No me contagio, no te contagio, no me contagies

¿Alguna vez sabremos que es lo que está detrás de este mal sueño que se alarga durante semanas pero del que despertaremos algún día ojalá cercano? ¿Realmente estamos conscientes de la situación o solamente somos pasivos y lejanos testigos de algo que solo encontrábamos en relatos de ficción y en películas? Como estas son muchas las preguntas que nos hacemos a diario en el confinamiento de nuestros hogares -acatado con la debida obediencia por millones y millones de colombianos- desde donde hemos construido nuevas maneras de comportamiento acordes con la situación de cada uno y de cómo nos afectan las restricciones a las que nos hemos visto obligados. 

Al final de la semana terminará la cuarentena obligatoria que, a pesar de tomarnos por sorpresa al ser decretada de manera inesperada, hemos sabido sobrellevar sin mayores traumas en apariencia y comienza el aislamiento inteligente propuesto de manera acertada por el presidente Duque. Esto significará un reto que estamos dispuestos a enfrentar desde el lunes 13 de abril bajo el principio de que el virus llegó a Colombia para quedarse hasta el momento en el que los países ricos descubran remedios y vacunas eficaces que liberen a la tierra del coronavirus ya que cuenta con los medios para poder llevarlos a los miles de millones de habitantes de nuestro planeta. En el pasado. en condiciones menos favorables que las brindadas por el siglo XXI, la humanidad ha vencido otros virus mucho más letales.

Hasta ahora el ser humano ha venido demostrado estar a la altura del inmenso reto al que se ha visto enfrentado en este 2020, y cada uno de nosotros desde nuestro ser intimo también. Para Colombia, uno de los países donde el número de contagios y de fallecimientos en proporción a su población es relativamente bajo, significaría ser ejemplo para el tercer mundo si la propuesta de un aislamiento inteligente da resultados alentadores. 

Como individuo el principio fundamental que debo tener presente durante mi aislamiento es: No me contagio, no te contagio, no me contagias. Yo, de manera respetuosa con el otro, tomo distancia siendo consciente de que soy un portador potencial del virus y me distancio del otro, de manera amable, porque él es un potencial portador del virus. 

Esto nos devuelve la dignidad que nos otorga el ser libres en un país democrático. Vemos con horror cualquier manifestación de fuerza contra los ciudadanos por desacatar ordenes que parecen impuestas por la Inquisición y no por gobiernos democráticos. El colombiano no está hecho para eso. Con inteligencia llevaremos el aislamiento y con la plena consciencia de que se trata de una empresa común que, en esta situación, es desde mi soledad que convivo con tu soledad, primando el amor y el respeto por encima del odio y la tiranía.

Saldremos adelante, sin duda.

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