Dentro de un año (21 de junio de 2026), los colombianos ya habrán elegido el nuevo Presidente de la República, si Petro desiste de su reelección. Y, también se habrá elegido un nuevo Congreso (8 de marzo), si hay elecciones porque con la amenaza de convocar una Constituyente, uno nunca sabe.
Hoy tenemos más de 60 precandidatos, para ocupar el llamado primer puesto del país y seguramente, todavía debe haber algún gallo tapado que se quiera lanzar al agua, ya sea un curtido político o un outsider, como llaman a los novatos y desconocidos en el mundo electoral.
Este gran número de precandidatos, nos van a volver locos a los hoy 41.089.836 colombianos que la registraduría anunció como habilitados para ir a las urnas, pues están por todas partes. Hacen reuniones en plaza pública y en lugares privados. Salen a repartir volantes. Mejor dicho, estamos viviendo los efectos de una ‘candidatitis’ aguda.
Pero los precandidatos no solo están en sus eventos de campaña con las respectivas empanadas y emparedados con gaseosa, también quieren que los entrevisten en los medios masivos de comunicación, léase noticieros de televisión, programas radiales y periódicos.
Me pongo en los zapatos de Juan Roberto Vargas de Caracol, de José Manuel Acevedo de RCN, de Julio Sánchez de la W, Néstor Morales de Blu, Gustavo Gómez de Caracol radio, Juan Lozano de RCN radio, Giovanni Celis de Red+, Andrés Mompotes de El Tiempo y Ramiro Avendaño del canal uno, para solo nombrar unos de los muchos colegas de todo el país, quienes tendrán que abrirle espacio a todos los candidatos que quieren que les den vitrina y protagonismo mediático.
Indudablemente no hay cama pa’ tanta gente, como se dice coloquialmente. O mejor, no hay micrófono para tanto precandidato.
Y, resulta que con el atentado al senador Miguel Uribe, las campañas presidencial y al Congreso limitarán mucho, pero mucho es mucho, el proselitismo en plaza pública, calles y demás sitios abiertos, para reducirse a concentraciones a puerta cerrada y en buscar medios de comunicación análogos y digitales para llegar a sus electores.
Los filtros
Claro que la cifra de los 60 se irá depurando. Las consultas interpartidistas del 26 de octubre serán el primer cedazo para reducir esta gran baraja de aspirantes. Pero, de todos modos, son muchos los candidatos no solo a la presidencia sino al Congreso que se pelearán un espacio en la televisión, la radio y los diarios.
Me pongo también en los zapatos de los reporteros políticos toreando las llamadas de los candidatos buscando imagen. Para la selección no sé qué filtros utilizarán tanto directores como reporteros.
Aquí lo importante es que ellos encuentren la forma más justa de darle oportunidad a todos. A los famosos, a los novatos, a todos, pues todos tienen el mismo derecho a tener la oportunidad de dar a conocer sus propuestas.
También hay que llamar la atención a los periodistas para moverse por ideas y propuestas, y no por recomendaciones, lisonjas, influenciadores, lagarteadas, invitaciones, regalos, insinuaciones, shows mediáticos y muchas más artimañas de los interesados y sus intermediarios para convencer a los reporteros y a sus jefes de darles una oportunidad para hablarles a sus potenciales electores.
En medio de todo esto se mueven desde hoy precandidatos, candidatos y periodistas.
Por lo pronto, los candidatos que no consigan espacio en los grandes medios tendrán que ir a las redes sociales y a los medios digitales (alternativos y comunitarios) a buscar a sus electores. Y los periodistas deberán seguir buscando la verdad, y divulgando las noticias y las ideas que puedan sacarles a los candidatos a jefe de Estado o a ocupar una curul en el Congreso.
El año entrante para la primera vuelta (31 de mayo) serán menos candidatos presidenciales de los 60 que tenemos hoy, por efecto de las consultas, las alianzas y los desinflados por las encuestas, y tampoco estarán ya en campaña los miles de candidatos al Congreso. Entonces, los que clasifiquen tendrán más oportunidades que hoy para darse vitrina ya sea en los canales privados o en los públicos, donde tendrán espacios propios. Mejor dicho, ahí sí habrá cama, pero pa’ poca gente.