El presidente Gustavo Petro se enfrentará oficialmente a la primera y más reveladora prueba de fuego: la elección de contralor. La izquierda colombiana fungiendo como oposición de manera enfática siempre cuestionó la intromisión del ejecutivo en esta elección, señalando a los escogidos como funcionarios de bolsillo del presidente.
Llegó la hora de esa izquierda para demostrar que no hará lo mismo que cuestionaba, absteniéndose de utilizar el poder del ejecutivo para obtener las mayorías que elijan un contralor de bolsillo del gobierno. Roy Barreras, como presidente del Congreso tiene la autoridad para establecer que durante las sesiones que se adelanten relativas a la elección de contralor únicamente sean los congresistas quienes estén en el recinto.
Los hechos que observamos previos al inicio del nuevo gobierno ofrecen desalentadoras esperanzas sobre el cambio anunciado. Cada vez son más quienes advierten que la estrategia jurídica en marcha para recomponer la lista de aspirantes elegibles a contralor encierra en realidad una verdadera estrategia política para incluir a Julio César Cárdenas -al parecer candidato del Pacto Histórico- en el listado de aspirantes elegibles y, cumplido eso, volcar a todo el gobierno para hacer lobby ante el Congreso y lograr su elección como contralor general.
Quiero pensar que los anuncios del Presidente Petro sobre nuevos aires son ciertos y que mantiene su coherencia entre lo que decía siendo líder opositor y lo que hará como líder de gobierno. Espero que en su discurso de posesión haga un enfático anuncio en el sentido que él y sus subalternos no interferirán en la elección de contralor. Dejar que el Congreso de Colombia sea quién adopte sin interferencias la decisión sobre quién dirigirá la Contraloría General de la República, es un gesto indiscutible de cambio y de franco respeto a la independencia democrática del legislativo por parte del gobierno nacional.
Muchos de los miembros del Pacto Histórico, como el senador Gustavo Bolívar, esperan que en el cuatrienio que comienza todas las posiciones -incluidas las de control- sean para sus militantes. Nada más miope, torpe y contradictorio con lo que predicaban. Pareciera no haberse enterado de que en el triunfo presidencial de la izquierda la intervención de políticos y líderes de gobiernos anteriores como Roy Barreras, Luis Fernando Velasco, Alfonso Prada, Armando Benedetti, Juan Fernando Cristo, etc. fue determinante. Tampoco son conscientes de que con 20 senadores y 29 representantes el presidente no tiene gobernabilidad alguna. Incluso, el mismo senador no se ha dado cuenta que su elección como presidente de la Comisión Tercera del Senado es el resultado del cumplimiento de los acuerdos políticos por parte de la coalición de gobierno y no propiamente del reconocimiento y admiración de sus colegas. Una coalición integrada por partidos y personas con las que, paradójicamente, el senador Bolívar dice no comulgar pero a los que les aceptó sin reproche alguno su voto.
La falta de olfato político que denota el senador Gustavo Bolívar y otros miembros de su partido, le sobra al Presidente electo Gustavo Petro. Mientras aquellos siguen sin advertir que solos les esperaba un futuro inerte como partido de gobierno, el líder de la izquierda logró una coalición que ni Álvaro Uribe en su mejor momento tuvo. Incluso, estamos frente al hecho exótico que el Partido Conservador, por encima de su tradicionalidad y lejanía con las ideas de la izquierda, entró a ser partido de gobierno al igual que el Partido Liberal y el Partido de la U.
Si el Presidente Petro cumple con sus promesas y cumple con no hacer lo que él mismo reprochaba como opositor de los gobiernos anteriores y se mantiene al margen de la elección de contralor, dejando que el Congreso actúe con la autonomía debida, seremos testigos del primer hecho de cambio que tanto anuncia el gobierno que comienza. Si ello no llegara a ser así, tendrán razón quienes advierten que este gobierno será “más de lo mismo” pero con un poderoso y peligroso sesgo de autocracia. Los hechos develarán muy pronto el talante del nuevo gobierno y lo que ha de esperarse de él durante este cuatrienio o más.