colombia se conecte con esas tendencias e invierta en la formación de científicos de datos agropecuarios para afrontar los retos de la agro climatología, agro logística, competitividad, comercio y mercado pero el país anda en otra cosa, hundida en el pasado. Escarbando la tierra.
Sin embargo, hay una ventana de oportunidad: Los vínculos urbanos rurales que están en el Plan Nacional de Desarrollo, son una forma efectiva para intervenir lo que hoy se llama la nueva ruralidad.
La nueva ruralidad entiende que lo rural no es solo agro, sino un sistema complejo donde conviven diferentes sectores productivos, culturales y sociales. La ciudad ocupa un territorio pero influye, es influida y es interdependiente con lo rural a través de unos flujos que no permiten determinar límites claros entre lo urbano y lo rural.
Son flujos recíprocos de personas, bienes, servicios, dinero, tecnología entre lo urbano y lo rural que crean vínculos de diversa índole y una red de relaciones territoriales, económicas y sociales que difuminan los límites entre lo urbano y lo rural y es por esta vía, que se crea no solo ciudades sostenibles, sino una humanidad sostenible.
Para mientras tanto sino se aborda el enfoque de vínculos no se irá a ningún Pereira porque el bus de la entrega de tierra, va para otro lado.