Lo tienen muy claro y lo anuncian en mayúsculas sobre una tela negra: ES NECESARIO QUE URIBE MUERA. A cualquier fanático se le puede ocurrir semejante estupidez, pero a quienes lideran las manifestaciones, desde sus curules, les corresponde la responsabilidad de lo anunciado ahí y de sus consecuencias. Ante esto, me permito insistir en la conclusión de mi artículo de la semana pasada: Álvaro Uribe tiene las mayores opciones de retomar el timón en 2022 y es un deber del presidente Duque y de su partido allanar el camino.
Quiero contrastar la amenazante frase escrita en un telón por los amigos de la minga con esta otra surgida de una vuelta de tuerca: ES NECESARIO QUE URIBE VIVA. La Corte lo acorraló obligándolo a salir del Senado y pretendieron humillarlo ante el mundo dictándole medida de aseguramiento pero no lograron el objetivo de destruirlo… todavía. Sus dolidos enemigos persistirán en el propósito de que Uribe muera, ya sea políticamente, aplicando lo que se llama asesinato de la personalidad con un arma cargada de falsas acusaciones; y su muerte física, decretada desde hace décadas, cometiendo los más atroces atentados. Uribe sigue vivo ¡por ventura!
¿Por qué el empeño de ver muerto a Uribe? Ya podrían guardarlo en el cajón de los recuerdos y asegurarlo con doble candado. Recuerdo a mi padre cuando me advertía que esos de la guerrilla no olvidan ni perdonan.
En un repaso de las fortalezas de Uribe resalta la de su estilo tan particular: aborda los problemas transformando sus ideas en acciones. Esto sale a la luz cuando de debatir se trata. Muchos son los que están dispuestos a enfrentarlo con puro blablablá, pero cuando la cuestión va a lo fundamental, es decir a los hechos, Uribe se queda solo. No hay quien rivalice con él. Si juntamos los legados de los otros cuatro ex presidentes vivos y los pusiéramos al lado del de Uribe, no le darían al tobillo. La mejor manera de ganar una elección es con los argumentos sólidos que aportan las realizaciones. ¡Qué tal ver enfrentado a Uribe con los mequetrefes que han anunciado desde ya sus precandidaturas!
Aparte de esos autos nominados ¿quién podría enfrentar una candidatura de Álvaro Uribe? Dentro de su mismo partido no tendría rival y frente a sus enemigos… vaya si los veríamos temblando ante la perspectiva de que la infinita mediocridad que los caracteriza quede en evidencia.
¿A qué le podría temer más cualquier aspirante a la presidencia que a una candidatura de Uribe? Por eso convierten algunos de ellos en lema la aberrante frase, a la que hemos hecho mención, al compartirla por las redes. Para otros, entre los que me cuento, es necesario que Uribe esté más vivo que nunca, en todo el sentido de la palabra.