Edubar Arango

Director del Periódico La Gaceta y de la Agencia Imperio Publicidad y Comunicaciones.
Experto en Marketing, imagen Política y corporativa y Relacionista Público.

Petro y la “Venezuelización” de Colombia

Para que una democracia funcione de forma correcta, los ciudadanos deben tener claro quiénes son y qué hacen sus políticos. De no ser así́, es muy difícil que estos ejerzan un control apropiado a sus representantes, y que estos, a su vez, rindan cuentas de manera adecuada. El conocimiento de la política es, por tanto, un factor decisivo para que una democracia sea eficaz.

Maduro es una muestra fehaciente del control que es imprescindible tener con los gobernantes. Yo juraría que cuando Chávez lo proclamó Presidente, entregándole las banderas de la fuerza política más poderosa de la vecina nación: El Chavismo, ni por su cabeza pasó el mierdero en que este busetero Norte Santandereano le iba a terminar convirtiendo a su país, otrora con una de las economías más sólidas de Suramérica por encima de Brasil, gracias a sus ricas reservas petroleras, que lo hacían súper atractivo para entablar negocios multimillonarios con rusos, árabes y norcoreanos.

El tema de Venezuela vuelve a coger vigencia, tras la llegada a la Presidencia de Colombia de Gustavo Petro. Luego de algunos anuncios que ha hecho el recién electo líder de la izquierda en campaña y tras su triunfo, algunos sectores económicos no esconden su temor por las posibles decisiones que este, llegue a tomar ahora ya sentado en la Casa de Nariño.

En declaraciones durante la campaña, Petro explicó que la mayor carga impositiva recaería “sobre las 4.000 más grandes fortunas de Colombia", una cifra que según Ricardo Bonilla, su asesor, salió de una misión canadiense de expertos que analizó el tema y concluyó que ese número de personas no estaba pagando lo que les correspondía según los ingresos.

Bonilla, explicaba hace poco en un medio de comunicación, que hoy las personas naturales de medianos y altos ingresos, no los tienen completamente identificados, muchos están subsumidos en gastos de las empresas y no tienen identificados totalmente sus activos, por lo que debe haber un trabajo de "depuración". Una vez que se haga el número, podría aumentar a unos 40.000, que son el 1% de los declarantes de renta que son cuatro millones. Traducido en números, el asesor habla de apuntar a quienes tienen ingresos de más de 200 millones de pesos anuales (en el entorno de los US$ 50.000).

Otra propuesta de Petro es colocar a Colombia en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE al mismo nivel de economías latinoamericanas como México, Brasil, Argentina y Chile, aumentando unos 5,5% del PIB en la recaudación de impuestos. El promedio de estos países era de ingresos tributarios que representaban un 33,5% del PIB, mientras que en Colombia el porcentaje ascendía al 18,7%.

Pero si hay algo que les quita el sueño a los empresarios del país, es la idea de Petro de generar riqueza en Colombia, siguiendo el modelo surcoreano basado en la industrialización del agro y el conocimiento, a través de una metodología financiera basada en la producción y no en la extracción de materia prima, como lo ha venido haciendo Colombia en los últimos años.

La verdad es que Colombia nunca ha logrado que los impuestos sirvan para reducir la desigualdad entre las personas, aumentar la productividad de la economía y, por consiguiente, generar mayor bienestar. Por el contrario, la carga impositiva es algo de lo que todo el mundo huye.

Es bien sabido que, en Latinoamérica, incluida Colombia, hay una enorme desigualdad antes y después de impuestos, sin contar con que el indicador de productividad siempre resulta tan bajo, que los salarios no suben, pese a ser números tan pequeños, que son más impulsores de la pobreza que de un mejor vivir.

Y aunque resultó falsa la imagen publicada en la cuenta de Twitter de la parlamentaria Patricia Chirinos, tercera vicepresidenta del Congreso de la República, donde se le atribuye a Petro, la afirmación de que “La riqueza es de quien la necesita, no de quien la crea”. Esta Fake News, produjo pánico entre muchos colombianos.

El fantasma de que Colombia tras la llegada de un Presidente de izquierda al poder, se convierta en “Otra Venezuela” bajo el cacareado “Castro chavismo”, más cuando Petro cada día gana más adeptos al oficialismo y pierde sectores de oposición, es inevitable.

Pero cambiar el modelo económico del país vía Congreso es muy difícil, ya que este está definido en la Constitución política de Colombia, con normas como el derecho a la propiedad, a la libre empresa y al trabajo, en el que no cabe la restricción a la libertad de propiedad de empresas, terrenos o apartamentos.

Además, por ese flujo de divisas inagotable en Venezuela, muchas capas de la población se acostumbraron a que el Gobierno no solo tenga un rol muy importante en la economía, sino que dé cosas gratis o casi gratis, beneficios, asistencialismo de muy alto nivel, a recibir sin pedir nada a cambio. Lo que no ha ocurrido en Colombia, aquí hay una cultura muy conservadora, de muy “yo quiero trabajar mi tierra, yo quiero salir adelante”, la gente no piensa en que le van a regalar, a diferencia de “¿qué me va a dar el gobierno esta vez?”. Así que “Venezuelizar” a Colombia es poco probable.

En las dinámicas políticas hay que tener siempre presente el problema de la legitimidad social, en este caso Petro sabe que no le favorecería para nada todas esas reformas que los críticos dicen que haría. Hay variables que preocupan por igual a los analistas a largo plazo, y que son caldo de cultivo para el populismo como la desigualdad, la exclusión, la inequidad y la discriminación que existe en el país.

En Colombia hay un tema de inequidad tremenda, de discriminación social bastante más serio incluso que en Venezuela, además de exclusión y falta de representatividad de mucha parte de la población. En el corto plazo el Castro chavismo, que no me parece que sea un mito, no es real, pero si preocupa la situación social descrita.

La pandemia terminó con cualquier esfuerzo por luchar contra la pobreza en el país, al menos en una década. Lo cierto es que con Petro, lo único seguro es que, en campaña, él prometió realizar cambios profundos en la economía que aún la ciudadanía a ciencia cierta desconoce.

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