En Colombia, así como en otras latitudes, sectores importantes de la sociedad se la juegan a ciegas por políticos cuyos mensajes se encuentran cargados de odio y mentiras o, en el mejor de los casos, llenos desinformación e inexactitudes. Esto me generó la inquietud y necesidad de encontrarle una explicación.
Basta observar lo que pasa minuto a minuto con quienes interactúan en Twitter -entre otras redes y escenarios- para corroborar esta triste realidad. Allí, se advierten mensajes ponderados, informativos y sustentados con el rigor y conocimiento debidos, y, otros, superfluos, cargados de odio y mentiras, desinformadores y distantes de todo rigor y sustento. Lo llamativo, es que estos últimos son mayormente recibidos (atraen más seguidores), reproducidos (retuiteados) y apreciados (mayores “me gusta”) que los primeros.
Indagando al respecto, encontré que este absurdo comportamiento halla explicación científica en el poder de las emociones. “Las emociones sirven como recurso para influenciar a un grupo o, incluso, a toda la sociedad; pero estos sentimientos colectivos contagiosos no siempre son útiles. En el siglo XXI, también sirven para formar opinión, por ejemplo, en campañas electorales” (DW Documental - oct/2022).
El especialista en “mecanismo de influencia”, Romain Bouvet de Toulouse Business School, dice que “las elecciones y el decidirse por un candidato es algo puramente emocional. Claro que también votamos según criterios e ideas, pero nunca porque hayamos analizado un programa electoral completo. Las personas no son tan racionales, somos seres bastante irracionales. El que además aprovecha los puntos débiles del cerebro, quién domina mejor la psicología, gana. Así de simple.”
El profesor de psicología y ciencias neurales, Jay Vam Bavel de New York University, afirma que el miedo, el asco, el desprecio y las amenazas son emociones fuertes que usan los extremistas para ganar adeptos a sus ideologías. Los estudios que el profesor y su equipo adelantan, orientados a conocer cómo los procesos fisiológicos del cerebro repercuten en el comportamiento de grupos y sociedades, han corroborado que los mensajes en Twitter, cargados de palabras de contenido emocional, “que pueden desencadenar la excitación emocional en las personas”, se comparten un 20% más y reciben más “me gusta” (Ps. William Brady de New York University).
“Un estudio a gran escala demuestra que las noticias falsas tienen más probabilidades de difusión que las reales. Aparentemente, es porque las noticias falsas apelan a las emociones, han de provocar indignación, ira, tristeza o alegría; ese contenido emocional ayuda a que se difundan” (Jay Vam Bavel de New York University). Estas, se difunden 6 veces más rápido en internet que la información convencional.
Gracias a ello, la percepción de la realidad política, por ejemplo, es altamente influenciable. Tanto así, que aun cuando se pongan en evidencia las pruebas que corroboran que una información o un anuncio es falso, un porcentaje importante de los adeptos a un candidato o a un gobierno sigue creyendo a ciegas en la percepción errada de esa realidad. Es decir, “creen cosas que no coinciden con la realidad”.
Lo anterior, según el profesor Bavel, sucede porque existe una fuerte relación entre las emociones y la actitud política. A partir de esos estudios se ha desarrollado la “teoría del cerebro parcial”. Esta teoría demuestra cómo se forman las identidades y los puntos de vista, y porque la gente cree en la desinformación, las mentiras y la propagada.
La razón para que esto suceda, es que en el cerebro de muchas personas se activan ciertos patrones que suprimen la información que les resulta amenazante a su estatus y sentido de pertenencia, porque les provoca una fuerte emoción negativa. Es decir, el cerebro elimina la información real para seguir creyendo en la que no lo es. La neurociencia social evidencia los intentos de manipulación de los dirigentes. Muchos de ellos lo han logrado y siguen haciéndolo para beneficiarse de campañas de noticias e información falsa ampliamente compartida en internet.
Las redes sociales están llenas de información que revela lo que nos conmueve a nivel emocional y que los recolectores de datos aprovechan para el servicio de quienes procuran la manipulación de las emociones de la población: “Cuanto más revelemos sobre nosotros mismos mejor podrán manipularnos a través de las emociones”.
Lo anterior, aplicado en nuestra realidad, explica, por ejemplo, porque los llamados “petro-videos” no generaron el efecto político que la racionalidad supone o porque se difunden afirmaciones superfluas y agresivas con tanto éxito entre la población, como estas: “Si Colombia usa todas las reservas de carbón, la humanidad muere” (Gustavo Petro); “Que vergüenza que la Senadora … firmara la carta para eliminar el impuesto a las iglesias. Da pena ver cómo se van acomodando a la política tradicional. VERGÜENZA!” (Katherine Miranda); “Se está organizando la casa. -La R. Tributaria dará recursos para iniciar un salto social sin precedentes. -El 31/Dic. Terminan cientos de contratos q Duque dejó amarrados y q nos impiden avanzar. Se deben copar con gente q ame la causa y ayude a impulsarla (Gustavo Bolívar); etc., etc.