La mas reciente y cruenta crisis en los últimos 70 años la estamos viviendo hoy en Colombia, los promotores de esta afrenta a la ciudadanía, al aparato productor nacional, a la clase trabajadora, clase media y a la economía en general; un día aquellos se manifestaron en su momento motivados por una reforma tributaria que se socializo, pero la cual nunca hizo tramite en el congreso de la republica, una vez retirada, apelaron a promover protestas, desbarajuste y caos, la cual dejo precedente en Colombia el 19 de noviembre de 2019, “protestas” llenas de hechos violentos, vandalismo y acciones en contra de la humanidad a ciudadanos inermes, y a los cuerpos de policía que iban en grupos reducidos y sin armas letales.
La diatriba de esta columna no es apelativa a la defensa a ultranza de un gobierno, ideología o partido, o faltara más la alabanza de desaciertos y errores garrafales como lo tienen todos los gobiernos, la esencia de esta diatriba dimana del respeto en primer lugar por la democracia, Colombia junto con Venezuela y Costa Rica, se engalanan como las democracias mas antiguas de América Latina, y lamentablemente el riesgo que se pierda las libertades publicas en Colombia es latente, riesgo que desde luego no lo genera el establecimiento o el actual gobierno, sino precisamente estos fenómenos desestabilizadores que pretenden de manera autócrata y violenta derrocar la Democracia, y las libertades públicas.
Esta perspectiva que vive hoy Colombia no es nueva, ese es el mecanismo de la imposición del socialismo del siglo XXI, o lo que algunos “sofisticados” hoy día llaman la tercera vía, en donde justificar la destrucción de lo existente con cualquier sustento delirante y neurótico frente a lo imaginario, es premisa suficiente para generar caos, anarquía, destrucción, y con ello muerte, miseria y miedo; ¿entonces nos están matando? Esa es la consigna de los dirigentes del socialismo del siglo XXI de Colombia en la comunidad internacional y lamentablemente les creen, pues aquí brevemente un recuento de lo que esta sucediendo y la razón latente de este movimiento violento en el cual están cayendo muchos incautos producto del desazón de años anteriores.
Narcotalia, antigua guerrilla de las Farc, aun vigente y operativa en muchos lugares de Colombia y Venezuela, durante mas de 50 años viene extorsionando a campesinos, ganaderos, empresarios, ciudadanos en general y a gobiernos; elegido Juan Manuel santos año 2010, las Farc y ese gobierno promovieron un acuerdo para desmovilizar supuestamente algo mas de 8000 combatientes, combatientes de la principal narco guerrilla del mundo, y el cartel de drogas mas grande y rico, así es durante el gobierno de Santos se promovió un acuerdo para dar indultos, perdones y poder político a 8000 narcotraficantes, raspachines, matones, reclutadores de menores, violadores de derechos humanos, y hasta a jibaros.
Los acuerdos iniciaron con la ley marco jurídico para la paz, ese mismo día que se creaba la ley, las Farc atentaron contra Fernando Londoño, periodista critico de la narcoguerrilla; el 2 de octubre de 2016 se voto el plebiscito por la paz, el cual no fue validado por los colombianos, dado que comprometia la soberanía y capitulaba la constitución, la Democracia, y entregaba indultos a el narcoterrorismo; cuatro meses antes de esa elección amenazaron a la población que en el evento que ganara el “NO” en el plebiscito, llegaría una guerra urbana a Colombia, desde aquí se advirtió: “¿guerra urbana?”, el 17 de junio de 2017 explota una bomba en el centro andino previo a elecciones. Hoy tenemos perdido más del 70% del país y todos aquellos guardan silencio con el: “¡Nos están Matando!”.
Corolario: En este contexto y ciclo de violencia, vale mencionar las tres razones por las cuales quieren otra vez promover marchas y violencia, 1. la campaña de quienes quieren el poder, y 2. Es la respuesta del narcoterrorismo a la posibilidad de la fumigación de más de 480 mil hectáreas de cultivos ilícitos que nos dejo dicho acuerdo, 3. La intromisión de gobiernos extranjeros en la soberanía colombiana.