Inicialmente los romanos conmemoraban en el mes de marzo el año nuevo como una forma de celebrar el inicio de los cultivos de las tierras y la proximidad de la primavera.
Sin embargo, por orden del emperador Julio César, se introdujo en el año 46 a.c el denominado calendario juliano, en el que el primer día del año pasó a ser el primero de enero para celebrar que los cónsules asumían el nuevo gobierno y el mes se dedicaba al dios Jano, patriarca de los cambios y las transformaciones
Con el fin de resolver los problemas de inexactitud temporal del calendario juliano, en 1582 el Papa Gregorio XIII instauró, mediante la bula papal Inter gravísimas, el calendario gregoriano, tomando como referencia el año del nacimiento de Jesús de Nazareth, el mesías, y conservando el primero de enero como fecha de partida de un nuevo año que debe recibirse con gratitud, solidaridad y buena voluntad.
Este calendario fue adoptado inicialmente por España, Italia y Portugal, y luego se extendió nivel mundial. Y, aunque algunas culturas conservaron sus propios sistemas de medición del tiempo, como es el caso de los calendarios chino, islámico y judío que celebran el nuevo año en otras fechas, estas también lo consideran como una ocasión especial para cerrar ciclos, pedir fortuna y expresar gratitud.
Así las cosas, sin importar la cultura, el ser humano ha visto y ve en el año nuevo una oportunidad para hacer un balance de lo vivido, agradecer por lo alcanzado y comprometerse a mejorar en los diferentes aspectos de la vida.
Hoy es primero de enero en Colombia y como en la gran mayoría de países comenzamos un nuevo año. Sabemos que tenemos, individual y colectivamente, muchos retos que superar y enormes metas por alcanzar.
Los próximos 12 meses que se avecinan son una hoja en blanco que debemos escribir. La hoja en blanco siempre es intimidante, supone una gran reflexión, hace recurrir a lo aprendido en el pasado, nos brinda la posibilidad de crecer como persona y nos permite influir en los demás.
Como en la escritura, debemos llenar la hoja en blanco del 2023 a través de un ejercicio continuo que nos permita desvelarnos, descubrirnos, sorprendernos y comprometernos mientras escribimos, reescribimos y corregimos, para luego leer una buena historia que nos de la satisfacción del deber cumplido.
Este año cada uno de nosotros jugará un papel muy importante en la creación de una mejor Colombia. Desde lo personal debemos escribir una nueva historia que promueva desde el hogar la tolerancia, la humildad y el amor como anclas que aferran nuestra sociedad; desde las empresas debemos convertirnos en los personajes que encarnan el valor compartido; y las autoridades están en la obligación de ser protagonistas en la lucha por la igualdad de oportunidades y el desarrollo social y económico.
Todos sabemos que la pobreza, la inequidad y el despilfarro de los recursos naturales nos están amenazando, y que esa hoja en blanco que siempre escribimos en el año nuevo debe dejar de ser personal y convertirse en colectiva.
Los invito a que sumemos voluntades en 2023 para que sea un año lleno de progreso para nuestras familias, personas cercanas, las zonas rurales y las ciudades. Llenemos esa hoja en blanco que tenemos al frente con acciones que permitan brindar oportunidades a todos por igual, desde el respeto y la solidaridad.
Les deseo un feliz año nuevo y envío un abrazo muy especial para los habitantes del campo colombiano.