Yo siempre he vivido corriendo y ahora tengo tiempo para pensar; para mi familia, para las amigas de verdad, para emprender proyectos inconclusos como un libro sobre mi papá. O esos proyectos que nacen y de inmediato te enamoran; como ese sueño divino de crear un espacio para pensar en esos temas que me apasionan; artes, saberes, oficios en un sitio de sueño, en pleno corazón del corazón del centro de Bogotá.
Hay días que amanezco pesimista y me acuerdo de cosas, de sueños que no he podido realizar: ¡20 años por ejemplo soñando con ver el centro de mi cuidad lleno de viviendas! Todos esos edificios magníficos, republicanos, modernos, llenos de gente con flores en las ventanas, ropa colgada, niños, jóvenes y viejos alrededor de esos espacios públicos recuperados. Y no como ahora, que todas esas inversiones en espacio público se pierden porque no tienen dolientes. Quizás no he sabido “vender” la idea y me invade la frustración.
También recuerdo cosas lindas como ese almuerzo con mi ídolo Zaha Hadid en un sitio de los que me encantan; un restaurante en una antigua estación de bomberos de Londres. Ahí, en medio de lo sabores y la atmósfera propia de un espacio bien recuperado, convencí a Zaha de que participara en un concurso de arquitectura en Bogotá. Ella se presentó y aunque, desafortunadamente, no ganó, la experiencia me permitió estar en contacto permanente con ella y su equipo hasta el momento en que partió. Yo estaba precisamente allí ese día en 10th Bowling Green, un antigua escuela en Londres donde ella tenía su estudio y si mal no recuerdo, aún conservaba la campana del colegio que ella con su ingenio transformó.
Que tiempo para tanta pensadera y descubrir que soy buena cocinera; que el arroz blanco me queda “voladito”; y que a mi hijo Matías le encantan mis preparaciones inventadas o aconsejadas por buenas amigas y el “Sr Google”. Son como pequeños triunfos diarios; ¡como cuando uno finaliza un proyecto de esos que si se concretan y son exitosos! Mientras siga esta pausa seguiremos pensando y día a día realizando esas pequeñas cosas como dice Serrat