A la llegada de los conquistadores, la actual capital colombiana – Muequeta, en vocablo Chibcha -, se caracterizaba por las grandiosas poblaciones, como lo cuenta el cronista Juan de Castellanos. Esto significaba que los centros poblados de los hoy cascos urbanos de Usme, Usaquén, San Cristóbal, Candelaria y otras localidades contiguas a los cerros tutelares, fueran epicentro de las dinámicas culturales, sociales y espirituales de los antepasados Muiscas. Como parte de las cotidianidades y costumbres milenarias, los jóvenes aborígenes se adentraban a la montaña, buscaban los caminos del agua, los filos del cerro, y se abrían paso para conectar sus territorios con lagunas sagradas, piedras para el pagamento o sitios escénicos para las ofrendas.
De hecho la práctica EL CORRER LA TIERRA, describe a cabalidad esta importante acción de andar y conectarse físicamente con el entorno, donde buscaban llegar a la ceremonia del Cacique en Guatavita, luego de pasar por lagunas sagradas de Guasca, Siecha, Teusacá y Ubaque.
En un simbólico e ingente esfuerzo por rescatar la memoria de la red vial prehispánica, Bogotá abre sus caminos ancestrales que han sido olvidados y destruidos por décadas. Al mejor estilo del Qhapac ñan, y su red de cientos de miles de kilómetros que se extiende por todos los Andes, la administración distrital (aunque en ínfimas proporciones), opera, mantiene y pone en operación sus primeros 60 kilómetros de caminos, para el incremento de la cultura por la naturaleza y el rescate de la valoración del patrimonio en el territorio.
Estas huellas o rastros de los pueblos originarios, se reconoce por el estado de sus materiales constructivos, que se conserva en muchos de ellos, y junto a su arte rupestre, así como cronologías de viajes, son la muestra fehaciente de una red de caminos que algunos investigadores llaman ZUNA.
El actual Plan de uso Público de la reserva de los Cerros orientales destaca al menos 11 caminos ancestrales, de los cuales se encuentra en operación y funcionamiento de 4 de ellos.
Santa Ana - La Aguadora. A este camino llegas por la plaza fundacional de Usaquén. Es perfecto para un plan familiar de caminata, con nivel medio de dificultad por su pronunciada pendiente, convirtiéndola en un reto personal de exigencia al cuerpo y la mente. La recompensa es un majestuoso mirador de la ciudad y un regreso tranquilo por las escaleras bien adecuadas. Los más osados pueden solicitar con un operador local, la guianza por el Camino del Indio o Camino del Meta y adentrarse entre plantaciones de pino y bosque alto andino, para salir al mismo casco urbano del municipio de la Calera. Allí hay transporte constante que te regresará a Bogotá. Sin duda una de las rutas que conectaba a los muiscas con las lagunas sagradas de Siecha, Guasca y Guatavita.
Quebrada la Vieja. Aunque es de alto conocimiento por los caminantes de la ciudad, no deja de sorprenderte. Para conocerla completa debes al menos visitarlas 3 veces, a menos que tu estado físico te permita ir el mismo día visitar a La virgen, El páramo y la Cruz. De este camino puedes salir con la guianza de un operador turístico, preferiblemente, a la vereda del Verjón, y caminar por vía terciaria hacia la Calera o al Km 11 vía Choachi.
Vicachá. Si inicias este camino desde el parque de los periodistas, en el centro de la ciudad, disfrutarás monumentos, arquitectura colonial, y la historia del agua en la ciudad. Para iniciar el recorrido, tomas el peatonal del cerro de Monserrate que bordea la avenida circunvalar, donde encuentras la entrada a uno de los caminos mejor conservados de los cerros. Si haces recorrido con operador local, puedes hacer el circuito, bajando por el Instituto Humboldt, tomando las zonas comunes de las Universidades Externado y Andes para llegar de nuevo al monumento de la Pola en el parque de los periodistas. Un pleno recorrido histórico cultural del agua.
Aguanoso. El cerro de Guadalupe es el escenario principal de este camino ancestral. Puedes llegar cómodamente en carro o bici y luego ser guiados por profesionales del Distrito, donde observarás los nacimientos de agua y estarás en el pico más alto de la ciudad, el cerro Aguanoso. Son múltiples las conexiones desde este escenario con la red de caminos ancestrales, solo que para disfrutar cualquiera de ellas, debes contar con una guianza de confianza.
Lo mejor de todo es que este mismo año 2022, Bogotá abrirá los caminos de Doce Quebradas – Kilómetro 11, ubicados por la vía a Choachí, desde los cuales el primer paso hasta el último, es un camino ancestral muy bien demarcado y recuperado por el Distrito. Es un recorrido de vegetación nativa abundante, con miradores que ser enmarca entre la vegetación y profunda tranquilidad de naturaleza.
Serranía también se asoma como uno de los caminos que conectarán la calle 153 con el entramado de las rutas ancestrales, para permitirse el disfrute y contemplación de los cerros, bordeando el embalse San Rafael para llegar a la Calera o retornar por el camino Aguadora para llegar a Usaquén.
El sur cuenta hasta el momento con un solo escenario, el camino del Zuque, quien abrirá operación antes de cerrar el 2022, aportando su magia escénica propia de los cerros más cercanos al páramo de Sumapaz, con el que por el momento cuenta la ciudad.
Urge que los caminos Las Delicias y Moyas de la localidad de Chapinero, los cuales poseen alta y significativa experiencia comunitaria, se articulen y sigan su proceso de defensa y operación. Así como el imponente camino del Delirio que conecta a la laguna de Ubaque y el Pico de Águila que nos lleva a Monserrate.
De corazón y por el bien de nuestra memoria, instamos a la arqueología, a la historia y otras ciencias del conocimiento, a que nos apoye en el rescate de nuestras vías ancestrales, su salvaguarda, cuidado y conservación.
Sin querer asomarme al atrevimiento de contradecir al profesor Langebaek, con respecto a su aseveración que “…el tamaño de los circuitos de intercambio de los muiscas fue más reducido de lo que usualmente se piensa…” las evidencias arqueológicas y similitud del arte plasmado en piedras desde el Orinoco, atravesando los Andes y llegando al sur del pacifico colombiano, aún están por evaluarse.
A andar entonces, que el conocimiento también entra por los pies.
Mayor información para caminar los cerros: https://gme.acueducto.com.co/visitas/
