Prepotencia, padrinazgo, picardía, perversidad, pestilencia, polarización y persecución: siete palabras que, de distinta forma, ayudan a explicar el verdadero origen, el disparador profundo de treinta de las promesas del candidato del llamado ‘Pacto Histórico’, cantidad que hoy traigo a cuento para ilustrar su avalancha de atracciones. El ejercicio, sugerido como “juego” para estos días de descanso, es fácil: tomar cualquier promesa de las expuestas en seguida y determinar cuál o cuáles de las palabras pueden hallarse en el trasfondo, aunque parezca que no. Comencemos:
• Promete una infancia feliz. Así será: con el “caramelo” que su gobierno daría.
• Una vejez digna. Falso: nos moriremos de viejos sin ver cumplidas las promesas.
• Un empleo para cada colombiano. ¿Persiguiendo a los creadores de empleo?
• Las tres comidas diarias. Sobre todo en las cárceles a las que irían sus opositores.
• Salud integral. Ni con la ayuda de médicos cubanos podrá asegurarla.
• Un país en paz. Sí: no se moverá una mosca sin su permiso.
• Promete un buen gobierno. ¡Pero si fue un pésimo alcalde de Bogotá!
• Oportunidades para progresar. Seguro: con contratos a quienes le hicieron campaña.
• Una educación plural. Claro: todos estudiando su ideología marxista-leninista.
• Bienestar general. Sin duda: el de sus seguidores y colaboradores.
• Buenas finanzas públicas. Ni sueñe: engordarán las cuentas privadas de sus aliados.
• Rodearse de gente honesta. Ignora que la honestidad no crece donde la ambición prevalece.
• Promete un país sin corruptos. Jeje, ¿ya olvidó lo de sus bolsas con millones de pesos?
• Una justicia proba. Carreta: recuerde el asalto e incendio del Palacio de Justicia.
• Defender la intimidad. Bla bla: su policía secreta la invadirá “con todo derecho”.
• Una Colombia sin odios. ¿Con “dirigentas” como su vice? ¡No lo cree nadie!
• Propiciar familias felices. ¿Cómo? ¿Con la gente empobrecida y dividida?
• Aire puro. Imposible: “¡El comunismo es una mierda!”, exclamó Juanes.
• Promete seguridad pública. Acierta: su Primera Línea ya no incendiará ni matará.
• Relaciones internacionales amigables. Sí, con sus amigos, los países socialistas.
• Respetar el período de 4 años. ¡Por eso lo reelegirían cada 4 años!
• Una economía social. Social, no. Socialista, que es otro cantar.
• Buen manejo de los recursos naturales. Sí: le será natural darlos a firmas chinas y rusas.
• Gobernar con gente nueva. ¿Barreras, Benedetti, Timo, Piedad, Velasco, Prada…?
• Promete un Congreso que lo enorgullezca. Los congresistas, a sus pies, serán su orgullo.
• Proteger la propiedad privada. ¿Qué? ¡Si nos privará de la propiedad!
• Unas Fuerzas Armadas del pueblo. Nanay: irán contra el pueblo. Como en Cuba.
• Libertades democráticas. No se engañe: le harían muy difícil gobernar.
• Libertad de los medios de expresión. Correcto: libertad solo para aplaudirlo.
• Viviendas dignas para todos. ¿Serán como su mansión en Bogotá?
“Que veinte años no es nada”, dice el tango. Que treinta promesas, tampoco, dice el pueblo. ¡Pero qué daño el que pueden hacer si no se cumplen! Lo que pasaría con el Putin criollo.
INFLEXIÓN. Movido por alguna de sus discusiones, Galileo fue claro al afirmar: “Prefiero ser el último a la hora de proponer cualquier idea verdadera, antes que marchar adelante de los demás y tener que retractarme luego de cuanto hubiera afirmado sin la debida reflexión”. Palabras que no hará suyas el de las siete palabras.