Las campañas de gobernadores y alcaldes, las de octubre, por primera vez y de manera inédita, estarán enlazadas, mediadas por los temas nacionales, conectadas para bien o para mal con la agenda del gobierno nacional. O sea, con el petrismo. En este sentido, los temas nacionales harán parte de las campañas locales.
Habrá, en mi hipótesis, una especie de elección plebiscitaria alrededor del petrismo.
Los resultados de octubre pueden enviar un contundente mensaje político. Algo así como lo que ocurrió con Boric cuando, el año pasado, perdió abrumadoramente el plebiscito chileno y de esta forma el electorado le mandó al presidente, al mercado, a los inversionistas y al sistema un aviso, de qué, cambio sí pero no así o dicho de otra manera, cambios sin poner en riesgo los logros presentes, cambios con estabilidad.
El Petrismo va a enarbolar las reformas de salud, laboral, pensional, la política y la de justica. Harán parte del discurso de los candidatos del petrismo en el territorio a parte de los propios asuntos locales. El problema de todas ellas es que ninguna, hasta ahora, está consensuada, sus caminos son culebreros y más que unidad pueden generar, polarización y desencuentros.
La reforma a la salud hace parte de la conversación diaria en el país y los territorios serán piezas claves en ella; la de justicia también, con la salida de presos de las cárceles y la percepción de inseguridad en las ciudades; la inflación, en particular la de la canasta alimentaria, está produciendo hambre en los barrios populares, la economía esta frenada y hay una sensación de que el país se está saliendo de madre porque todo el mundo hace lo que se le viene en gana -con el agravante que los paros, los bloqueos, las extorsiones se hacen y se sufren en los territorios- y se está gestando un clima de desazón y desesperanza con un mensaje que viene haciendo camino, que falta orden y control.
Ello es tan así que esta semana los gobernadores colocaron en sus cuentas de Twitter el escudo de Colombia, con el emblema de “Libertad y Orden” y crearon tendencia nacional en un mensaje al petrismo sobre el descontrol del orden público en los territorios. El de Elsa Noguera, gobernadora del Atlántico, tuvo más de 1 millón doscientas mil vistas.
Antes, las campañas de las territoriales se deslindaban de los asuntos nacionales, del gobierno central, pero esta vez, creo que no será así. A nivel de las ciudades capitales de departamentos, el voto se puede aglutinar en torno a un sentimiento anti-petrista y no-petrista y el que logre canalizarlo puede ganar la elección, pero para ello también debe mezclar algunos asuntos locales y conquistar el voto de los desencantados de Petro. El voto lo moverá el sentimiento plebiscitario.
Al petrismo hay que recordarle que cuando el hambre entra por la puerta, el amor se va por la ventana y los votos también.