El pasado 9 de enero se presentó en el municipio de Rosas, Cauca un derrumbe que tiene en vilo al departamento de Nariño y puede jugar un rol importante en las proyecciones de inflación del Banco de la República para el próximo año. La tragedia ha representado efectos locales e inmediatos, como el desabastecimiento, el alza de precios de productos de primera necesidad y enormes traumatismos en movilidad. Sin embargo, las consecuencias están lejos de quedarse en el ámbito regional y pueden llegar a impactar de manera muy negativa todo el país.
El valor de los alimentos fue el principal motor de la inflación en el 2022. Tanto el bloqueo de la vía Panamericana como la ausencia de vías alternas, capaces de conectar al departamento de Nariño con el interior del país, nos muestran el aislamiento de una de las despensas agrícolas más importantes de nuestra nación.
Precisamente, la producción lechera y papera de Nariño es lo suficientemente importante para afectar significativamente los precios de estos productos en todo el territorio nacional y, por ende, golpear nuevamente vía costo de alimentos los índices inflacionarios.
A lo anterior, se suma la imposibilidad de ingresar en las cantidades necesarias los insumos agrícolas requeridos por los campesinos. Esto permite prever el aumento en los costos de producción de futuras cosechas, lo que significa que cada día de cierre de la Panamericana representa un vía crucis para el pueblo nariñense y para la economía nacional que ve en el reflejo de la inflación del 2022 un fantasma para el 2023.
De acuerdo con el último reporte del DANE, la variación del IPC en el 2022 fue de 13,12% y, específicamente, los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron un incremento del 27,81% en sus precios. Este factor de gasto fue el que contribuyó en mayor medida a la inflación. Como se ha visto, las proyecciones del Banco de la República de una tasa de inflación del 7% para el 2023 y 4,2% para el 2024 pueden verse afectadas si no se toman acciones inmediatas para solucionar este problema.
No en vano, analistas aumentaron sus proyecciones de inflación para el 2023 y 2024. De acuerdo con la Encuesta de Expectativas Económicas que realiza mensualmente el Banco central a expertos economistas, se estima que la inflación en 2023 será de 8,63%, es decir un aumento de 1,63% respecto de las proyecciones iniciales.
Es importante resaltar que el fenómeno inflacionario tiene mayores repercusiones en la población más vulnerable, ya que los alimentos tienen un peso de 41,42% en la canasta básica consumida por estos hogares. Así, a mayor inflación vía alimentos, menor ingreso disponible para el consumo de otros bienes y servicios y, por consiguiente, mayores niveles de pobreza en este sector de la población.
Esta situación es sumamente preocupante, especialmente bajo el panorama que estima la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que en su estudio más reciente muestra que Colombia será el país de América Latina que tuvo un mayor aumento de la pobreza en 2022. Según la Cepal, el índice de pobreza monetaria será del 39,2% en 2022, aumentando 2,9 puntos respecto de la misma medición en el 2021.
Para concluir, la crisis que vive el departamento de Nariño debe constituirse en un llamado de atención al Gobierno Nacional que, por supuesto, ya está mirando alternativas para atender esta emergencia. En las últimas horas se ha manifestado la posibilidad de que el Puerto de Tumaco movilice hidrocarburos, fertilizantes y también alimentos como arroz o papa. La apuesta debe ser buscar soluciones estructurales a largo plazo como habilitar por completo este puerto del suroccidente del país y garantizar una mayor inversión en infraestructura vial y fluvial que permita integrar mejor a nuestros territorios.
Hay que reconocer que el nuevo Gobierno ha mostrado una gran disposición por impulsar la economía de Cauca y Nariño, especialmente como despensa agrícola. Que esta tragedia sea la posibilidad de repensarnos como Estado para avanzar y reivindicarnos con estos departamentos y su gente.
