Andrés Santamaría Garrido

Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá con Estudios Políticos de la Universidad de Harvard y Magíster en Política y Políticas Públicas de la Universidad de Macquarie de Australia. He dedicado mi vida a  la promoción de la innovación social para impulsar el desarrollo sostenible. Estuve vinculado al sector público por más de 15 años como Defensor del Pueblo del Valle del Cauca, Personero Municipal de Cali, y presidente de la Federación Nacional de Personerías –FENALPER

Andrés Santamaría Garrido

Myanmar y Colombia: Alianzas cuestionables

La vida me permitió hace unos días conocer Myanmar y quedé maravillado por la belleza de este país: sus templos dorados, sus paisajes impresionantes y su profunda espiritualidad budista crean una experiencia única. Myanmar se encuentra en el sureste asiático y limita con varios países, lo que le confiere una ubicaciónn geográfica estratégica en la región. Limita al norte y al noreste con China, al este con Laos y Tailandia, al sureste con el mar de Andamán y el golfo de Bengala, y al  suroeste con Bangladesh e India.

Sin embargo, detrás de esta fascinante fachada, se esconden realidades más sombrías. Myanmar ha experimentado una historia turbulenta, marcada por un golpe de estado y el establecimiento de una junta militar en el poder. En febrero de 2021, el país fue testigo de un golpe de estado perpetrado por el ejército, que derrocó al gobierno civil liderado por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Este hecho marcó un momento crítico en la trayectoria democrática de Myanmar y provocó una ola de protestas y represión en todo el país.

Desde entonces, el país ha enfrentado graves violaciones de los derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, represión y persecución de grupos étnicos y religiosos, así como un elevado número de desplazamientos forzados. La junta militar ha llevado a cabo operaciones militares y represiones en áreas habitadas por grupos étnicos, como los rohingya en el estado de Rakhine, los kachin en el norte y los shan en el este de Myanmar. Estos ataques han resultado en la destrucción masiva de aldeas, violencia indiscriminada y un sufrimiento generalizado para las comunidades afectadas. Durante mi visita, fui testigo de las violaciones sufridas  por la población civil, así como los chequeos y la aplicación de la llamada ley Marshall en los mal llamados puntos de control. Y los más desgarrador en un viaje desde Mandalay a Bagan ver cientos de personas acostadas sobre la vía clamando por alimentos, en niveles de desnutrición y desamparo. 

Por ello, resulta desconcertante cómo algunos países, como Venezuela, mantienen relaciones y brindan apoyo al régimen militar en Myanmar, a pesar de las flagrantes violaciones de derechos humanos que ocurren bajo su gobierno.

En ese sentido, Colombia no ha sido ajena a esta problemática y para muchos, un país que conocemos poco y no nos importa. Sin embargo, si consideramos el compromiso declarado por el actual gobierno con los derechos humanos y nuestra tradición democrática en el mundo, es necesario cuestionar las alianzas políticas de Colombia con Venezuela, un país que respalda regímenes totalitarios como el de Myanmar. Esto hace que Colombia respalde indirectamente a regímenes represivos a través de su relación con Venezuela, lo cual resulta aún más llamativo considerando las similitudes en la falta de democracia en ambos países.

Como país comprometido con los principios de democracia y respeto a los derechos humanos, Colombia debe revisar su postura y asegurarse de que su política exterior esté en consonancia con sus valores fundamentales. Apoyar regímenes autoritarios va en contra de los principios de justicia y libertad que nuestro país defiende.

Es importante reflexionar sobre la coherencia entre los discursos y las acciones de Colombia en materia de derechos humanos y democracia. La promoción de estos valores no puede limitarse a declaraciones retóricas, sino que debe reflejarse en decisiones y alianzas políticas concretas. El respaldo a regímenes represivos como el de Myanmar pone en entredicho el compromiso de Colombia con la defensa de los derechos humanos y la promoción de la democracia en el ámbito internacional. ¿De dónde saca Colombia que mantener una relación comercial también debe asumir un relacionamiento político? De hecho, Estados Unidos  y Europa mantienen  relaciones comerciales con varios países  sumidos en dictaduras sin establecer relaciones políticas, un caso es  Myanmar.

La situación en Myanmar es preocupante y resulta aún más inquietante ver cómo algunos países, incluyendo a Venezuela, brindan apoyo a regímenes represivos en ese país. Un ejemplo concreto de cómo Venezuela ha respaldado al régimen de Myanmar se evidenció en una votación llevada a cabo en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En marzo de 2022, durante una sesión en la que se discutía la situación de los derechos humanos en Myanmar, Venezuela sorprendió al votar en contra de una resolución que condenaba las violaciones de derechos  perpetradas por la junta militar en ese país.

Esta postura de Venezuela generó controversia y críticas por parte de la comunidad internacional, ya que la resolución buscaba llamar la atención sobre las graves violaciones de derechos humanos en Myanmar y solicitar medidas para poner fin a la represión y proteger a la población civil. La decisión de Venezuela de oponerse a esta resolución fue considerada como un respaldo al régimen de Myanmar y una negación de los principios fundamentales de los derechos humanos, a lo cual Colombia no dijo nada.

Este ejemplo muestra cómo Venezuela ha utilizado su posición en el Consejo de Derechos Humanos para brindar apoyo al régimen de Myanmar, a pesar de las evidentes violaciones de derechos humanos que se han cometido en ese país. Esta acción contradice el papel que se espera de los miembros del Consejo, que es proteger y promover los derechos humanos en todo el mundo, y plantea serias dudas sobre el compromiso real de Venezuela con estos principios.

Es importante reflexionar sobre la coherencia entre los discursos y las acciones de Colombia en materia de derechos humanos y democracia. La promoción de estos valores no puede limitarse a declaraciones retóricas, sino que debe reflejarse en decisiones y alianzas políticas concretas. El respaldo a regímenes represivos como el de Myanmar pone en entredicho el compromiso de Colombia con la defensa de los derechos humanos y la promoción de la democracia en el ámbito internacional.

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Andrés Santamaría Garrido
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