Ignacio Arizmendi Posada

Periodista de la Universidad de Navarra.

Exdecano de la Facultad de Comunicación de la UPB.

Excolumnista de El Colombiano y El Mundo (Medellín), El País (Cali), El Tiempo y Revista Cromos (Bogotá).

Autor de 15 libros de historia y ensayo.

Ignacio Arizmendi Posada

La carta que se jugaría Petro

Una acuciosa comunicadora, asesora en relaciones públicas –una de las áreas de la comunicación social–, piensa sugerirle a su candidato de extrema izquierda, Gustavo Petro, que envíe una carta a los periodistas amigos (directores, reporteros, corresponsales) en agradecimiento por el modo tan amable como lo tratan cuando lo entrevistan. La misiva, según la profesional, llevaría lenguaje incluyente en algunos pasajes, y diría más o menos así:

Queridas periodistas, queridos periodistos, querides periodistes: 

Estoy patrióticamente agradecido con todes ustedes debido al trato que me han dado, a lo largo de esta campaña, cuando me entrevistan en sus medios. No tendría palabras para expresarles lo que pienso y siento, pero sí para indicarles, en concreto, por qué estoy reconocido con todes: 

• Porque no me preguntan sobre la ocasión, captada por una cámara clandestina, en que aparezco guardando millones de pesos en bolsas plásticas (dinero para luchar por el pueblo).

• Ni me indagan acerca de los millones de pesos que he recibido, como senador, por sesiones del Congreso a las que no he asistido en virtud de estar reunido con mi gente.

• Ni intentan arrinconarme por el caso de mi querida compañera Piedad Córdoba, mujer patriota a la que le deseo la mejor suerte en Estados Unidos.

• Ni me interrogan respecto de los apoyos públicos y privados que he recibido de la insurgencia armada que opera dentro y fuera de nuestra sufrida patria.

• Ni me preguntan cuáles son mis diferencias ideológicas de fondo con las fuerzas guerrilleras, diferencias que no existen.

• Ni sobre las divergencias con el partido comunista colombiano, porque tampoco las hay.

• Ni ustedes me averiguan acerca de lo que conservo de la filosofía marxista-leninista que abracé con todo mi ser en el M-19 (¡porque la conservo toda!).

Más adelante, la carta diría:

• También les agradezco porque no me ponen contra la pared buscando saber qué opino de los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez, q.e.p.d., y sus extraordinarias obras revolucionarias.

• Ni me piden hablar del glorioso sistema vigente en Cuba desde hace más de 60 años, tras el triunfo insurgente de Fidel, el Che y otros grandes, mis guías.

• Ni buscan saber qué pienso de mi camarada Vladímir Putin y de lo que los medios enemigos y reaccionarios llaman ‘invasión a Ucrania’.

• Ni me preguntan sobre la presencia en mi campaña de ilustres caudillos pluripartidistas, provenientes, bien lo sé, de la vieja clase política, de la talla de Roy Barreras, Alfonso Prada, Armando Benedetti, Luis Fernando Velasco y otros luchadores.

• Ni me recuerdan las veces en que he estado alicorado en las tarimas (condición que, entre otras cosas, me estimula a cantarles la tabla al régimen uribista y a los ricos). 

• Ni me indagan acerca de mi apoyo a la Primera Línea durante las jornadas que nuestra juventud insurrecta adelanta en el país con el propósito de derribar a este régimen corrupto.

• Por último, les doy mil gracias porque me llaman “candidato progresista” o “candidato de izquierda”, y no de ultra izquierda o extrema izquierda (así lo hacen nuestros enemigos), mientras que a Federico Gutiérrez lo presentan como “candidato de la extrema derecha” o el “candidato continuista”.

Hasta ahí llega el texto de la posible carta de Petro, cuyos destinatarios laboran en medios capitalistas de radio, televisión, prensa y online, quienes en las conversaciones jamás le tocan al Putin criollo asuntos iguales o similares a los expuestos. ¿No lo hacen por afinidad ideológica? ¿Por temor a represalias si es presidente? ¿Por pensar que tales temas carecen de interés? La revista Bocas, del diario El Tiempo del pasado domingo, por ejemplo, entrevistó al candidato castrochavista y le hizo 62 preguntas, ¡62!, ninguna sobre tópicos tan nucleares, básicos, elocuentes, como los indicados antes. ¡Mandan huevo!


INFLEXIÓN. Ulrich von Wilamowitz-Moellendorf, a quien algunos consideran el más grande filósofo griego de comienzos del siglo xx, decía: “No quiero admirar a mis griegos, quiero entenderlos para poder juzgarlos como es debido”. Palabras que asumo para afirmar: “Quiero entender a mis colegas para poder juzgarlos debidamente”.

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