Se conoce como camino a las vías o franjas de terreno que se utilizan para permitir el desplazamiento de las personas y, si partimos de su significado literal, nos referimos a algo real y tangible. Sin embargo, al hablar de camino en muchas ocasiones nos referimos a él como un concepto moral o una orientación que debe respetarse para alcanzar un fin.
Confusio, aseguró que “El que conoce todas las respuestas, no ha hecho todas las preguntas”, y esta frase es hoy de vital importancia cuando requerimos respondernos ¿cómo garantizar el futuro de nuestra sociedad?
En la mayor parte de la población mundial se maneja el concepto del “buen camino”, visto como el correcto, el que debe transitar el ser humano ideal; pero cómo saber si lo estamos recorriendo y cuáles son sus principales obstáculos.
Más allá de discusiones filosóficas sobre las preguntas y las respuestas, es hora de que, como ciudadanos, cuestionemos el puerto al que llegaremos si seguimos por el sendero que individualmente hemos elegido.
Mario Benedetti, quien no necesita presentaciones, escribió: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas”. Que buen ejemplo para entender que lo que consideramos fijo y estable, es una realidad cambiante a la que tenemos que hacer frente.
Es urgente que como miembros activos de nuestra sociedad dejemos esa zona de confort a la que nos hemos acostumbrado, en la que la crítica a los demás y el cuestionamiento a los gobernantes, más que válido en muchas ocasiones, disfraza una condición de apatía hacia nuestra verdadera responsabilidad sobre el bienestar común.
Vivimos momentos que requieren de un cambio sustancial de la humanidad y me pregunto cómo, desde mi actitud y convivencia diaria, puedo aportar a construir un mejor mañana para Colombia. Es momento de controvertirnos y sin temor razonar, actuar y cambiar.
Afrontar la coyuntura que atravesamos con distanciamiento social y el cumplimiento de la normatividad expedida no es suficiente para construir un mejor mañana. Es urgente, desde ya, contestar a interrogantes que hemos evitado o simplemente relegado, como se guarda una vieja llave en un cajón.
Estar atentos y ser conscientes acerca de nuestra manera de relacionarnos, con nosotros mismos y con los demás, es el primer paso para un cambio de actitud social. Afrontamos crisis en salud, economía y desigualdad sin precedentes, pero, aunque suene a cliché, de cada uno de nosotros depende el superarlas.
¿Cuánta comida desperdicio?, ¿consumo sin sentido bienes naturales?, ¿soy indiferente ante la desigualdad social y económica?, son algunas de las preguntas que propongo reemplacen a las que a diario nos hacemos y que giran en torno a un individualismo y consumismo sin sentido.
Cada quién debe razonar cuál es su realidad, encontrar aquellos hábitos o costumbres que atentan contra el bien común y actuar de forma inmediata para eliminarlos. Nos proponen muchos caminos, nos han cambiado las preguntas y sólo de nosotros depende responderlas asertivamente con un cambio comportamental.
Colombia necesita de mí, necesita de usted, necesita de todos, y el primer paso con el podemos iniciar el tránsito hacia un país con igualdad de derechos y equidad, es solo uno: hacernos nuevas preguntas desde lo personal y cambiar aquellas actitudes que atentan contra los demás.