Perdonen la crudeza, pero es cierto. En la pérdida de los panamericanos, por negligencia, reaparecieron los turbios intereses políticos, comunes cuando de por medio está el botín del deporte.
No es la primera vez que Colombia se doblega por sus mezquindades, frente a un evento de indiscutida trascendencia.
Juegos que en la ejecución de sus obras y en las competencias, se convierten en la caja mágica productora de dinero, como ocurre siempre, para beneficio de los políticos o los dirigentes inescrupulosos, en desmedro de los deportistas.
Para qué sirven las lamentaciones, o los señalamientos públicos con oportunismo para saciar venganzas. Culpables son actores del actual gobierno, del anterior, los periodistas por su silencio cómplice y los dirigentes deportivos con su desidia maliciosa
Bueno sería monitorear que pasara con los escenarios sin terminar de los Juegos Nacionales, los contratistas regionales o los premios para los deportistas, a quienes se les niegan los pagos, les devuelven las cuentas y no les responden al teléfono.
Válido es afirmar que la copa América de 2021 se perdió por el ambiente convulso existente en el país. Y que el mundial del 86 lo descarto el gobierno porque el auspiciante principal, de la empresa privada, huía de la autoridad por autorizar autoprestamos en su banco. Sé de qué hablo. Esteban J.