Robinson Pedroza Jiménez.

Mercado Energético 2022: Predicciones y recomendaciones

Lo mejor de empezar año nuevo es que se presta para soñar y por qué no, especular un poco sobre el comportamiento de los mercados. El 2021 fue un año supremamente volátil y a su vez interesante en materia energética (siendo este escenario especulativo el nirvana para nosotros los traders), empezando el año en USD$50/bbl para el crudo Brent, llegando a su pico de USD$86/bbl en octubre. Como hecho importante, vale la pena resaltar que el precio promedio anual de Brent fue de USD$71/bbl, siendo el más alto en los últimos tres años. De igual manera, el crudo WTI presentó una tendencia similar al Brent, donde promedió USD$3 por debajo del barril Brent.

Gráfico columna

Entonces, ¿qué conclusiones sacamos del ejercicio 2021? La primera es que el petróleo no va a desaparecer. Al contrario, la industria está para quedarse, ajustándose a las nuevas tendencias de consumo y demanda energética, que alineada con las políticas de transición energética fortalecerán el mix energético de los países. Para el caso de Colombia en el 2022, el petróleo es y seguirá siendo el motor de la economía, con una producción estimada de 770K bbl/día, y que, con los precios actuales del mercado, permitirán tener recursos suficientes por conceptos de regalías que irán destinados a fortalecer la continuidad de los programas sociales que el gobierno ha implementado.

Con base en esta tesis inicial, mis predicciones y recomendaciones para el 2022 son:

  • El aumento en la demanda por hidrocarburos está generando un superciclo económico, donde los fundamentales del mercado no se alinean, en el sentido que la producción global de crudo/inventarios no va a poder responder a las necesidades energéticas. Mi proyección es que vamos a tener un crudo Brent que oscila en los USD$85/bbl y un WTI en los USD$82/bbl. Estos aumentos en los precios del barril de crudo para Colombia harán que este superciclo sea un bálsamo, ya que no solo tendremos precios de crudo por encima de los estimados para las proyecciones económicas, pero también se verá reflejado en generación de empleo directo e indirecto, donde en conjunto con la Ronda Energética 2021, se asignarán bloques de exploración que permitirán aumentar las reservas del país, generando progreso y cierre de brechas sociales a las regiones, tanto en el proceso de perforaciones exploratorias como en proyectos de producción de pozos maduros.

  • En Colombia, la demanda de diesel, jet y gasolina en el 2021 fue de aproximadamente 300K barriles/diarios, casi un 30% más de lo generado en 2020. Esta demanda, sumada a los aumentos en los precios de combustibles a partir del 1 de enero de 2022, y en conjunto con las nuevas realidades de consumo energéticas, ratificadas en el COP26, hace que sea imperativo poner sobre la mesa la posibilidad de reestructurar la cadena de abastecimiento de hidrocarburos en el país. ¿Será que el modelo ProductorMayoristaMinorista ya no es eficiente, teniendo en cuenta que el mercado quiere energía limpia, barata y estable? Es cierto que existe el fondo de estabilización de precios, pero ¿hasta cuándo ese fondo podrá soportar estas nuevas tendencias de mercado?

  • Hablando de tendencias de mercado, es necesario que el país entienda que el trilema energía limpia-barata-confiable, por muy bonito que suene, es inviable de momento, y dentro de esa ecuación solo podemos obtener 2 de 3, ya que las otras formas de producción energética complementarias (solar y eólica), dependen directamente de condiciones naturales, y eso hace que la industria petrolera cumpla un papel preponderante a la hora de cubrir el resto del mix energético. Bajo esa línea de pensamiento, esto genera la oportunidad de fomentar cambios en la matriz de consumo, donde las políticas públicas fomenten el cambio hacia energías complementarias. Como he escrito en columnas anteriores, sería muy importante para el país implementar el proyecto de estaciones verdes Ecopetrol (siendo el mayor productor de energía del país), donde no solo se tanqueen los carros con gasolina/diesel/gas natural, pero también se tengan puntos de carga eléctrica, donde el consumidor no solo pueda cargar su automóvil, y a su vez mientras espera la carga, poder aprender, disfrutar y comprar productos relacionados con la industria petrolera, todo dentro de la experiencia de carga de su vehículo eléctrico.

  • Finalmente, no podemos olvidar el gas natural, el combustible puente hacia una transición energética real y medible. Los retos en este sector son inmensos: pasar de una presencia en el mercado de 15% a 30%, con un precio en boca de pozo que puede aumentar de US$4.6/Mpc a inclusive USD$5/Mpc. Y surge la pregunta, ¿estamos preparados en Colombia para asumir este reto? Yo diría que sí, siempre y cuando se entienda la estructura de mercado global y local, para de esa forma establecer una estrategia de cobertura de precios que permita mitigar la volatilidad que actualmente tiene la cadena de abastecimiento, pero también encontrar la mejor forma de hacer enroque con las otras formas de producción de energía que el país tiene a disposición.

Al final del día, siempre habrá retos y oportunidades, pero lo importante para Colombia es seguir concretando propuestas que complementen los proyectos de transición energética que el gobierno dejará como legado.

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Robinson Pedroza Jiménez.
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