Que pena contigo gobernador o alcalde, pero quiero pedir tu autorización para hablarte al oído, cual si fuera tu hermano, tu mejor amigo o tu asesor personal, porque veo con preocupación que puedes estar pensando en diferentes posibilidades de ganar, en estos momentos cuando tanto tú como gobernante, como nosotros como gobernados, estamos atravesando una situación inédita en nuestra historia y es aquella que nos debería obligar a que reflexionáramos si no han sido en vano tantas luchas, tandas discrepancias, tanto engreimiento, y darnos cuenta de un momento a otro que, un enemigo invisible, tan pequeño que no somos capaces siquiera de imaginarlo, nos cambia a todos las condiciones, y a ti en especial, tu plan de gobierno.
Entonces, entendiendo que tú puedes ser de los buenos, es decir, de aquellos que solo están interesados en acertar a favor del bienestar colectivo, de la vida de todos tus coterráneos, del mantenimiento del empleo y de la mejor manera de enfrentar desde la salubridad pública y la economía esta situación tan agresiva, pero también tan apremiante; permíteme formularte tres preguntas y luego sugerirte respuestas con lo que yo creo que son las razones para que no te equivoques:
P/ ¿Has aceptado coimas, aprobado presupuestos con precios por encima del mercado, realizado compras evadiendo controles oficiales o utilizado donaciones para tu bienestar o el de tus allegados?
R/ Si la respuesta es sí, ya sabes que eres un mísero ladrón. Y si lo eres ahora, seguramente lo has sido desde hace mucho rato, y por ello, en campaña compraste votos, pagaste a quienes te ayudaban a decir mentiras, a dañar a otras personas, recibías dinero como un lavador de contratos y admitías a cualquiera a tu lado con tal de ganar.
Además, te tengo una mala noticia: vas a dejar pelos en el alambrado, y esas huellas, las “ias”, en algún momento, las van a encontrar. Quizá por ahora hagas alarde de liderazgo o compromiso, pero así realices muy bien tu tarea, porque es posible que, si eres hábil para timar, también lo seas para gobernar, vas a caer.
Es malo siempre robar, pero ser corrupto, es decir, sacar del dinero de todos, especialmente de quienes sufren hambre, enfermedad o desempleo, es una bellaquería. Si puedes, aunque de todas maneras ya es tarde, recomponer el camino y ajuiciarte, hazlo ya, si no, que te aplaste la ley y el desprecio ciudadano.
P/ ¿Estás iniciando tu trabajo como gobernante con la ilusión de que tus decisiones hoy te lleven a ser Presidente de la República, Senador, Representante o un cargo que creas superior al que ahora ocupas?
R/ También te estás equivocando y te doy dos razones: la primera es que nadie logra ascender si no realiza bien su tarea, si no entiende cuál es su territorio, si invade funciones que no lo competen, y, sobre todo, si crea caos a la hora de lograr acuerdos, así sea desde la discrepancia y desde la otra esquina de pensamiento. ¿Cómo le pides entonces a tus ciudadanos que te hagan caso si tú no entiendes ni atiendes el conducto regular y la estructura del Estado?
Y la otra razón, es que apenas inicias tu mandato, en la siguiente elección tú no podrás participar y cuando sea tu nuevo turno, posiblemente no seas un ser vivo, hayan surgido nuevos liderazgos o las redes sociales estén tan adelantadas que sean capaces de cuantificar el costo de tus errores y la vileza de haberlos cometido en tiempos cuando se necesitaba tu sensatez.
P/ ¿Te encanta la vitrina y ser el protagonista sin importar lo que debas hacer o el costo que el presupuesto, la seguridad ciudadana o el bienestar colectivo tengan que pagar?
Ahí sí, me puede más el pesar que me produces que las razones que te pueda dar para que no cometas tal torpeza. Mira, te lo digo porque ya es mucho el tiempo que he pasado en mi vida viendo estrellas fulgurantes que se vuelven cadáveres putrefactos en la preferencia de las masas: no te la juegues así.
Te quedan más de tres años y medio de sufrimiento en el cargo y toda una vida de lamento y contrición sin sentido. Las masas no piensan, no opinan, no reflexionan, cambian con la flexibilidad de las veletas y se mueven al ritmo del vaivén de la conveniencia y de la “sangre” de los líderes.
Se cauto, se sensato, se prudente, ganar una primera batalla no es ganar la guerra, hacer quedar mal a alguien y salir en las portadas no es obtener el objetivo y envalentonarse cuando el otro tiene más poder, mayor visibilidad o menos rabo de paja, es arriesgar innecesariamente.
Ah… y, por último: no tomes decisiones desde la confortabilidad de tu casa o de tu despacho, ni demuestres poder desde la angustia de empresarios, empleados, obreros y trabajadores informales. Recuerda que, en el caso de Colombia, solo para hablar de nosotros con bastante pena, la ciudad que menor informalidad presenta tiene al 43% de sus ciudadanos desesperados, en tanto que algunas llegan al 78%, oye bien, y eso es hablar con gente casi sin esperanza, y además, te lo digo bien al oído: casi listos a conseguir, al costo que sea, soluciones para al menos estar; estar digo, vivos.