La Reina Anne de Gran Bretaña, desesperada por sus problemas de salud, es incapaz de reinar por sí sola un país en guerra. Rodeada por sagaces consejeros que solo quieren utilizarla para sus propósitos, Anne solo cuenta con la ayuda de su confidente, la Duquesa Sarah Marlborough, cuya tenaz personalidad le permite gobernar tanto la Casa Real, como los más complejos asuntos de Estado. Aquí entra Abigail Masham, una dama caída en desgracia y prima lejana de Marlborough. Esta señorita, ambiciosa y descarada, interrumpe en la relación de la Reina y su amiga con el fin de mejorar su condición social.
“La Favorita”, escrita por Deborah Davis y Tony McNamara, trae consigo uno de los guiones más deliciosos de la década pasada. Cada uno de los ocho segmentos de la película está nombrado con títulos que estallan en tonos muy negros cuando se ven realizados en el diálogo. Títulos como “Este lodo apesta”, “Que traje”, “Soñé que te apuñalaba en el ojo” resultan ser más que simples chistes, son referencias a los temas dentro de la historia como lo son la frustración, la ambición y la noción del verdadero amor.
Abandonada en su cuarto con 17 conejos (que representan los hijos que ha perdido), la Reina Anne lleva consigo un gran vacío que intenta llenar alimentando a sus animales o a sí misma. Los sentimientos de soledad se ven aumentados al son de la música y el baile pues no puede participar de ellos por su condición física. La única satisfacción que le queda a la Reina es, tal vez, la emocional y sexual provista por Marlborough.
Olivia Colman y Rachel Weisz crean una relación memorable realizando a una monarca frágil con apasionados sentimientos detrás de su fragilidad, y una trabajadora de personalidad severa y lenguaje concreto, lista para acabar con cualquier obstáculo en su camino. El guión crea una asimetría de poder interesante con Anne siendo guiada en cada decisión por las más informadas capacidades de Sarah. Anne es la Reina, pero Lady Marlborough está llevando los pantalones por toda Inglaterra al enfrentar una manada de hombres banales cuya masculinidad es segura para sí mismos, pero absurda cuando los vemos más interesados por carreras de patos y el estado de sus pelucas que por entablar una relación de equidad con estas dos mujeres. Aunque la historia nos hace dudar sobre las verdaderas razones de Sarah, desde su relación con la Reina hasta las ganancias secundarias por su labor, sus motivaciones quedan claras cuando se yuxtaponen con las de Abigail.
Con una energía contraria a la sutilidad que expresó en “La La Land”, Emma Stone interpreta a una mujer con una astucia política en crecimiento. Abigail, criada en cuna de plata pero entregada a humillantes tareas por su padre, llega al servicio de Lady Marlborough y empieza a absorber las enseñanzas de esta mujer, desde su seguridad hasta su fría forma de tomar decisiones. Cuando la señorita Masham realiza que la Reina es una presa perfecta para ganar por fin una estación de seguridad, Abigail se coloca en la posición de adular a la reina con una imagen de humildad y sacrificio, mientras que su juventud y su pasado son usados para ganar más simpatía por parte de la soberana. Y así empieza, una batalla de voluntades entre dos mujeres, jugando juegos bastante distintos, con el corazón de una mujer vulnerable y el destino del país bailando en el filo de una navaja muy afilada. Aquí, en medio de todas las risas y las situaciones cómicas que este filme provee, reconocemos que una parábola sobre cómo la ambición es una virtud que debería desarrollarse con responsabilidad.
“La Favorita” completa las intenciones de su guión, pero queda inmortalizada en la conciencia de su audiencia debido a la visión de su director, Yorgos Lanthimos. El estilo visual del filme es impactante e impecable en cada uno de sus aspectos: la escenografía diseñada por Fiona Crumble encierra a la Reina en unos aposentos llenos de cultura, con una puerta secreta donde la Reina se encuentra en soledad, pasando sus dolores y escondiendo de la vista de cualquier curioso, otros íntimos secretos; en cuanto a su cinematografía, la cámara captura los vibrantes blancos y negros del vestuario diseñado por Sandy Powell, mientras que se recurre objetivos focales extremos, creando imagenes distorsionadas tipo ojo-de-pez que son utilizadas para expresar el estado de conciencia tan volátil de la Reina Anne y lo absurda que es su corte; por último, la edición del filme se asegura que tanto la comedia como la rica capacidad temática del filme se mantengan concretas y estimulantes. Un precioso y perturbador efecto es utilizado en los momentos finales de la película, cuando la Reina y su pretendiente ganadora reconocen el punto tan devastador al que han llegado sus pasiones y decisiones. Tanto Reina como sirviente comparten el mismo cuadro junto con conejos que se multiplican y multiplican, reafirmando que el vacío que siente cada una se ha reproducido.
“La Favorita”, brillante en ejecución y elevada a material de clásico gracias a memorables interpretaciones por parte de Olivia Coleman, Emma Stone y Rachel Weisz, trabaja impactantes realizaciones visuales y graciosas pero devastadoras consecuencias narrativas. La frustración por ambiciones vacías y la búsqueda del amor puro se ven establecidas en un guión negro y una dirección que dispara con todo su arsenal al corazón de su público.